The Chronicles of Riddick: Assault on Dark Athena
De vuelta a la oscuridad.
Pitch Black, una pequeña cinta de ciencia ficción con un presupuesto bastante limitado, fue un éxito inesperado que empezó a cimentar la carrera de Vin Diesel como estrella de Hollywood, alzándose al poco tiempo como un título de culto. Poco después se estrenó una segunda entrega (The Chronicles of Riddick), rodada con muchísimos más medios pero que supuso un batacazo en taquilla. Sin embargo a esa desastrosa secuela le debemos la llegada de Escape from Butcher Bay, uno de los mejores FPS de la década.
Ahora, cinco años más tarde, nos llega de la mano de Atari The Chronicle of Riddick: Assault on Dark Athena, un paquete en el que se recogen el juego original y lo que debía ser su secuela, actualizados con un nuevo motor para estar a la altura de las consolas de nueva generación y con un modo multijugador de regalo. Veamos si la espera ha merecido la pena...
Escape from Butcher Bay
El primero de los tres elementos que componen el título de Atari es Escape from Butcher Bay, remake del juego publicado en 2004 por Starbreeze. Se trata de uno de los mejores juegos de acción en primera persona de la anterior generación, y es justo reconocer que ha envejecido francamente bien. Su influencia sobre títulos modernos es ineludible: fue uno de los primeros FPS en aplicar coherentemente la lucha cuerpo a cuerpo (algo de lo que Condemned tomó buena nota) y su inteligente uso del videojuego como vehículo para la narrativa queda patente en obras posteriores como Bioshock.
Pero lo que realmente hace grande a Butcher Bay es su atmósfera. Ambientado en tres recintos penitenciarios diferentes, Starbreeze realizó un excelente trabajo que nos consigue transmitir la opresión inherente a la vida carcelaria. Pequeños detalles, como un HUD prácticamente inexistente (a duras penas hay un indicador de vida y un pequeño puntero, aparte de etiquetas con los nombres de los personajes) no hacen sino acrecentar esa sensación de agobio y de lucha por la supervivencia en un ambiente hostil.
Butcher Bay, además, hace de su premisa (ejercer como precuela de Pitch Black, y explicarnos, por ejemplo, el origen de los ojos de Riddick) un factor clave para la jugabilidad. La dualidad luz-oscuridad está presente durante todo el juego, y deberemos aprovecharla de forma inteligente si queremos sobrevivir a la fuga de la prisión. Su planteamiento es más cercano al de Thief (una de las joyas que nos regaló Warren Spector durante su periplo en Looking Glass) que al de Metal Gear Solid: el sigilo es básico, pero se basa más en acechar desde las sombras para asestar el golpe definitivo en el momento adecuado que no en camuflarnos para pasar desapercibidos.
En general durante toda su extensión queda patente el enorme mimo con el que Starbreeze hilvanó el juego. A pesar de que la acción tiene un papel esencial, sus creadores no dejaron pasar la oportunidad de añadir ciertos toques de investigación y aventura, que no hacen sino mejorar el conjunto global. El juego, además, incluye pequeños detalles para alargar su vida, como la presencia de cajetillas de tabaco desperdigadas por el escenario, que desbloquean una ingente cantidad de extras.
Técnicamente el juego se mantiene bastante bien a pesar de tener cinco años a sus espaldas, pero desde luego no está a la altura de los títulos actuales más importantes. Sí, se ha mejorado el modelado de los personajes, la iluminación y todo pasa a ser panorámico y en alta resolución, pero sería necio pensar que Butcher Bay estaría al nivel de un Killzone 2 o un Gears of War. El apartado sonoro sí que consigue estar a la altura de los estándares actuales, con sonido envolvente, el magnífico doblaje de actores como Vin Diesel o Ron Perlman, y música que ambienta el juego a la perfección.