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Como Animal Crossing se convirtió en un lugar de protesta en China y Hong Kong

Política en juego.

El día de año nuevo de 2020 asistí a una manifestación. Una amiga, una periodista croata que trabajaba en la sección de tecnología del The South China Morning Post, y yo, una visitante que estaba de paso, salimos de su apartamento a mediodía. Tras coger fuerzas comiendo un phở nos unimos a las miles de personas que abarrotaban las calles de Wanchai, en la isla central de Hong Kong.

Muchos de los manifestantes vestían de negro. Era un tema familiar para algunos de ellos, con tres generaciones asistiendo a la manifestación. En cantonés cantaban "Liberad Hong Kong, la revolución de nuestra era". Era un coro cantado por todos, pero especialmente vocal entre la gente joven. Algunos fueron creativos: en Nochebuena y el Día de Navidad cientos de ellos ocuparon los centros comerciales y las zonas con tiendas, muchos llevando en su cabeza cuernos de reno. En noviembre, los campus de las universidades se convirtieron en fortalezas donde los estudiantes utilizaban tablas y paraguas como bastiones.

Y esas manifestaciones se trasladaron también, en gran medida, al mundo digital.

Las protestas contra el gobierno en Hong Kong comenzaron en junio de 2019 para luchar contra los planes de extradición a China. La ley fue retirada, pero las protestas siguieron para pedir una democracia total y responsabilidades por la actuación policial.

Como las manifestaciones de Hong Kong acabaron ligadas con la cultura del videojuego es algo fascinante y complicado, explica Hugh Davies, un investigador del Royal Melbourne Institute of Technology. Davies ha estudiado cómo se utilizan los videojuegos como herramienta de protesta política y escribió un trabajo académico, en 2020, titulado 'Spatial Politics at Play: Hong Kong Protests and Videogame Activism'.

Davies estaba en una residencia en Hong Kong investigando cómo se ha representado la ciudad en los videojuegos, apuntando a que ha aparecido en alrededor de ciento cincuenta ocasiones en títulos como Deus Ex, Shenmue 2 o Sleeping Dogs, pero algo más emocionante llamó su atención.

"Un territorio geográfico explotó de repente con una nueva área de cultura del videojuego", explica.

Según este investigador, las manifestaciones de Hong Kong supusieron un momento fundamental en las protestas en videojuegos por las forma en la que permeó en distintas partes de la cultura. Esto incluye los esports, especialmente con el incidente en un stream de un torneo de Hearthstone; juegos como Pokémon Go, Animal Crossing o Grand Theft Auto 5, y los títulos desarrollados localmente como Liberate Hong Kong o Revolution in our Times.

Uber se utilizó como herramienta para llevar a los manifestantes a y desde los lugares de protesta, y Tinder, Airdrop, Telegram y otras redes se convirtieron en fuentes de información y reclutamiento. Además, las propias manifestaciones físicas se gamificaron con propuestas de ubicación, hora y tácticas, votadas en redes sociales, y las manifestaciones se retransmitieron en Facebook y Twitch.

"Como un medio inherentemente espacial, los videojuegos tienen un lugar único para explorar las políticas del lugar", argumenta el trabajo académico de Davies.

La política de la desaparición

Pensemos en Pikachu. El bicho amarillo de tipo eléctrico, con sus adorables mofletes rojos, puede no parecer una criatura particularmente política, pero en 2016 se convirtió precisamente en eso.

El Pika cantonés a la izquierda y el mandarín a la derecha.

Cuando Nintendo cambió la transcripción de los pokémon del cantonés al mandarín, algunos hongkoneses vieron ese acto como una afrenta su identidad lingüística. Docenas de personas llegaron incluso a manifestarse frente al consulado japonés, exigiendo una traducción cantonesa.

¿Como algo aparentemente trivial se convirtió en un tema candente? La historia nos da la respuesta. Tras la invasión británica de china en la primera guerra del opio (1839-42), la rocosa isla de Hong Kong fue asignada a los británicos, hasta que fue devuelta a Pekín en 1997. A medida que se acercaba esa fecha, los habitantes de Hong Kong empezaron a enfrentarse a su herencia, buscando entender, y cimentar, su cultura, preocupándose sobre cómo podría cambiar bajo el poder de la China comunista.

"En un espacio de desaparición, ante la situación histórica sin precedentes en la que se encuentra Hong Kong, atrapada entre dos colonialismos (el británico y el chino), existe un intento desesperado de agarrarse a las imágenes de identidad, por extrañas y pertenecientes a un cliché que estas sean", argumentaba el visionario libro de M. Ackbar Abbas publicado en 1997, Hong Kong: Culture and Politics of Disappearance.

Es con este trasfondo y en este contexto con el que Pikachu se convirtió en un símbolo, representando el miedo a la desaparición de la cultura, y por ello volvió a aparecer en las manifestaciones de 2019. Pokémon Go, mientras, se usó como forma para marcar los lugares en los que se celebrarían protestas, así como una excusa entre los manifestantes, que afirmaban estar jugando juntos al juego de móviles para evitar las prohibiciones de la policía relativas a las reuniones públicas.

De un simpático animal a otro llamado Tom Nook

Desde su lanzamiento el veinte de marzo del año pasado, Animal Crossing: New Horizons se ha convertido en un fenómeno global. También ha vendido muy bien en China, lo cual es todavía más impresionante si tienes en cuenta que realmente no se ha publicado de forma oficial en dicho país.

"Ha sido un tremendo éxito", explica Charles Yang Xuefei, quien ha estado cubriendo el sector del videojuego en China desde 2003 y es editor de IGN China y Game Bonfire. Yang, que lógicamente también es un jugador, dice que ha observado como amigos y conocidos, gente que nunca había mostrado interés por las consolas, se compraron una Nintendo Switch solo para jugar a Animal Crossing. "Es accesible, está de moda y es una experiencia muy fresca", cuenta añadiendo que es el primer juego de la saga en el que se ha incluido texto en chino simplificado.

El "efecto del círculo social" no debe subestimarse en China, donde la gente se ve muy influenciada por ver lo que hacen otras personas, y eso explica en parte el incremento de las ventas. El juego se puede comprar online, y también en formato físico a través del mercado gris.

Chenyu Cui, un analista de videojuegos de Shangai que trabaja para la firma de análisis Omdia, estima que se habían vendido alrededor de un millón y medio de copias de New Horizons a finales de 2020. Esta estimación se basa en la discusión con insiders de la industria y con contactos, así como en el análisis de los datos de ventas oficiales de las tiendas online. Como el juego no está disponible de forma oficial, las estimaciones son la única posibilidad. Otros analistas con los que he hablado me dieron cifras similares, con las estimaciones más altas estando alrededor de los dos millones de copias.

Pero en abril del año pasado el juego se prohibió de forma breve, y varios medios sugirieron que eso se debió a que los hongkoneses empezaron a realizar manifestaciones dentro de él.

Una captura tomada el 10 de abril de 2020, con una imagen del eslogan que se cantó durante las manifestaciones de 2019 y 2020 en Hong Kong.

"Podemos especular con que la prohibición temporal de 2020 se guió principalmente por las redes sociales y por las propias tiendas online más que por el gobierno, y se retiró poco después cuando la discusión se diluyó", explica Chundi Zhang, un analista de la firma Ampere Analysis.

"Fue más el resultado de una auto-censura para evitar involucrarse en política, y este proceso puede ser incluso simbólico, porque los compradores descubrieron que podían buscar el nick de AC '猛男捡树枝 (Tipo duro recogiendo ramas de árboles)' para encontrar y comprar el juego".

Emily Chan, una habitante de Hong Kong, es fan de los Animal Crossing desde la Nintendo DS. "Me encantaba interactuar con los habitantes y todo eso". Esta chica de veintiséis años, que trabaja en una empresa de cosméticos, compró el juego de Switch en una tienda de Mongkok, un denso distrito, en mayo de 2020, y ha estado jugando desde entonces.

Cuando Chan compró el juego los incidentes que hemos descrito ya prácticamente habían acabado, y aunque no vio nada directamente cree que las manifestaciones dentro del juego fueron creativas. "Es bastante curioso, incorporar la política en el juego. También creo que la gente está intentando expresar sus opiniones políticas a través del juego - personalizando o incluso creando esos materiales para compartirlos con otros usuarios - cuando en el mundo real no te permiten expresarte con libertad".

Ver en YouTube

Suiching Or vive a treinta millas de Hong Kong, en la ciudad china de Shenzen, a cuarenta y cinco minutos en coche. Pero es un mundo diferente. Or no puede acceder a Facebook, Instagram, Twitter, YouTube, Wikipedia o a muchos medios internacionales de noticias, los cuales están bloqueados por el "Gran Cortafuegos" de China. Sin embargo, Or pudo ver algunas declaraciones políticas expresadas en el juego o en redes sociales chinas como Weibo (antes de ser eliminadas). ¿Qué piensa ella de todo esto?

"Realmente tienen la libertad para expresar lo que quieran", explica esta vendedora online de veinticuatro años. "Pero los problemas de Hong Kong eran muy intensos en aquel entonces, y su comportamiento también expresaba en cierto modo que se querían independizar. No parecía lo correcto".

Dice que cómo la gente juegue al juego es algo personal, pero no cree que el juego fuese el medio adecuado para estos tipos de expresión. "Creo que el propósito de los juegos es hacer feliz a la gente, no ser usados como herramienta para promover ideas".

Presiono un poco más: ¿cree que deberían prohibirse?

"Solo digo que no debería ser así".

Esta opinión parece ser típica entre los chinos, pero me gustaría también recordar la cantidad de gente que hay en países occidentales que se oponen a los gestos políticos en eventos públicos como partidos de fútbol (ya sea el europeo o el americano). En los países democráticos hay quien no quiere ver declaraciones políticas en sus juegos (sean físicos o digitales), pero en China, donde la expresión política está extremadamente limitada, la población está todavía menos habituada a verla. Esto, sin embargo, no significa que no pudieran participar, y esto puede resultar de formas sorprendentes. Por ejemplo, una de las pocas formas que tienen los chinos de expresarse políticamente es, desgraciadamente, con tonos nacionalistas y patrióticos.

En diciembre de 2019 los jugadores de Hong Kong empezaron a usar VPNs (virtual private networks) para acceder a los servidores chinos del juego de mundo abierto Grand Theft Auto V. Una vez dentro, estos jugadores personalizaron sus avatares para mimetizar a los manifestantes y empezaron a lanzar cócteles molotov, a destrozar estaciones de tren y a atacar a la policía en el GTA V chino (Subagja 2019). Los jugadores chinos respondieron rápido, usando Weibo para alistar a gente que ayudase a repeler a los insurgentes hongkoneses, personalizando sus avatares como antidisturbios en el proceso.

'Spatial Politics at Play: Hong Kong Protests and Videogame Activism', Hugh Davies.

Hablando con Davies por Skype desde su casa en Melbourne, señala la ironía de este ejemplo; GTA V anima a los jugadores a destruir propiedades y comportarse de forma criminal, pero en este caso en particular fueron los jugadores chinos los que jugaron al juego de una forma "subversiva", adoptando el papel del orden y la ley.

La palabra "jugar" merece aquí una breve consideración. Tanto el término como los comportamientos que describe puede ser muy técnicos y académicos, pero para simplificar, jugar, en este context, significa poner a prueba las normas y los límites del juego. Y, según Davies y otras personas que estudian este campo, la idea subversiva de jugar puede tener "un potencial transformador radical".

En lo que respecta a Animal Crossing, a Davies no le sorprende que las manifestaciones llegasen a ese espacio, pero también apunta a la idea de la catarsis. New Horizons es una experiencia relajada y los jugadores de Hong Kong, buscando una escapatoria a la pandemia y a la realidad política, se sumergieron en el juego. Y si algunos jugadores quisieron poner imágenes de la asediada líder hongkonesa Carrie Lam en este espacio para golpearla con cazamariposas, eso quizás fuese una experiencia catártica.

En Hong Kong, la idea política de la desaparición, en cómo los locales temen la pérdida del lenguaje, la identidad política y la herencia cultural, y en 2020 la desaparición de espacios públicos en los que manifestarse, debido a las restricciones por la pandemia, implica que el reino digital se convirtió en un lugar y una forma de protesta.

A medida que los videojuegos y los espacios digitales se vayan haciendo más grande, disipando la realidad diaria de la gente de todo el mundo, es probable que las manifestaciones se conviertan en algo más habitual dentro de ellos.

Traducción por Josep Maria Sempere.

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