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Crackdown 2

¡Acción mutante!

Fueron muchos los que descubrieron el primer Crackdown sólo porque ardían en deseos de poder jugar antes que nadie a la beta multijugador de Halo 3. De hecho, aunque venir acompañado de la posibilidad de jugar al buque insignia de Microsoft hizo que las ventas de Crackdown fuesen bastante buenas, no por ello dejó —paradójicamente— de hacerle un flaco favor como juego: poca gente lo tomó en serio por sí mismo. Sin embargo, poco a poco, Crackdown se hizo con un hueco en el corazón de los jugadores: era un título sin pretensiones, pero inmensamente divertido, completamente abierto y que ofrecía un potencial para las locuras y las travesuras (solos o acompañados por colegas) como pocas veces se ha visto. Era un juego distinto y con personalidad, fresco, nuevo, atrevido.

Crackdown 2 se enfrenta, también paradójicamente, a una situación inversa: ahora hay una masa de seguidores que quedaron encantados con aquella primera entrega y que ahora esperan sólo lo mejor de su secuela, con lo que la cuestión reside en si Ruffian Games serán capaces de entregar un producto a la altura de las expectativas. Nosotros pudimos asomarnos hace pocos días a los primeros compases del juego y aún no salimos de dudas al respecto.

Al coger el mando con el que guiaremos a nuestro agente por Pacific City, la primera sensación es que nada ha cambiado. Pero es una ilusión: la ciudad misma ha cambiado, y a peor. Físicamente, porque casi todos los edificios están hechos una pena, pero también demográficamente. A consecuencia de nuestras acciones en el primer juego, ahora gran parte de la población local está infectada por un agente mutante que los convierte en peligrosas criaturas nocturnas. Además, parte de la población diurna ha perdido su confianza en la Agencia, y ha montado una guerrilla terrorista con la que oponerse a la supuesta fuerza del orden a la que pertenecemos. Para añadir algo de pimienta a la mezcla, habrá bandas criminales que intentan sacar tajada del caos.

En medio de este peligroso campo de batalla, nuestro objetivo será tratar de hacer que Pacific City vuelva a la normalidad, conteniendo los efectos de la mutación generalizada y deteniendo a las facciones que pretenden obstaculizar nuestra misión. Para esto, después de un pequeño tutorial que nos familiarizará con los viejos hábitos y placeres (orbes, orbes… ¡¡ORBES!!), nos lanzaremos a la acción sin más pamplinas. Como siempre, tendremos a nuestra disposición los medios de la agencia y también todos aquellos que nos podamos “agenciar” —obsérvese el ingenioso juego de palabras—, arrebatándoselos a nuestros oponentes. Por el camino (orbes, orbes… ¡¡ORBES!!) iremos mejorando nuestras aptitudes físicas y destrezas y cada vez repartiremos cera en mayor y mejor medida.