Cuando lo pequeño es grande

En otras palabras, DeNA sabe lo que está haciendo - y sabe qué funciona bien como para ser capaces de identificar áreas en las que no tienen idea de lo que hacen, como lanzarse al mercado internacional. Y más importante, sabe que en Japón corren peligro, no por un rival sino simplemente por el progreso, y que ngmoco es la compañía mejor colocada para hacer frente a ese peligro porque forma parte de ese progreso.

El iPhone y el nuevo ecosistema de negocio que se ha desarrollado alrededor de él ha cegado a Japón tanto como al resto del mundo. No era difícil predecir que el iPhone tendría éxito, pero pocos tuvieron la visión de identificar la App Store como el verdadero punto fuerte del dispositivo, una reestructuración fundamental del modelo de negocio para contenidos móviles que rápidamente se ha expandido a otros fabricantes de teléfonos y que ha destruido para siempre el sueño de las operadoras de convertirse en grandes gigantes de medios.

En Japón el cambio ha sido más lento que en cualquier otro lugar - no tanto porque la adopción del iPhone haya sido más lenta (el teléfono tiene una buena salud de negocio en Japón, pese a las numerosas predicciones de desastre) sino porque había un próspero mercado móvil antes de su llegada. En occidente, pese a los esfuerzos de gente muy dedicada y creativa, el videojuego para móviles nunca ha resultado atractivo para muchos consumidores, mientras que en Japón, pese a sistemas e interfaces poco cómodos, el consumo de contenido móvil estaba bien establecido. Japón, en otras palabras, tenía una inercia, mientras que el modelo de la App Store barrió los mercados occidentales como un huracán.

Pero el cambio está llegando a Japón, y DeNA lo sabe, como también sabe que tiene que globalizarse. Considerando el contexto del mayor jugador de Japón abriéndose paso en todo el mundo al mismo tiempo que asegura su mercado doméstico de un gran peligro, 400 millones de dólares ya no suena como una locura - incluso si a ngmoco todavía le faltan unos meses para celebrar su segundo cumpleaños.

Aparte, las compañías no tienen que "hacer méritos" - no es así como funciona un negocio - ni las compañías de videojuegos tienen la responsabilidad de demostrar nada a nadie antes de poder convertirse en grandes gigantes. Un vistazo objetivo al éxito de ngmoco sugiere que no se debe al hype o a una burbuja en el sector móvil. Es más bien una combinación de estar en una posición perfecta y contar con una mentalidad de negocio inteligente y extremadamente ágil.

ngmoco se posicionó hace un par de años como un surfista, listo para montar sobre las olas del creciente éxito del iPhone. En si mismo no es algo destacable - muchos desarrolladores se subieron al carro del iPhone desde el principio, aunque pocos tenían el pedigree del fundador de ngmoco, el antiguo ejecutivo de EA Neil Young. Lo que es destacable es que ngmoco se las ha ingeniado para estar en la cresta de la ola durante dos años.

Eso no ha sido sencillo, requiriendo coraje, perspicacia y una extraordinaria visión de negocio. Ningún aspecto en la historia de ngmoco demuestra eso mejor que la decisión de la compañía, pese al éxito en el mercado de pago, de abandonar cualquiera de sus títulos que no pudiera transformarse al modelo gratuito.

En aquel momento se cuestionó mucho la decisión, pero el tiempo ha demostrado que era exactamente la opción a tomar. Más importante, demostró que pese al background tradicional de muchos de sus directivos, ngmoco era una compañía dispuesta a pensar profundamente en el mercado que querían explotar desde su fundación, considerando enfoques que nunca hubiesen aflorado en el mercado tradicional del videojuego del que provenían.

El precio pagado por ngmoco está más que justificado. Está justificado por el historial de crecimiento de la compañía, por los millones de juegos que ha vendido y, sobretodo, por la experiencia y conocimiento que aportan a su nuevo dueño. Los juegos de ngmoco quizás no te gusten, pero son disfrutados por millones de personas, lo cual muestra una diversidad en la industria digna de ser celebrada.