Dark Void
Límite vertical.
Más inspirado es el uso del jetpack en las secciones de vuelo libre (que se alternan con las de suelo sin transiciones ni pantallas de carga), pese a no estar exento de ciertos problemas. El control al principio es complicado pero, al igual que sucedía con el gancho de Bionic Commando, una vez el jugador se acostumbra a él no resulta tan tedioso y permite hacer bastantes maniobras. También resulta muy divertida la posibilidad de "secuestrar" naves enemigas en pleno vuelo tras la consecución de secuencias tipo QTE. Pero al igual que en el resto de áreas del juego, aquí también hay cosas que no acaban de funcionar tal y como deberían. Existe un botón de "auto-apuntado" para poder seguir fácilmente a un enemigo (algo que puede complicarse debido a la velocidad de vuelo y los movimientos rápidos), pero en la práctica su uso es muy poco aconsejable por resultar poco intuitivo y complicar la situación en vez de aliviarla, irónicamente dificultando en gran manera nuestra capacidad de apuntar correctamente.
Con el objetivo de añadir un plus a la jugabilidad se añade la figura de los Tecnopuntos, unos orbes brillantes que encontramos por el escenario y dejan los enemigos al morir que nos permiten mejorar las armas. A efectos prácticos es puramente anecdótico: el arsenal no es que sea precisamente extenso, y las mejoras no aportan nada para hacer el juego más divertido. Al final lo que queda es una aventura no demasiado extensa, con un final anticlimático y pocos alicientes para rejugarla (por no decir que ninguno).
A nivel técnico se repite el mismo patrón que con el apartado jugable: aceptable, aunque sin excesos de calidad. Gráficamente no presenta problemas graves, pero su aspecto es tremendamente genérico y no está a la altura de lo que consideraríamos exigible en un título triple A. Los efectos de sonido pasan sin pena ni gloria y la música alterna composiciones bastante interesantes con otras tremendamente repetitivas y poco inspiradas.
El gran problema de Dark Void es que en ningún momento trata de ser ambicioso: se limita a cumplir con lo mínimo y no posee ni un solo momento que destaque especialmente. Es un juego mate, sin ningún atisbo de brillo en su desarrollo. En otro caso hubiese sido suficiente, pero de Capcom siempre esperamos un poco más. Y si, como han dicho en más de una ocasión, pretendían hacer del juego de Airtight Games una nueva franquicia, la conclusión es clara: han fracasado.