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Castlevania: Lords of Shadow

Tradición y modernidad se dan la mano.

No es la primera vez que lo digo ni tampoco será la última, pero lo cierto es que el tan admirado Castlevania: Symphony of the Night siempre me ha dejado bastante indiferente. No digo que sea un mal juego, para nada, lo que pasa es que yo siempre he sido más de los Castlevania clásicos, sobre todo de los que aparecieron para las plataformas de 16 bits. Eran títulos mucho más arcade, donde avanzábamos sin cesar por escenarios con una gran atmósfera que luego no volveríamos a pisar; juegos que a pesar de no contar con una historia tan elaborada también eran mucho más directos.

Ahora, después de dedicarle un par de horas al nuevo Castlevania: Lords of Shadow estoy realmente emocionado porque creo que lo que lo que nos ha preparado Mercury Steam va en esa dirección. Un Castlevania menos hikikomori y más de macarrilla de salón.

Lo primero que me ha llamado la atención es que a diferencia de las últimas iteraciones de la saga –las buenas, y estoy pensando principalmente en las de Nintendo DS– no empezamos directamente llamando a las puertas del castillo de Dracula, sino que antes hemos de llegar a él. En efecto, ¡como en los Castlevania más clásicos! Y sí, quizás peco de nostálgico pero es que ha sido ver los mapas que marcan nuestra trayectoria hasta el fatídico encuentro con la fortaleza del vampiro y al momento han venido a mí los recuerdos de aquellas partidas de tiempos pasados. Aunque tampoco me hagáis mucho caso, la diferencia entre este Castlevania y los antiguos es abismal. Mirad sino estas imágenes.

Visualmente el trabajo realizado por el estudio de San Sebastián de los Reyes raya a un gran nivel, algo que se nota especialmente durante los primeros tramos del juego, cuando en el ficticio año 1047 acompañamos al misterioso Gabriel hacia una misión de la que al principio tenemos muy pocos detalles. Los iremos descubriendo a lo largo de las numerosas escenas cinemáticas del juego, la mayoría de las cuales están realizadas con el propio motor del juego.

Los gráficos son coloristas, detallados y pomposos, algo con lo que se consigue subrayar la ambientación de fantasía característica de cada uno de los niveles. Dado que las misiones se estructuran por capítulos y cada uno de ellos en varias pantallas independientes, las diferencias en la ambientación entre una y otra son más que evidentes. Por ejemplo, podemos iniciar una sesión de juego recorriendo en una frondosa y paradisíaca selva y encontrarnos a los pocos minutos en medio de un vendaval ártico. El hecho de que la progresión por la aventura se estructure en clásicas fases recupera el estilo de aquellos antiguos Castlevania de los que hacía mención.

El tráiler exhibido en el pasado E3.

Y si los escenarios están logrados lo mismo podemos decir de los personajes y las criaturas de terror que pueblan este mundo de naturaleza segmentada. Los protagonistas muestran un modelado rico en detalles y unas expresiones faciales bien conseguidas. Pero es en las criaturas más fantasiosas donde despunta la gran imaginación de Mercury Steam, algo que ya pudimos descubrir con Scrapland y Jericho. No les falta imaginación para plasmar todo tipo de criaturas, y de la misma manera que dicen que el diablo está en los detalles, podríamos decir que el diablo está en Lords of Shadow ya que es uno de esos juegos donde uno no para de descubrir pequeños elementos que le hacen sorprenderse, algo que delata los tres años de duro trabajo que hay detrás de este título.