La referencia a Metal Gear Solid en el tráiler de Death Stranding: Director's Cut
Caja de cartón.
Ayer, como parte del Summer Game Fest que, presentado por Geoff Keighley, daba el pistoletazo de salida al E3, volvía una de las caras más conocidas y veneradas de la industria actual de los videojuegos: Hideo Kojima. Un Hideo Kojima que, a falta de presentarnos un nuevo proyecto, nos hablaba un poco del presente. Del mundo. De él mismo.
En medio de un E3 un tanto particular, celebrado fundamentalmente en remoto, y a través de videoconferencia, Kojima ponía en palabras algo que ya todos asumíamos, pero que no había llegado a mencionarse en todo el evento: el COVID-19 ha supuesto un cambio muy grande en las vidas de todos y, en la suya, personalmente, había afectado a su manera de crear.
"En el pasado, cuando he creado cosas, pensaba en lo que pasaría dentro de cinco o diez años. Tenía algo de intentar predecir el futuro... Así es como siempre he creado. En este caso, la realidad vino demasiado pronto, como en Death Stranding, así que he cambiado la manera en la que creo. He estado pensando en esto. Porque el entretenimiento, tiene que ser divertido. Pero también quiero darle al jugador algo que aprender. [...] Con esta velocidad de cambio, necesito considerar qué predicciones hago y cómo introduzco las ideas a los jugadores".
Cuando casi creíamos que esto era todo, que Keighley se había traído al bueno de Hideo a su evento solo para contarnos qué tal le iba la vida, él mismo le interrumpía. "Una cosa más". Aunque muchos lo soñasen, esa cosa más no era un anuncio de un juego nuevo. Era un anuncio del juego de siempre. Death Stranding, esta vez, en una versión mejorada. Las imágenes capturadas en PlayStation 5 nos daban la pista, ya, de un salto a la nueva generación; pero el planteamiento también parecía un poco distinto. Una versión del director de un título lanzado en 2019 que, ahora mismo, nos hace sentir un poco diferentes. Ese universo fragmentado, dividido, en el que los humanos ya no pueden vivir ni relacionarse con normalidad sonaba fantástico hace dos años, pero nos suena inesperadamente cercano ahora. Como el propio Kojima decía, el futuro se ha hecho realidad demasiado pronto.
Las primeras imágenes de Death Stranding: Director's Cut nos muestran a Sam Porter Bridges mirando una caja de cartón.
Si le explicases a alguien de fuera del videojuego por qué estas imágenes son extraordinariamente pertinente para presentar un juego, te miraría como si hubiese visto un alienígena. Pero a muchos se nos movió algo en el estómago. Un montón de altibajos, de promesas en falso de no volver a la saga, de problemas con Konami y de capítulos inacabados no han conseguido separar el nombre de Kojima de la saga Metal Gear Solid, y seguramente tendrían que pasar décadas para que sucediese. En el tráiler, Sam mira a la caja. La sopesa durante unos instantes. La coge, y la pone en el suelo. Boca abajo.
Hemos visto un millón de veces hacer esto a Solid Snake. La referencia es más que explícita. Cuando levanta la caja, caen al suelo un montón de naranjas. La incorpora de nuevo, y salta dentro de ella. Escondiéndose ahí, un momento. Seguros, ocultos, pensaríamos, si estuviéramos jugando a Metal Gear. Pero Death Stranding no es Metal Gear; así que, después de jugar con ella unos instantes, Sam devuelve la caja a su sitio y se marcha.
No quiero pecar de fingir que sé qué está pensando Hideo Kojima al lanzarnos esta pequeña escena, porque no lo sé; tampoco quiero leer de más en lo que es, a todas luces, un pequeño guiño que quiere enternecernos como parte de la promoción del relanzamiento de un juego. Pero sí puedo decir que, en el contexto de las declaraciones previas a las imágenes, me pareció una escena bonita. La lectura más común de este vídeo ha sido que el creador japonés estaba, una vez más, intentando jugar con nosotros; alimentando la maquinaria del hype, dando expectativas falsas a los fans o quizás incluso riéndose de aquellos que insisten, una y otra vez, en que vuelva a una saga que parece ya más que abandonada. Pero yo, personalmente, no puedo evitar encontrarla más que apropiada, y probablemente más ilusionante de lo que parece a primera vista.
Sam mira a la caja, a Metal Gear, a quienes éramos antes de toda esta locura, y la entiende y la aprecia, pero decide que es momento de mirar hacia delante. De afrontar las cosas desde otra perspectiva. El reconocimiento de que no podemos ser siempre los mismos, de que hay que dejar atrás ciertas cosas que amamos para poder seguir creando, seguir viviendo, no sólo encaja a la perfección con el mensaje y la filosofía de Death Stranding, sino que resulta más refrescante que cualquier alarde técnico, cualquier puñado de partículas con trazado de rayos, cualquier resolución y rango de fotogramas obsceno. El dejar cosas a un lado y probar otras nuevas, esa decisión en la que tantos creadores se atascan y otros tantos se tropiezan, se nos muestra como algo más que fundamental en la esencia de Kojima Productions.
Amo la saga Metal Gear, pero también amé Death Stranding. Otros muchos no lo hicieron, y se me ocurren muchas circunstancias en las que podría haber sido uno de ellos; nada me garantiza que vaya a disfrutar de los próximos trabajos que Kojima lance al mundo. Pero si este tráiler aporta algo es, desde luego, un poco de calidez y de esperanza hacia lo que se viene: sea lo que sea, y nos satisfaga más o menos, será distinto, será diferente, y será algo que podremos celebrar, como mínimo, como algo particular y único. A mí, personalmente, me sirve.