Demon's Souls
Una oda al desafío
Si has tenido un día duro en el trabajo, comienza a dolerte la cabeza o, simplemente, leer más de tres líneas seguidas se te antoja un logro inalcanzable, no es necesario que deslices el scroll hacia abajo en busca de la valoración: Demon´s Souls sí es el fantástico juego que ensalzaban desde Japón y EEUU. ¿Alguna vez has entrado en una sala de cine convencido de estar a punto de disfrutar de esa incontestable obra maestra alabada machaconamente por prensa, familiares, amigos y, en general, por cualquier ser vivo dotado de la capacidad de hablar? Si es así ¿cuántas veces la proyección estuvo a la altura de las expectativas? Eso sí, una película que salga indemne de semejante hype probablemente sea algo grande y ese es el motivo de que, si finalmente te rindes y deslizas el scroll hacia abajo, te encuentres con la palabra imprescindible poniendo punto y final al análisis.
From Software es una desarrolladora japonesa que lleva ya un tiempo dándole a esto de los videojuegos. Fundada en 1986 en la ciudad de Tokio, cuenta con un catálogo muy heterogéneo, con juegos para móviles incluidos, aunque un tanto irregular. Sus sagas más conocidas quizás sean Armored Core y Tenchu, al menos en occidente y con el permiso del título que nos ocupa, cuyo inesperado éxito a nivel internacional (en principio ni tan siquiera estaba prevista su distribución en Europa) invita a suponer que no tardará en verse una secuela.
Demon´s Souls, como todo el mundo sabe ya a estas alturas, es un juego de rol en tercera persona ambientado en un mundo de fantasía medieval, en el que los dragones, la magia y lo sobrenatural conviven con plena naturalidad con castillos, armaduras y espadas de acero, todo ello abordado en un tono convincente y lúgubre, sorprendente en un título japonés y al que contribuye, sin duda, el sobrio apartado gráfico. La historia narra cómo la desmedida ambición del rey Allant XII ha despertado de su letargo a una criatura conocida con el nombre de El Anciano. Al parecer este malvado ser posee un apetito excelente, ya que no tarda en comenzar a alimentarse con avidez de las almas de los pacíficos habitantes del reino, los cuales, desposeídos así del más mínimo atisbo de humanidad, quedan convertidos en una especie de zombies que no dudarán en blandir su espada ante todo aquel que se cruce en su camino. Tu misión consistirá en derrotar a una serie de demonios que se encargan de abastecer de almas al Anciano y, finalmente, a éste último.
Para ello eres libre de seguir el orden que desees, ya que desde el primer momento puedes acceder a cualquiera de los mundos que componen el juego a partir de un lugar central conocido con el nombre de Nexo, en el que además podrás aprovechar para gestionar el inventario y, sobre todo, subir de nivel al personaje, reparar o mejorar su equipo y aprender hechizos, todo ello previo pago de una cantidad determinada de almas, que sirven aquí como moneda de cambio universal y que obtendrás cada vez que derrotes a un enemigo.
Pese a no ser inferior al argumento medio del género, la historia desempeña en Demon´s Souls un papel secundario y pronto queda oscurecida por el que, sin lugar a dudas, es el punto fuerte del juego: el combate, que no es por turnos, sino en tiempo real, y cuyo desenlace vendrá determinado por tres elementos cruciales: el nivel del personaje, su equipo y tu habilidad. Evidentemente se trata de ingredientes que cuentan en cualquier juego de rol, pero la novedad radica en que aquí adquieren una importancia trascendental, en el sentido de que si alguno de ellos no es el apropiado a la situación o no alcanza el nivel que exige el juego en un momento determinado, el resultado es inapelable: fin de la partida.
El nivel del personaje
Cuando insertes el disco en la consola lo primero que deberás hacer es configurar a tu álter ego, definiendo su sexo, clase, apariencia física y un largo etcétera, ya que From Software ha tenido la gentileza de poner a tu disposición un completo editor de personajes. Bueno, en realidad se trata de un editor que resulta tan completo como inútil, ya que el héroe que imagines únicamente constituye un punto de partida que te verás obligado a rectificar con posterioridad para adaptarlo a los desafíos que te vaya proponiendo el desarrollo del juego, de manera que ten por seguro que entre el personaje con el que comenzaste la partida y aquél con el que la finalices habrá sustanciales diferencias.
Esto es así por un motivo obvio: las situaciones que te encuentras en Demon´s Souls son de diversa índole y, por tanto, una única solución (por ejemplo: la fuerza bruta) sólo te permitirá salir airoso de algunas de ellas, pero no servirá de nada en las restantes, por lo que te verás obligado a ir modificando tu personaje inicial para hacerlo más polivalente y versátil, subiéndolo de nivel en habilidades que en principio ni siquiera habías contemplado. Sólo así conseguirás construir un guerrero capaz de dar la cara lo mismo ante un gigante poderoso y lento, que ante un ninja veloz y escurridizo o un mago con la varita cargada y lista para atacar.
Por otro lado está el tema del autoleveling o, mejor dicho, de la ausencia de éste, es decir, los enemigos no se adaptan a tu nivel. Esto significa que te encontrarás con lugares por los que no puedes progresar porque tu personaje no alcanza para enfrentarse a los oponentes que allí le aguardan, con lo cual te verás obligado a tirar por otro lado y regresar posteriormente, cuando ya poseas un nivel a la altura de las circunstancias. En ocasiones basta un simple vistazo al aspecto del enemigo para percatarse al instante de que no tendrás ninguna posibilidad contra él. Otras veces, por el contrario, la muerte será la única forma de aprendizaje. Pero no desesperes, porque aquí los chicos de From Software, en un pasajero arranque de misericordia, han tenido a bien echarte un cable implementando un original sistema online que constituye todo un hallazgo y que sorprende por la naturalidad con que está integrado en el juego. Y es que, aunque la campaña sea completamente individual, cada vez que echas una partida lo haces conectado a un servidor y esta circunstancia te permite contar con la ayuda de otros jugadores a través de dos vías: los charcos de sangre y los mensajes:
- Un charco de sangre indica el lugar en el que ha muerto otra persona que, al igual que tú, se encuentra jugando a Demon´s Souls. Si interactuas con él verás el fantasma del jugador durante sus últimos instantes de vida, lo cual puede ofrecerte valiosos indicios acerca de la causa de la muerte (un agujero en el suelo, un enemigo escondido tras la esquina, etc.). Por supuesto, la inquietud que supone el llegar a un lugar en el que parecen haber caído mil litros hemoglobina por metro cuadrado es impagable.
- Los mensajes son breves indicaciones dejadas voluntariamente por otros jugadores. Tú mismo puedes redactar uno o recomendar otro que ya existe. Se trata de pequeños textos predefinidos en forma de advertencias, sugerencias, etc. que lo mismo informan acerca de un peligro inminente como de la presencia de un tesoro oculto. Huelga decir que no faltan los comentarios pretendidamente graciosos ni aquellos que son más falsos que Judas.
Cuando hundas tu espada en el cuerpo de ese bastardo empeñado en amargarte la existencia, te sentirás como el mismísimo Ricardo empuñando a Excalibur, y eso es algo que nunca podrán darte todos los Uncharted del mundo
El equipo
En general en un RPG la decisión entre portar un arma u otra consiste básicamente en decantarse por aquella que maximiza los atributos del personaje y andando. Aquí la cosa no funciona exactamente así, ya que cada clase de armamento tiene sus ventajas y sus inconvenientes, por lo que forzosamente deberás llevar encima al menos tres o cuatro tipos distintos si quieres afrontar con garantías cualquier situación que te plantee el juego. Por ejemplo, si blandes una espada larga en un estrecho pasillo tan sólo conseguirás aporrear los muros de piedra. Algo parecido sucede con la indumentaria: si vistes una pesada armadura serás muy resistente a los golpes, pero te moverás con la rapidez de una tortuga reumática. En momentos puntuales esta importancia tan capital del equipo alcanza incluso a accesorios tan irrelevantes en otros títulos como los anillos y, en términos generales, su gestión es algo que ha de meditarse con prudencia, ya que existe un límite para el peso que puedes cargar.
Con todo, tienes la posibilidad de equiparte con dos ítems en cada mano y puedes alternar entre ellos simplemente apretando un botón. Aunque lo más lógico sea portar un escudo en una mano y un arma en la otra, el juego no impone restricción alguna en este sentido y te permitirá realizar cualquier combinación que se te ocurra por peregrina que ésta sea: escudo con escudo, varita con varita, etc. Eso sí, en caso de necesitar un objeto que no lleves equipado tendrás que entrar en el inventario, que no pausa el juego.
Tu habilidad
Hace años afirmar que la habilidad es un factor decisivo a la hora de jugar un videojuego sería considerado de una obviedad insultante. Por desgracia en la industria actual, tan propensa a las experiencias contemplativas, la destreza es un elemento cada vez menos determinante cuando tienes un pad entre las manos y, salvando algunas excepciones, como determinados títulos, géneros y modos competitivos, pasarse un juego hoy en día no resulta demasiado complicado, en el sentido de que no requiere un aprendizaje o, en el mejor de los casos, el aprendizaje que te pueda exigir en un momento dado es mínimo. Esto no sucede con Demon´s Souls: cuando te lo termines serás muchísimo mejor jugador que cuando lo empezaste, ya que se trata de un título intransigente y severo, que castiga enormemente la falta de atención y en el que la muerte implica una penalización tremenda: pierdes todas las almas acumuladas (aunque tienes la posibilidad de recuperarlas posteriormente) y vuelves al comienzo del nivel (no existen los puntos de control cada tres metros). Eso sí, obviando algunos problemas puntuales con la cámara, nunca percibirás la derrota como fruto de un comportamiento indecoroso por parte del programador, sino como el resultado de un error propio o, simplemente, de un déficit en lo que a tu capacidad lúdica se refiere.
Sin embargo, la grandeza de Demon´s Souls no nace únicamente del hecho de ser exigente y honesto a un tiempo, sino de proponer, además, un sistema de lucha que funciona con precisión, en el que los gatillos del sixaxis equivalen a los brazos del personaje y donde la barra de energía desempeña un papel casi tan decisivo como la de vida. Este indicador de energía disminuye cada vez que golpeas o detienes una embestida y, aunque se recarga con el tiempo (más lentamente si te cubres), en caso de que su nivel llegue a cero tu guerrero sufrirá una pájara monumental que le impedirá cualquier ataque o defensa, quedando, así, a merced del enemigo. Por tanto, cubrirse permanentemente tan sólo sirve para demorar el momento de tu derrota y, por supuesto, la pulsación atolondrada de botones, para anticiparlo. El resultado son unos combates tensos, muy técnicos y dotados de un tempo fascinante.
En un panorama como el actual, sin duda alguna con grandes títulos (basta examinar las listas de lanzamientos), pero en el que se observa una tendencia generalizada a solucionarle la papeleta al jugador a cambio de ofrecerle un apabullante espectáculo visual, un juego que te apriete las tuercas de verdad sin caer en actitudes tramposas o en errores de diseño es algo que se sale de lo habitual y que, sin duda, constituye una gran noticia para cualquier aficionado. No debe sorprender, por tanto, que un título que reúna estas características alcance al poco tiempo de su lanzamiento el estatus de juego de culto.
Ahí tienes a Uncharted 2: divertido, espectacular, frenético... sin duda uno de los mejores del 2009, pero te lleva tan de la mano que, en última instancia, la sensación que transmite es la de que fue concebido y diseñado para pasárselo rápidamente y correr de nuevo a la tienda dinero en mano. No se trata de efectuar una comparación rigurosa entre ambos juegos, ya que pertenecen a géneros distintos y son radicalmente diferentes, por lo que cualquier ejercicio dirigido a confrontarlos carece de sentido, pero sí es cierto que estos dos títulos ejemplifican a la perfección planteamientos muy diferentes: uno protege al jugador y otro va a hurgarle con el dedo en la llaga, uno se abandona al espectáculo como entretenimiento y otro confía en la dificultad, uno sitúa al vídeo sobre el juego y otro eleva al juego sobre el vídeo. Uno te lo pasarás con la boca abierta y otro con los dientes apretados mientras te preguntas con cuanta fuerza serías capaz de estrellar el pad contra la pared. Pero cuando hundas tu espada en el cuerpo de ese bastardo empeñado en amargarte la existencia, te sentirás como el mismísimo Ricardo empuñando a Excalibur, y eso es algo que nunca podrán darte todos los Uncharted del mundo.