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Análisis de Call of Duty: Black Ops 6 - Treyarch es una apuesta segura

Seis Black Ops ya, estoy cansado, jefe...

Eurogamer.es - Recomendado sello
Sorprendente, clásico y contundente, Call Of Duty: Black Ops 6 quiere enderezar el rumbo de la saga volviendo a sus raíces.

Confieso que, en no pocas ocasiones, mi cabeza va ensamblando los textos que voy a presentaros conforme voy jugando. Mutatis mutandis, claro está. Como doy por hecho que habréis sabido perdonar que os haya colado uno de mis latinajos favoritos, prosigo hacia adelante apuntando que este Black Ops 6 no ha sido la excepción que confirma la regla: que una sub-saga de Call of Duty - o spin-off, o como más os guste llamarla - vaya por su sexta entrega no hace sino apuntalar aún más una percepción que lleva muchos años asentándose en el inconsciente colectivo de los aficionados al videojuego: la aparición de un nuevo Call Of Duty antes era un evento, ahora es, simple y llanamente, mera rutina.

Lo que no quita que, de cuando en cuando, nos sorprendan.

Que sea para bien o para mal ya dependerá del título. Ahí está, de hecho, Modern Warfare III - el de la saga reboot, no el original - para demostrar que cumplir a rajatabla con una estricta periodicidad anual puede derivar en lanzamientos de calidad discutible. Ahora bien, es también ese mismo ritmo inquebrantable de lanzamientos el que puede corregir, con cierta rapidez, el rumbo de una franquicia cuando esta se enfrenta a las consecuencias de, pongamos, un soberano tropiezo. Así pues: ¿es Black Ops 6 una sorpresa para bien o para mal?

Desarrollado por sólo dios sabe cuántos estudios, es importante señalar que la voz cantante en estos menesteres la llevan Treyarch y Raven Software. Para los conocedores de la saga, los primeros necesitan poca presentación: en pocos años pasaron de desarrollar títulos que cubrieran los años de desarrollo de Infinity Ward a ser, por derecho propio, un estudio de primeras espadas. El segundo es un estudio con más de treinta años de carrera a sus espaldas que han sido partícipes del apogeo, asentamiento y adopción por el público general de los FPS. Y si a la veteranía contrastada de estos estudios - junto a la de otros como Beenox, Sledgehammer o High Noon - le sumamos el músculo visual del Infinity Ward Engine, es normal que el World Tour de las operaciones encubiertas que es Black Ops 6 cuente con unos valores de producción de primer orden. Ya no es sólo que técnicamente raye a gran altura - algo habitual en la saga, por otra parte - sino que, además, su dirección artística es imponente, elevando el conjunto muy por encima de lo que se espera en un FPS de estas características.

Claro que, si entramos en el meollo de la campaña, bien podríamos decir que Black Ops 6 tampoco es que sea un Call of Duty al uso. Si bien la premisa con la que abre fuego es, permitidme, de lo más Tomclancynesca - una misteriosa facción llamada “El Panteón” se ha infiltrado en la C.I.A. con perversas intenciones y sólo nuestro repudiado equipo de operativos parece estar al tanto de su existencia y, por tanto, ser capaz de detenerla -, el desarrollo de la misma parece empeñado en subvertir nuestras expectativas de forma constante. Secuencias oníricas, golpes al más puro Ocean’s Eleven e incluso algunos sustos que parecen sacados de, atención, el primer Condemned aparecen espolvoreados por un desarrollo que, cómo no, incluye persecuciones espectaculares, infiltraciones y no pocas ensaladas de tiros para conformar un desarrollo variado que, al mismo tiempo, sirve de antesala para los modos multijugador.

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Tanto es así, de hecho, que en los momentos que hacen las veces de interludios entre misiones podremos invertir nuestros dólares en ampliar las instalaciones de nuestro piso franco - o más bien castillo, porque es gigantesco - y adquirir múltiples mejoras que no dejan de ser las habituales de los clásicos modos de pegarnos tiros online. Pero claro, esos dólares no se obtienen sólos y para ello tendremos que investigar a fondo unos niveles que, y aquí está el problema, en no pocas ocasiones no están pensados para ello. Si bien el desarrollo de los niveles más libres no sufre cuando nos desviamos para recaudar fondos - que son, además, los más divertidos y que nos permiten mayor experimentación con las mecánicas de juego -, lo cierto es que el ritmo de los escenarios de desarrollo más lineal no está pensado para que nos detengamos a mirar en cada esquina. Y es una pena, porque si a ese sistema de mejoras invirtiendo dólares - que bien podría entenderse que hacen las veces de XP - le juntamos las conversaciones que tenemos con nuestros compañeros y los niveles que nos sueltan de la mano, se puede afirmar con certeza que Black Ops 6 da, aunque con mucha timidez, pasos en una interesante dirección jugable a sabiendas de que otros muchos sistemas tienen una solidez más que contrastada.

Lo cual, claro está, nos conduce a, como suelo decir con asiduidad, la otra pata que sostiene a un Call of Duty: el Multijugador. Sin tener del todo claro si su espartana deriva se debe a la debacle de Modern Warfare III o a un sincero deseo de la dupla de Treyarch y Raven por volver a sus raíces, lo cierto es que Black Ops 6 se deja de experimentos y zarandajas varias para ofrecer unos modos multijugador de lo más clásico. Pese a que hay un par de propuestas originales (Infectado y Tiroteo), la experiencia multijugador redobla su apuesta por modos de sobra conocidos para los combatientes más veteranos: Dominio, Punto Caliente, Buscar y Destruir - el horror - o Cuartel General se dan cita en listas que cuentan con mapas de dimensiones reducidas y un aforo más reducido aún.

Así, Black Ops 6 deja atrás los intentos de sumergir el multijugador en terrenos más propios de Battlefield y, entendiendo que los mapeados gigantescos, la superpoblación y los vehículos son propios de Warzone, se centra en ofrecer lo que mejor sabe hacer: tiroteos adrenalínicos que se resuelven en décimas de segundo. Y como es habitual en la saga, lo consigue; armas eficaces y contundentes, mapas repletos de posibilidades y un movimiento bien resuelto se unen a una progresión que se aleja de complicaciones e intrusiones innecesarias para ofrecer un entorno que invita a buscar nuevas partidas constantemente. Y, por si fuera poco, los zombies clásicos están de vuelta: oleada tras oleada de no muertos sobre los que descargar munición estándar de la OTAN mientras exploramos nuevas zonas de dos amplios mapeados, probamos suerte a ver si nos cae un armatoste de dudoso origen - o una pistola que no vale ni para pisar papeles - o mejoramos nuestra pobre equipación.

En última instancia, Call Of Duty: Black Ops 6 es tan espectacular en ciertos tramos de su campaña como regreso a sus orígenes en el multijugador. No en vano, Marshall - uno de los protagonistas de esta entrega - nos recibe en el menú inicial adoptando la misma postura que aparecía en la portada del Black Ops original. Hay cambio de guardia, sí, pero se mantiene la intención de ofrecer una campaña emocionante, llena de acción hollywoodiense y momentos intensos que, además, ofrezcan un digno entrenamiento para el modo multijugador. Un modo que, de forma inteligente, se deshace de complicaciones innecesarias y sabe establecer una inequívoca distinción entre sus vertiginosos tiroteos, la aniquilación de zombies y la tensión de Warzone. Y aunque está lejos, muy lejos, de ser un título arriesgado - especialmente en lo relativo a su narrativa - las escasas pinceladas de creatividad que deja aquí y allá se unen a un poderoso multijugador para situarle con varios cuerpos de ventaja sobre sus compañeros de saga.

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