Análisis de Daytona USA
Rooooolliiiinnng Staaaaaaart!
El nombre de Daytona USA está escrito con letras de oro en la historia de las recreativas. No se debe sólo a que fuese un revolucionario logro técnico al convertirse en la primera máquina con polígonos texturizados (su predecesor, Virtua Racing, era totalmente plano) o porque todavía hoy siga imbatida como la coin-op que ha generado más beneficios en toda la historia con su recaudación, sino porque probablemente hablamos del juego que junto a Out Run y Sega Rally forma la santísima trinidad de los arcades de conducción. El drama es que, desde que se estrenó hace dieciocho años, no ha habido una conversión doméstica a la altura del mito.
Hasta ahora.
Lo más fácil y lucrativo para SEGA hubiese sido rehacer el juego casi por completo para adaptarlo a los gustos modernos, añadiendo puñados de coches y circuitos insulsos, cucamonas gráficas y un control acorde con las tendencias actuales del género. Pero en vez de eso han optado por algo distinto (y muchísimo mejor): han traspasado tal cual la recreativa original a Xbox 360 y PlayStation 3. Así, sin más.
Eso implica los mismos y sencillos - para los estándares de hoy en día - gráficos que mostraba la placa Model 2 en 1993, la extrema suavidad de los sesenta frames por segundo, los tres circuitos con diferente dificultad, el Hornet con el número 41, el trío de pastelosas pero increíblemente pegadizas canciones de la banda sonora (King of Speed, Let's Go Away y Sky High) y el control cien por cien arcade, nada realista pero delicioso tanto si usas un volante como un pad normal. Todo está ahí tal y como lo recuerdas de entonces, desde el Sonic esculpido en piedra en Three Seven Speedway a la bandada de gaviotas que te persigue mientras recorres un cambio de rasante en Seaside Street Galaxy, pasando por la rampa que conduce a un túnel sin salida y a un mensaje oculto en Dinosaur Canyon.
La fidelidad es tan enfermiza que incluso se han conservado detalles como el 'Gentlemen start your engines' de la la pantalla de carga original (en las últimas conversiones se añadió un 'Ladies and gentlemen' políticamente más correcto), el truco que hacía sonar una canción alternativa (Pounding Pavement) en el primer circuito si pulsabas el botón V.R. 4 tras seleccionar la transmisión e incluso el exploit que te permite correr por el pit lane de Three Seven Speedway sin hacer el stop obligatorio.
Porque no nos engañemos, Daytona USA sigue siendo un divertidísimo juego que exige venerar todas y cada una de las curvas del circuito conociendo hasta el más pequeño de sus secretos, que te invita a pulir de forma casi compulsiva tu técnica partida tras partida y donde el objetivo final no es tanto llegar el primero a línea de meta como arañar unas centésimas al tiempo de vuelta para superar tu último record. Es accesible y muy, muy directo, pero también uno de esos casos en los que se requieren horas de práctica para dominar a la perfección los derrapes y reacciones del coche en el asfalto. Esta versión añade incluso un modo online para ocho jugadores que rememora a la perfección la salvaje competición que se producía en los salones recreativos que tenían varias máquinas interconectadas.
En realidad mentía cuando he dicho que el juego es exactamente el mismo, porque hay algunos ligeros cambios... para bien. Técnicamente, por ejemplo, la imagen se ha adaptado al formato panorámico, se ha aumentado la resolución hasta 1080p y se ha eliminado el molesto pop-up de los escenarios que tenía el original (aún presente en un par de tramos de Seaside Street Galaxy) para conseguir una experiencia todavía más fluida. Es un magistral ejemplo de cómo se debe recuperar un clásico, porque sólo retoca lo estrictamente necesario y lo demás se conserva inalterado.
Como bonus se han implementado unos pequeños modos extra que aportan algo (tampoco demasiado, siendo realistas) de valor añadido: Time Trial te propone correr únicamente contra el reloj y subir tus tiempos a una tabla de clasificaciones en internet, Challenge superar una serie de pequeños retos en cada circuito y Survival aguantar corriendo en la pista la mayor distancia posible hasta que se agote el contador de tiempo. También hay una función de rewind parecida a la de Forza escondida en el menú de pausa, pero dudo mucho que ningún purista recurra a ella más allá de probarla como mera curiosidad. Sin embargo lo más original es el modo karaoke, un extravagante pero merecido homenaje a la banda sonora compuesta por Takenobu Mitsuyoshi en el que se nos invita a cantar la letra de las diferentes canciones. Muy nipón en su naturaleza, ciertamente, pero extrañamente encantador.
Daytona USA es, sencillamente, el port perfecto de uno de los grandes mitos del mundo de los videojuegos. Un título que, en términos de diversión, se ríe a carcajadas al compararse con muchas propuestas actuales. No es apto para graphic whores o aquellos que o no lo disfrutaron en su momento o no son capaces de entender la filosofia del arcade sin aditivos artificiales, desde luego, pero para los demás es una pequeña joya que por menos de diez euros te transporta a una época en la que no importaba el hiperrealismo de los reflejos en el cristal trasero del coche, la física de los amortiguadores al tomar una chicane o marcar paquete con un garaje más grande que el de la competencia; una época en la que sólo importaba divertirse.