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COP: The Recruit

DriverZ.

Las misiones aparecen en una especie de PDA que podría haberse eliminado fácilmente. Sus funciones son todas completamente prescindibles. Se usa para señalar objetos como un GPS, pero es que casi siempre querremos ir a una misión y lo normal sería que en la misma pantalla donde te aparece el lugar donde hay que ir, pudieras seleccionar la misión, en lugar de navegar entre menús solo para marcar el sitio. También se usa para marcar códigos. Una vez más, tener que consultar un código e irte a otro menú solo para dibujar los numeritos con el stylus es una pérdida de tiempo que a largo plazo acaba cansando.

La parte más supuestamente “hardcore” del título son unas misiones secundarias que saltan al pasar por ciertos lugares, donde escucharemos que ha habido un ataque a una tienda, o una persecución. Si no queréis perder un par de años de vida y ganaros unas canas, pasad de ellas. La misión te avisa que no es de principiante. Es una maldita locura, simple y llanamente. La primera de estas misiones que probé me enfrentaba a siete matones en un entorno cerrado, con la pistola básica y sin ayuda. No llegué a matar a ninguno. Las persecuciones, otro tanto. Aunque las fáciles tampoco es que sean moco de pavo.

Es evidente que, siendo éste un juego con un alto componente de conducción (de hecho al jugarlo pensaba más en Driver que en GTA), los controles deberían estar pulidos, ¿no? Como ya habréis adivinado nada más terminar de leer la frase, no lo están. Los coches no giran, derrapan. Incluso a velocidades pequeñas. Pasadas un par de carreras, te das cuenta de que lo complicado no es llegar al destino en el tiempo fijado. Lo complicado es llegar. Que alguien me explique una razón lógica por la que embestir a una imitación de Mini con un Monster Truck provoque no sólo que tú te pares en seco, sino que se la barra de resistencia del coche baje un tercio.

Tampoco mejora mucho en las fases de disparo. Al estilo de otros títulos como el Metroid Prime, veremos la acción en la pantalla superior mientras en la inferior manejaremos la cámara y cambiaremos de arma con el stylus. Se deja manejar, pero en tiroteos movidos nos dejará vendidos, ya que no se puede ajustar la baja sensibilidad, que puede hacerte recibir tres disparos en lo que tardas en girar 180º. En realidad, ni siquiera los propios tiroteos están demasiado bien planteados. Los enemigos no parecen inmutarse ante nuestros disparos (los cuales son tan poco contundentes en pantalla que es fácil quedarse sin balas y no darse cuenta), e igual te aguantan dos tiros que veinte. Como no tienes barra de vida, no puedes saber cuánto le queda para morir, y el mismo arma ocasiona efectos totalmente diferentes en los mismos enemigos.

Me han sorprendido mucho las críticas positivas hacia COP basándose casi exclusivamente en su apartado gráfico. Todo hay que reconocerlo, el trabajo de representar fielmente Manhattan, Brooklyn y Nueva Jersey es bastante satisfactorio, permitiéndote visitar casi cualquier zona conocida. Los autores del juego lo sabían y una de las tareas de relleno del juego es sacar fotos de los lugares más representativas. Los gráficos son muy buenos para lo que se ha visto hasta el momento en DS y no hay bajadas de framerate, aunque sí algo de popping. Pero.. siempre tiene que haber un pero. Tratando de crear el juego con mejores gráficos se han dejado a los diseñadores por el camino. Estoy seguro de que en la próxima generación, al volver la vista atrás, no quedará nadie que pueda defender el apartado visual de COP. Hoy es simplemente feo, pero algo resultón. La ciudad está llena de peatones, pero vacía de vida. Un título así está destinado a envejecer pronto y mal. Dudo que se vaya a poder decir lo mismo del GTA: CW.

Para acabar, un apunte. El volumen, al mínimo. Prefiero no extenderme al respecto, pero ya me entendéis.

COP : The Recruit trata de ser un término medio entre las fases de disparo de un GTA y las de conducción de un Driver, un puente al sandbox adulto que contente a novatos y veteranos por igual. Navega entre dos aguas y naufraga, por no haber logrado contentar a ninguno de los públicos. Tiene buenas intenciones para dar y tomar, pero ninguna llega a buen puerto, debido a unos controles pésimos que lastran cualquier intento por acaparar la atención de un jugador mareado en medio de una historia que no tiene sentido. Su mejor baza son unos gráficos potentes para una DS, aunque pierdan personalidad y belleza por el camino. Si a este apartado nos tenemos que agarrar como un clavo ardiendo para defenderlo, apaga y vámonos.

4 / 10

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