¿Vale la pena la Definitive Edition de DmC: Devil May Cry?
Veredicto de la versión para PS4 y One.
El reboot de Devil May Cry que realizó el estudio británico Ninja Theory en 2013 fue bastante polémico por diversas razones, y no solo las puramente estéticas a nivel de diseño. El uso del motor Unreal Engine de Epic Games provocó que el juego sustituyese los tradicionales 60FPS de la saga por unos 30FPS que ofrecían una experiencia visual mucho más detallada, algo que no agradó a muchos de sus fans. Un poco más tarde vimos como el PC sacaba todo su potencial aumentando el frame-rate a 60FPS siempre que el equipo lo permitiese, y en nuestras pruebas eso demostró suponer una diferencia notable.
Pero esta semana, con el lanzamiento de la nueva Definitive Edition para PlayStation 4 y Xbox One, por fin podemos jugar a DmC a 60FPS en consola. ¿Vale la pena comprar esta nueva versión si ya tenías la de 360 o PS3? Para tratar de responder a esa pregunta vamos a comparar el original de PS3 con el nuevo juego de PS4 y con la versión de PC.
El subtítulo de la nueva edición ("Definitive") parece sugerir que estamos ante un juego sujeto a una sustancial remasterización, pero la realidad es mucho más simple. A diferencia de, por ejemplo, Tomb Raider, aquí no tenemos modelos con mayor carga poligonal, nuevos efectos o escenarios mejorados. Lo que sí se incluye es todo el DLC existente hasta la fecha, como la expansión La Caída de Vergil, los niveles del Palacio Sangriento y un puñado de trajes. También hay una nueva característica jugable - un sistema de apuntado manual que permite a los jugadores tener un mayor control sobre qué enemigos desean atacar en un momento determinado.
Las primeras impresiones al cargar la nueva edición son muy positivas: la resolución nativa a 1080p proporciona una mejora de definición respecto a los 720p de las consolas de anterior generación, mostrando gráficos muy nítidos sin emborronar el artwork. La presentación, aparte del frame-rate, es donde la nueva versión demuestra ser mejor; aunque los recursos siguen siendo los mismos del juego original, el incremento en la cantidad de pixeles en pantalla extrae de ellos su mejor y más detallada cara.
Las primeras impresiones al cargar la nueva edición son muy positivas: la resolución nativa a 1080p proporciona una clara mejora de definición respecto a los 720p de las consolas de anterior generación, mostrando gráficos muy nítidos.
También entra en juego un anti-aliasing por post-proceso, aunque el nivel de detección de bordes es menos agresivo que el de la implementación usada en PC y consolas de anterior generación, lo cual produce una imagen más nítida y texturas menos borrosas y permite que el artwork saque mayor partido a la resolución Full HD. La desventaja de esto es que la cobertura es menor a lo largo de toda la escena y eso provoca más jaggies en determinadas situaciones, pero en general esa concesión vale la pena para obtener una mayor nitidez. También ha mejorado el streaming de las texturas, con lo cual es mucho menos frecuente ver el paso del artwork de baja resolución al alto, un defecto que desgraciadamente era bastante común en los juegos con el Unreal Engine 3 durante la pasada generación.
En cambio, la versión para PlayStation 4 no sale tan bien parada a la hora de mantener la calidad de las texturas cuando las superficies se ven desde lejos o en ángulo, desmontando parte de las ventajas que ofrece la presentación 1080p. Es otro caso extraño de filtrado de texturas pobre en la consola de Sony - no hay ningún tipo de filtrado anisotrópico, usando la simple técnica trilinear.
El resultado final es que las texturas pueden parecer algo borrosas en PlayStation 4 en algunas ocasiones, algo que no es un problema en PC ni, curiosamente, en la anterior generación, donde a lo lejos a veces incluso tenía más detalle a lo lejos. Nuestras pruebas con la versión Xbox One de la Definitive Edition no han sido tan exhaustivas, pero un vistazo rápido desvela que en la consola de Microsoft se usa cierto nivel de filtrado anisotrópico, lo cual produce un look más limpio y detallado que en PlayStation 4 en estas situaciones.
El salto a los 60FPS de la Definitive Edition produce una experiencia más suave que también responde mejor a la hora de jugar, ya que los ataques se encadenan de forma más fluida y se reduce notablemente el input lag.
La buena noticia es que el salto a los 60FPS de la Definitive Edition produce una experiencia más suave que también responde mejor a la hora de jugar. Los ataques se encadenan de forma más fluida, se reduce notablemente el input lag y los cambios abruptos de posición del personaje y ángulos de cámara también se benefician del enorme salto en resolución temporal.
En comparación, la versión para PlayStation 3 ofrece una experiencia jugable razonable a 30FPS, pero su frecuente tearing y caídas de frame-rate distraen mucho más. Ninja Theory hizo todo lo que pudo para minimizar la latencia (de ahí el uso de v-sync adaptativo), pero al final lo que cuenta es que la Definitive Edition recuerda mucho más a los anteriores juegos de la saga, gracias a los sesenta frames por segundo. Para muchos, solo eso ya hará que valga la pena la actualización - aunque, por supuesto, eso es algo que los usarios de PC ya llevan mucho tiempo disfrutando.
Pero a pesar de sus significativas mejoras, la versión para PlayStation 4 de DmC no está exenta de problemas. El juego parece alternar entre secuencias con sincronización vertical (con alguna caída de frames) y otras con una implementación de v-sync adaptativo, lo cual produce algo de tearing. Lo más preocupante son los muy ocasionales picos de 50ms en el frame-time, apreciables en forma de breves tirones. Resumiendo, el rendimiento no es tan sólido como nos gustaría, y eso resulta sorprendente teniendo en cuenta que la versión para PC es poco exigente a nivel de recursos de hardware. Las entregas desarrolladas en Japón de Devil May Cry destacaban por sus frame-rates sólidos como una roca, así que imaginamos que a los fans más acérrimos de la saga les decepcionarán un poco estas pequeñas imperfecciones que aparecen mientras juegas, por aisladas que sean.
A nivel de contenido no hay discusión: la Definitive Edition es tal porque recoge todo lo publicado para DmC en un paquete completo, añadiendo además algunos extras menores.
Pero la verdad es que en la mayoría de aspectos la Definitive Edition es casi idéntica a la versión de PC con el detalle al máximo. Si no tenemos en cuenta el problema con el filtrado de texturas la presentación general es sorprendentemente parecida entre ambas versiones, siendo las únicas diferencias el anti-aliasing por post-proceso, un motion blur más conservador y los cambios en iluminación. El trabajo realizado con esta remasterización es entonces compentente, pero no excepcional.
La pregunta es, entonces, hasta qué punto es realmente la edición definitiva que asegura ser. A nivel de contenido no hay discusión: aquí se recoge todo lo publicado para DmC en un paquete completo con algunos extras menores. Sin embargo, el gran atractivo de Devil May Cry siempre ha sido la jugabilidad, y dado el frame-rate sólido como una roca de la versión para PC pensamos que esa es la versión más recomendable, incluso no incluyendo el DLC. En cualquier caso, excepto por algún que otro glitch aislado, el juego de PS4 no se queda muy atrás del de pC, y si solo has jugado a DmC Devil May Cry en PlayStation 3 o Xbox 360 y no tienes un PC para jugarlo, entonces quizás sí valga la pena que le eches un vistazo a la Definitive Edition. Si no lo jugaste en su momento, la respuesta es aún más clara: hazlo ahora.