Colin McRae: DiRT 2
Una puesta a punto para el rey del Rally.
Es inevitable la expectación que está levantando esta nueva entrega de la saga Colin McRae viendo el brillante historial que lleva a sus espaldas. Desde sus inicios en los 32 bits de Sony, Colin McRae siempre ha cumplido proporcionándonos un realismo y una jugabilidad brutal, gracias en parte a su ajustado control. Entrega tras entrega, Colin McRae ha conseguido hacerse un hueco dentro los imprescindibles en el género. Dirt 2 viene cargado con numerosos modos de juego, siendo la estrella del disco la modalidad World Tour, donde deberemos ir desbloqueando nuevos circuitos y vehículos mediante la experiencia adquirida en los diferentes eventos, que irán desde carreras en circuito cerrado, pasando por emocionantes contrarrelojes y hasta incluso raids, donde tendremos la libertad de seguir al pelotón o bien probar suerte por diferentes caminos. También incluye modalidad de juego online, aunque no podremos hincarle el diente hasta la fecha de análisis.
Dentro del repertorio de pilotos encontraremos estrellas de la talla de Ken Block, Travis Pastrana y hasta el mismísimo Dave Mirra, que se ha pasado de las dos a las cuatro ruedas para la ocasión. Visualmente Dirt 2 recuerda mucho a GRID, tanto en carrera como en la factura de los menús, todos ellos realizados con el motor del juego y con posibilidades de interacción hasta en las pantallas de carga, lo cual es de agradecer. Si que es cierto que quizás se echa de menos algo de dinamismo entre pantalla y pantalla, aunque en cualquier caso es totalmente justificable por el aspecto que remoza cada una de ellas. Naturalmente, una vez empecemos a trastear entre los menus y las opciones de configuración de vehículo, rápidamente comprenderemos el funcionamiento del interfaz.
Dirt 2 trae unos cuarenta vehículos licenciados, entre WRC, buggies y trophy trucks —lo utilizados en eventos como Dakar— que harán las delicias de la parroquia. Destacar el impecable manejo de todos los coches, trasmitiendo una sensación de peso y agarre siempre acorde a las especificaciones del mismo. Vamos, una gozada. En carrera, se ha plasmado el comportamiento de los rivales con una solvente inteligencia artificial que no nos pondrá las cosas fáciles, eso sí, sin llegar a ser tan cafre como en Forza Motorsport. Hasta en las contrarrelojes deberemos estar al tanto de los demás, siendo posible encontrarnos por el camino a otros rivales que se han dado una nata así como ser alcanzados si vamos demasiado despacio. Y creerme, no os gustará encontraros en un camino de cabras con otro coche dispuesto a lo que sea por apartaros del medio. Avisados quedáis.
Una de las cosas que más me impresionó fue la posibilidad de —literalmente— rebobinar la carrera, hasta un total de cinco ocasiones. Los más puristas coincidirán en que la emoción del rally es precisamente la concentración que debemos mantener en cada uno de los tramos para ejecutar cada una de las maniobras con precisión atómica, aunque siendo prácticos y estando limitado a un número concreto de usos, no convertirá al más torpe en ganador así como así. El método es sencillo; tras hacer la más grande de las trastadas, podremos entrar en el modo Instant Replay el cual nos mostrará los últimos segundos antes de la catástrofe, pudiendo decidir cuándo retomamos el mando con el fin de corregir en la medida de lo posible nuestra velocidad y trayectoria. Lo dicho, por muy purista que me considere, es brillante.
Gráficamente, Dirt 2 es una delicia y va en la línea de las más recientes creaciones de Codemasters. Tanto los escenarios como los vehículos están recreados con sumo mimo y destilan clase por cada una de las tres dimensiones, y cumple con creces las expectaciones en cuanto a la calidad que se le presupone a un título de la actual generación. Varios modos de juego, diferentes tipos de coches, un elenco de personalidades tras el volante y un apartado gráfico de escándalo se darán cita el próximo 11 de septiembre en la tienda más cercana. El resto, como siempre, en Eurogamer.es.