Call of Juarez: Bound in Blood
Dos hombres y un destino.
Dentro de poco llegará la segunda parte de Call of Juarez, que lleva de subtítulo Bound in Blood. Nos ha llegado una versión de preview a la redacción y, tras jugarlo varias horas, os contamos qué nos ha parecido.
Cuando era un niño me sorprendía y me intrigaba saber por qué a mi padre —y a los padres de mis amigos en general— le gustaba algo que yo veía tan aburrido y pesado: las películas del oeste, las bélicas y el Tour de Francia.
Aunque el Tour todavía no me entra, lo otro sí. Con los años uno aprende a disfrutar de los buenos filmes bélicos y de los westerns. Es una extraña propiedad del ser humano, especialmente del género masculino, pero es un hecho. Cuando pillo una peli del oeste por la tele, la dejo.
A todos los que amamos el género de los sombreros, de las gabardinas, de los caballos, de los saloons, del escupir tabaco, del desenfundar rápido y, sobre todo, los tipos duros, nos falta algo. En videojuegos el Oeste se ha explorado poquísimo. Red Dead Revolver y Call of Juárez han sido los dos únicos representantes a la altura del género en los últimos años.
Esta segunda parte de Call of Juarez, desarrollada por los polacos de Techland —que quizás os suenen por su shooter Chrome o por sus dos juegos de rally, Xpand Rally y Xpand Rally Xtreme— se nos presenta como una precuela del primer episodio, que salió en 2006. Será un juego de acción en primera persona muy arcade y que, por si no ha quedado claro, está ambientado en el Oeste americano.
Los protagonistas indiscutibles serán los hermanos Ray y Thomas McCall, y sobre esta premisa girará todo el juego. Ray es el mayor; tiene una cara ajada y la violencia a flor de piel. Su fuerza y empuje le permite abrir puertas, mover objetos pesados, ir con dos pistolas a la vez y lanzar dinamita. Thomas, en cambio, es más estilizado y un ligón nato. Lo suyo es el lazo, lanzar cuchillos, el arco o ir con sólo una pistola.
Antes de cada episodio se nos preguntará con quién queremos jugar. La decisión no es baladí, ya que dependiendo de si elegimos uno u otro tendremos acceso a distintas zonas del escenario o tendremos que desarrollar ciertas acciones que sólo podremos hacer nosotros. En este sentido nos ha encantado que antes de cada episodio nos vuelvan a preguntar si queremos cambiar de personaje, de tal forma que no tendremos que pasarnos el juego con uno para luego intentar pasárnoslo con el otro. Está claro que esta dualidad protagonista añadirá muchísima rejugabilidad a Bound in Blood, por no hablar de lo bien que nos lo pasaremos con nuestros amigotes en el modo cooperativo.
La historia comienza en la Guerra Civil americana y ambos hermanos están en el bando Confederado (que son los esclavistas, los “chungos”, para que nos entendamos). Ahí tendremos que hacer lo que se suele ver en las películas: volar puentes, cubrirnos en trincheras y disparar cañones. Y aunque esto se les da muy bien a nuestros protagonistas, una discusión con un oficial les obliga a desertar y a ir en busca de su familia, que corre peligro.
A partir de ese punto la trama da un giro y los McCall se convertirán en fugitivos. Acompañados por su hermano menor, que es sacerdote, tendrán que enfrentarse a mil y una situaciones de esas que hemos visto y disfrutado tantas veces en el cine o en la tele.
El juego tendrá partes en las que iremos a caballo, otras en las que nos serviremos de lazo… ¡y duelos! Que además tendrán una mecánica especial en la que tendremos que dedicar concentración máxima y rapidez sobrehumana. También los escenarios serán variadísimos; desde la guerra pasando por pueblos, desierto o, nos cuentan —porque no está en nuestra versión— ruinas aztecas. La mayoría de las fases se enmarcarán dentro de la acción principal y del argumento prioritario, aunque también habrá misiones secundarias en las que podremos ganar dinero y para comprar nuevas armas. Estas misiones secundarias "abren" el mundo de Call of Juarez y le añaden unos toques sandbox que no sabemos bien si acabaran por funcionar. Esperemos que sí, porque parece que su importancia será muy menor y no hará ni falta que las hagamos.
En cuanto al arsenal de pistolas y rifles que acabo de comentar, parecen sacados directamente de la época de los vaqueros, son de esos que hacen ruido cuando los cargas. Y aunque la mayoría tienen una cadencia de disparo desesperantemente lenta, algunas de las habilidades especiales de nuestros personajes podrán hacernos olvidar lo rudimentario de los mecanismos. Cuando matamos a varios enemigos se nos carga una barra que nos da un “poder”. Ray puede fijar a cámara lenta sus objetivos y Thomas puede disparar con ese estilo ra-ta-ta-ta poniendo la mano encima del percutor y dándole al gatillo a cien por hora. La detección de impactos parece que será más que correcta y, en general, todos los combates pintan dinámicos y entretenidos.
Call of Juarez: Bound in Blood pinta como un shooter notable, que no destaca especialmente en gráficos, animaciones o jugabilidad pero sí que promete darnos una historia dinámica que no nos aburrirá ni un instante. Si se mejora la IA que hemos visto y se acaban de pulir varios detalles que no nos han convencido estaremos ante uno de esos juegos ideales para pasar esas tardes de verano —sale el 3 de julio para PC, PS3 y Xbox 360— en las que nuestro padre está viendo el Tour.