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Avance de DiRT 4

El espíritu de Colin McRae.

Dirt Rally fue un punto de inflexión para Codemasters. El estudio británico, especializado en el mundo del motor y con una dilatada experiencia en el género, no sólo aprovechó este proyecto para coquetear con nuevos métodos de financiación y flujos de producción (el early access), sino que también se replanteó su propia forma de entender los juegos de carreras. ¿En un mundo en el que los juegos de coches ya no son los superventas de antaño qué tenía más sentido, ir a lo mainstream con un título más arcade o atraer al fan más dedicado con una propuesta enfocada a la simulación pura? Fue un movimiento arriesgado, pero al final decidieron optar por la vertiente a priori más compleja y más de nicho: la del realismo.

En Codemasters saben que esa dirección ha funcionado estupendamente y ha sido del agrado de la comunidad, así que DiRT 4 la mantiene al tiempo que se abre a un espectro de público mayor. Y su forma de hacerlo es tan sencilla como efectiva: al iniciar el juego escoges entre dos modelos de conducción, uno más accesible (que no llega a ser arcade y que me recuerda al mítico Colin McRae Racing de PSOne) y otro para fans de la simulación (equivalente al de Dirt Rally). El resultado es un juego siempre exigente, pero que se adapta al jugador proporcionando una experiencia más acorde a sus gustos, la cual, además, se puede personalizar activando o desactivando opciones como el ABS, el control de tracción o los reinicios si nos estrellamos en la cuneta. Las sensaciones al volante -o al pad- son fantásticas, con un refinado control que en todo momento deja patente esa renovada apuesta por la autenticidad.

También se nota en el tono. Aunque no hemos podido probar aún la campaña, según los desarrolladores en esta ocasión se dejarán de lado las latas de Monster y la estética propia de los X Games en favor de una ambientación más sobria y realista, en un modo Carrera donde se compaginará el pilotaje en las diferentes pruebas con la gestión del equipo y la obtención de sponsors y todos los materiales y recursos necesarios para que nuestra escudería funcione al 100%. La experiencia adquirida por Codemasters con la franquicia F1 nos hace tener bastantes esperanzas en este sentido, especialmente al saber que se ha abandonado ese grimoso rollo dudebro que tenía DiRT 3.

Una de las piezas fundamentales de este DiRT 4 es la opción Crea tu Circuito. Se trata, resumiendo, de un generador aleatorio de trazados, en el cual seleccionamos la longitud, la complejidad y definimos detalles como la meteorología o el tiempo del día. Tras ello tan solo hay que apretar un botón y el juego crea inmediatamente un nuevo trazado, listo para correr o para enviárselo a un amigo y retarle a ver quién hace mejores tiempos. Es una opción interesante, porque le da al juego un aire de impredecibilidad y de emoción que le sienta estupendamente y también amplía sustancialmente el contenido.

Contenido que, por cierto, no es escaso pero tampoco extremadamente generoso. En un principio tendremos cinco escenarios principales (Fitzroy en Australia, Tarragona en España, Värmland en Suecia, Michigan en Estados Unidos y Powys en Gales), los cuales se diferencian sobre todo en la superficie de los circuitos, y sesenta coches, de los cuales pudimos probar el Subaru WRX STi NR4 y el Mitsubishi Lancer Evolution VI. En cuanto a modos, al Rally y el Rally Cross se suman el Rally Histórico, con coches clásicos, y el modo Land Rush, con espectaculares competiciones de buggies en circuitos cerrados. También tendremos una especie de Academia en la cual no solo se podrá practicar para mejorar nuestra habilidad al volante, sino también crear pruebas más a medida. Lo que sí desaparecen son las gymkanas de DiRT 3, aunque según los desarrolladores se podrán replicar en cierto modo dentro del modo Joyride.

Lo sorprendente de la demo que pude probar en Londres es que se siente francamente sólida. Usar la tecnología de Dirt Rally hace que detalles como los gráficos (visualmente es un poco mejor que su antecesor, manteniendo los 60FPS) o las físicas ya funcionen a la perfección pese a tratarse de una versión pre-alpha. Lo único que en estos momentos chirría, en realidad, es la IA de los rivales; al ser tremendamente agresiva tienden a cometer errores que afectan significativamente a sus tiempos en los modos altos de dificultad, mientras que en los bajos pecan de un exceso de conservadurismo. Si esto se corrige en la versión final, y tiempo hay para ello, la combinación con su exigente modelo de conducción puede ser fantástica, convirtiendo a DiRT 4 en uno de los mejores exponentes del género del motor para 2017.

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