Child of Eden
¿El juego más hardcore de Kinect?
Los controles son deliciosos: juguetones y elegantes. Hay tres tipos de ataques diferentes, desde un sistema de "pinta y libera" que será familiar para aquellos que hayan jugado a Rez (liberas agitándote), un modo de juego rápido que dispara constantemente aguijones a cualquiera que está bajo el cursor, y una especie de bomba que se activa levantando ambas manos en posición de victoria, y a la que los desarrolladores han decidido llamar, naturalmente, la Bomba Feliz. La retícula se mueve suavemente, tiene un cierto peso que se agradece, y cambias tu estilo de ataque (esto es una genialidad) dando palmas.
La pantalla se fragmenta en cubos durante las transiciones, en un momento dado el jefe-bola de discoteca se convierte en cajas verdes brillantes, y en último término los extraños pitidos, golpes de batería y trazos de sonido similares a los de Lumines forman una canción de la propia banda de Mizuguchi, Genji Rockets, el mismo equipo responsable , creo, de toda la banda sonora del juego.
Sumergiéndonos en algunos de los otros archivos –todos a medio terminar– se revela un juego que no es parco en imaginación y en belleza. Nos movemos rápidamente por la ladera de una montaña cubierta por lo que parecen cristalinos abetos en un mundo helado de verdes oscuros y azules oceánicos, y que en un momento dotamos de vida disparando a flores gigantes que se abren en tonos rojos y rosas.
Más allá aparece Evolución, que comienza con un lento asalto en picado a un nido de neuronas, unidas por hebras moleculares y hojas torcidas que lentamente empiezan a formar escaleras retorcidas de ADN. Los virus del enemigo evolucionan conforme flotas a través del nivel; las amebas dan lugar a medusas de neón que pueden ser abatidas con fuego rápido, antes de que abultados grupos de células nerviosas lleguen para moverse inquietamente y rebotar a su alrededor como brillantes sacos de boxeo. Falanges de manta raya avanzan hacia nosotros, marchitándose bajo el fuego de Mizuguchi, hasta que finalmente, como si el juego no fuese suficientemente una especie de un sueño diurno new-age, una enorme y espectral ballena, con su blanca piel traslúcida cubierta en pequeñas joyas infectadas, aparece ante nosotros, lista para una limpieza musical con nuestro cursor. Está claro, llegados a este punto, que es difícil describir lo que va pasar durante Child of Eden sin parecer un presumido poeta amateur de 15 años cuya existencia se basa en una dieta de té verde, psicotrópicos caseros y audiobooks de Rimbaud.
Aún así, observar el juego, y verlo desplegándose en la pantalla, es encantador y acogedor en lugar de elitista y pretencioso. Mizuguchi menciona varias veces durante la demo que para él era importante hacer que los jugadores sonrieran y se sintieran positivos, que es por lo que "purificas" a los virus cuando los disparas en lugar de simplemente destruirlos.
No puedo sino sospechar que va a conseguirlo. Si amas Rez, esto te va a hacer muy feliz. Si eres Microsoft y buscas al menos a un hardcore para tu nuevo periférico, vas a entrar en éxtasis. ¿Y si eres cualquier otro? Sencillamente no tienes ni idea de lo que te espera.
Child of Eden saldrá para PS3 y Xbox 360 en el primer cuarto de 2011.
Traducción de Jaime San Simón.