Command & Conquer: Red Alert 3
Humor e irreverencia en tiempo real.
David Hasselhoff. Ahora que vuestra atención es toda nuestra, gracias a esta treta que hemos aprendido de nuestros amigos del departamento de marketing de EA, preguntémonos: ¿qué pueden tener en común Red Alert 3 y David Hasselhoff aparte de la obvia campaña publicitaria? Muy sencillo. Ambos han conseguido convertirse en una parodia de sí mismos sin caer, voluntaria o involuntariamente, en lo cutre, lo raído, o lo circunstancial, para hacer gala de un nuevo estilo que se aguanta por sí mismo y toma sus propias riendas.
Muchos ni siquiera teníamos aún acceso a Internet hace 13 años cuando el primer Command & Conquer, obra de los ahora ya desaparecidos Westwood Studios, revolucionase el mundo de la estrategia en tiempo real. Aparte de un entorno de instalación digno de los mayores elogios y una genial banda sonora, el juego dejará para siempre en el recuerdo las escenas de vídeo real que conducían la historia, en las que bien el general Sheppard o el mismo Kane –dependiendo del bando elegido– nos informaban de nuestras misiones y objetivos.
Ha llovido, como decimos, desde entonces, pero parece que EA no se ha permitido olvidar las señas de identidad que han convertido a ésta en la gran saga que es hoy en día, y Red Alert 3 viene a ser una declaración de intenciones en toda regla: una vuelta de tuerca a la presentación, otra al número y tipo de unidades disponibles, y un par más al gameplay. Lo bueno es que todas parecen estar dadas en la dirección adecuada.
Carguen
Simplemente creemos imposible que no lo estuviesen, cuando para protagonizar los más de 60 minutos de vídeo encargados de narrar la historia se ha contado con secundarios de lujo como Tim Curry o Jonathan Pryce, conocidos luchadores profesionales como Randy Couture o Gina Carano, y sí amigos sí, Gemma Atkinson, Ivana Milicevic o Kelly Hu para encarnar a los personajes que nos encontraremos en los distintos bandos. Rodadas bajo un estándar de calidad que podríamos considerar de película de sobremesa aunque eso sí, desprendiendo mil veces más amor, las escenas desarrollan el contexto de la acción del juego. A saber: los soviéticos, en uno de los viajes en el tiempo de los que tanto gusta la serie, han conseguido viajar de vuelta a 1927 para volatilizar tras un discurso a Albert Einstein y evitar así el desarrollo de la bomba atómica por los aliados. Enfrentados, una vez de vuelta a su época original, con un bando aliado ahora más débil, la irrupción del Imperio del Sol Naciente en escena amenaza una en principio previsible supremacía soviética.
Este nuevo tercer ejército en discordia, como no podía ser de otra forma, hace gala de la larga lista de clichés a la que se ofrece la cultura nipona, y por supuesto no faltan katanas resistivas, mechas transformables en jets, dojos y demás parafernalia para hacer frente a los osos armados y tanques lanza-hombres-que-aterrizan-en-paracaídas que salen de mega-factorías rusas, por ilustrar un poco. Así, como suena.
Apunten. Sí, ustedes dos.
Sin obviar el importante añadido de las nuevas unidades y sus habilidades, el plato fuerte de Red Alert 3 reside en las opciones multijugador cooperativas: las misiones de la campaña han sido diseñadas con la intención de ser jugadas entre dos personas. En caso de no querer o no poder encontrar un aliado humano, el juego proporciona una inteligencia artificial que se hará cargo de un co-comandante a quien podremos dar órdenes, pero no podemos sino recomendaros fervientemente que hagáis lo posible por desechar esa idea. No porque el juego no resulte divertido si se juega solo, sino porque lo es muchísimo más si los ataques y estrategias de defensa se coordinan o discuten con una inteligencia no artificial, o, en caso de tener mala suerte, dejémoslo en “que responda”.
Además, el reparto de recursos entre ambos no es meramente cuantitativo, sino que en determinadas misiones uno de los dos puede, por ejemplo, tener que encargarse de manejar las unidades aéreas y otro las marítimas (con un importante número de unidades y relevancia en el sistema de juego, dicho sea de paso) o terrestres, lo que aumenta la inmersión y la necesidad de estar alerta. La tradicional interfaz ha sido renovada, y aunque siempre requiere dedicación, una vez familiarizados con los comandos, su disposición, y alguna que otra siempre recomendable hotkey (tecla de acceso rápido), estar al tanto de las unidades para activar sus habilidades en el momento adecuado es algo factible e intuitivo.
¡Fuego!
Una vez metidos en harina, el juego mantiene las expectativas creadas: divierte, y bastante. El ritmo y carácter de las misiones está mimado y estudiado, por lo que aunque aun en el más alto nivel de dificultad algunas partidas puedan no suponer un auténtico reto para una pareja de avezados y coordinadísimos jugadores, no es necesario que lo haga para disfrutar de ellas. Y por supuesto, siempre dispondremos también del clásico modo multijugador todos contra todos y además por si nos cansásemos, un editor de niveles. La de nuevo estupenda banda sonora, los modelados, y sobre todo los coloristas efectos especiales ayudan a disfrutar de la experiencia de juego en todo su exagerado esplendor.
Y es que Red Alert 3 participa en todo momento de ese manto de irrealidad en el que te envuelve desde el principio, ese halo de extravagancia que hace que en vez de arquear una ceja al descubrir un disruptor sónico en un perro o una colegiala japonesa de uniforme como unidad especial, grites “¡joder, bravo!”, y te prepares para dejarte sorprender por lo que sea que venga después.
A lo mejor hay alguien por ahí que considere que este giro hacia lo cómico o irreverente en una saga con tradición como ésta puede ser un error. Desde aquí le decimos: no. El error sería no disfrutar del gran juego que hay detrás por no atreverse a dar ese giro con él.