Burnout Paradise: The Ultimate Box
Hitting the streets again.
Las partidas se desarrollan de la siguiente manera: de forma salteada, todos los participantes tienen que cumplir un objetivo y pasar el mando. Las pruebas pueden estar relacionadas con trucos (acrobacias), velocidad o habilidad al volante. Ninguno suele ser demasiado complicado, la gracia está en batir las marcas de tus amigos. La diversión suele ser directamente proporcional al número de participantes, especialmente cuando saltan eventos como pruebas con puntuación doble y demás.
Sin embargo, sigue sin suplir la carencia de un multijugador a pantalla partida, que hubiera venido que ni pintado al juego, pero que parece realmente complicado en estos momentos (el juego tendría que generar dos mundos completamente abiertos simultáneamente). A muchos este Party Pack les sabrá a poco, y con razón, pues los turnos hacen que se pierda el frenetismo intrínseco a la saga.
Sobre los otros dos, remarcar que Cagney introduce decenas de pruebas y algún modo nuevo online, y que el Bikes Pack va mucho más allá de una simple curiosidad. Si bien es cierto que offline tendremos que conformarnos con pruebas contrarreloj, el modo online es de infarto, con carreras muy ajustadas y a unas velocidades no aptas para gente con tendencia a marearse. Y el manejo es, si cabe, aún más pulido que el de los coches.
Take it to the end of the line
Hablando del multijugador, en esta versión para PC han querido hacer especial hincapié en un online a la altura de lo que este medio es capaz de ofrecer. Un pequeño registro en tu primera partida y ya estarás en disposición de saltar al modo online en cualquier instante gracias al menú Freeburn, que EA ya está trasladando a otros títulos como Skate 2. Asegúrate de tener un ordenador a la altura o te echarán de las partidas para que no ralentices al resto.
El juego ofrece algunas características nuevas que no son lo suficiente importantes como para dedicarles un párrafo a cada una, pero que ayudan significativamente a engrandecer el conjunto. La mayoría de estas vendrán como actualización gratuita el 6 de febrero, y destacan especialmente el ansiado reinicio de carrera o el ajuste de dificultad tanto en los primeros vehículos como en las pruebas de Acrobacia.
Hemos hablado un poco por encima del DLC gratuito, pero ciertamente es un elemento importante. Pocas personas han quedado indiferentes ante la avalancha de contenido que nos ha estado brindando Criterion estos meses, que ha logrado fidelizar a su público a base de proporcionarles aquellos que le demandaban, desde decenas de pruebas nuevas online hasta las motos.
Cuando, tras un año, se preparan las primeras hornadas de descargas de pago, no son pocos los comentarios vertidos en foros y páginas que apoyan unos contenidos que, a primera vista, tienen pinta de merecer mucho la pena, y no ser simples fragmentos de juego reservados para lanzarse a la semana del lanzamiento por una sexta parte de su precio. Es así como una desarrolladora se gana la simpatía del público: pensando en ellos y no sólo en su propio beneficio. Quizás haya sido una campaña de marketing a largo plazo, con vistas a esta reedición y a los packs de pago, pero ojalá todas las campañas de marketing fueran la mitad de buenas.
I wanna go, I wanna know
Si ya tienes el original e Internet, o sencillamente no te interesa el Party Pack, aquí no encontrarás suficientes alicientes. En caso contrario, Burnout Paradise: The Ultimate Box es la excusa perfecta para disfrutar de uno de los mejores juegos de conducción del año pasado, que destaca no sólo por méritos propios, sino por un modelo de negocio que debería ser la hoja de ruta de cualquier compañía que nos pretenda vender humo con el nombre de DLC.
Un título que rebosa adrenalina por los cuatro costados, que posee la simple –aunque difícil de conseguir– virtud de lograr que adores jugar por jugar, y que no te aburras por muchas horas que le dediques. Tan simple en la teoría como efectivo en la práctica, la jugabilidad es el pilar central sobre el que se sustenta gran parte de su peso, dando lugar a un conjunto sólido y cohesionado. Es evidente que no es perfecto, pero eso no va a hacer que nos guste menos.