Double Dragon Gaiden demuestra que el beat'em up y el roguelike pueden ser una mezcla muy poderosa
Marian MVP.
A pesar de que la saga Double Dragon sigue en activo, los últimos años no han sido particularmente buenos para los fans de esta franquicia de beat’em up. Títulos solventes pero algo modestos como Double Dragon II: Wander of the Dragons o Double Dragon IV no han llegado a encontrar su lugar en el panorama contemporáneo. El último título de la saga, Double Dragon Gaiden: Rise of the Dragons ha sido desarrollado por el estudio Secret Base y publicado por la editora Modus Games, y puede haber encontrado una respuesta a este problema.
La novedad principal de Double Dragon Gaiden es que convierte la estructura tradicional de la serie - los niveles de scroll lateral llenos de tortazos - en un semi-roguelike con muerte permanente y configuración aleatoria de habilidades. Y funciona sorprendentemente bien.
Siendo totalmente sinceros, los juegos de recreativa siempre han tenido un componente de muerte permanente: se termina la partida y, salvo que queramos meter más dinero para continuar, ahí se acaba nuestro progreso. Double Dragon Gaiden trae de nuevo este concepto al presente, y construye a su alrededor una serie de ideas muy notables que nos enganchan y nos impulsan a seguir jugando incluso después de haber llegado y superado al jefe final.
Básicamente, la premisa del juego es que el alcalde de la ciudad ha contratado a nuestros héroes, Billy, Jimmy y los demás, para derrotar a las distintas mafias que aterrorizan a la ciudad. Una vez aceptemos, se nos abrirá un menú que nos permitirá escoger entre uno de los cuatro escenarios disponibles. Podemos superarlos en el orden que queramos, pero una vez que hayamos superado uno de ellos, se correrá la voz, los enemigos reforzarán sus defensas, y los siguientes niveles se harán más difíciles y más largos. El primer nivel que juguemos constará de una fase, el segundo de dos, y el tercero y el cuarto contarán de tres. Cada fase tendrá un minijefe, y al final de ellas habrá un gran jefe final. Así, estrategizar alrededor del tipo de enemigos que hay en cada uno de ellos, y de nuestra habilidad venciendo a cada uno de los jefes, será clave para avanzar. Entiendo que la dinámica puede ser un poco repetitiva si encontramos muy pronto cuál es la ruta óptima para nosotros y los personajes que queremos usar, pero para mí, el proceso de buscar mi mejor camino fue muy satisfactorio.
En cualquier caso, una de las claves del juego tiene que ver con las mejoras que obtenemos para nuestros personajes. Conforme vayamos superando los niveles y destruyendo los entornos y a los enemigos iremos consiguiendo cada vez más dinero. Podemos revivir a nuestro personaje cuando caiga en combate, claro, pero hacerlo nos costará una cada vez más grande cantidad de nuestros ahorros, así que la idea es evitar morir y conservar nuestra vida lo máximo posible para alcanzar el final de fase con los bolsillos llenos. Una vez lleguemos allí se nos dejará comprar una de hasta cinco mejoras para nuestro personaje principal, y lo mismo para el secundario. La gracia es que están generadas aleatoriamente, así que habrá que estrategizar un tanto qué tipo de personaje queremos construir y a qué movimientos vamos a darles más peso. Si usamos a Marian, por ejemplo, que en esta entrega -y espero que siempre a partir de ahora- va equipada con un lanzacohetes como arma secundaria, querremos mejorar su regeneración de ataque especial para poder usarlo lo más frecuentemente posible; sin embargo, si todo lo que encontramos para ella son subidas del ataque cuerpo a cuerpo tal vez tengamos que aprender a manejarnos mejor con las que a priori son sus ofensivas menos potentes.
Otras veces, sin embargo, querremos aprovechar una partida en la que vamos holgados - o que ya sentimos que no podemos ganar - para dejar pasar la oportunidad de obtener un aumento de estadísticas y, en lugar de eso, comprar fichas. Las fichas son unos objetos que aparecerán aleatoriamente en la pantalla de selección de mejora y que podremos conservar entre partidas. Por un lado, sirven como reemplazo del “continue” tradicional de los arcades -se nos permitirá seguir jugando después de morir a cambio de pagar tres fichas- y, por otro, podremos usarlas en el menú principal para desbloquear nuevos y más poderosos personajes. Así, la estructura de muerte permanente añade un sistema de progreso general que nos puede permitir mejorar nuestras posibilidades incluso si no llegamos al final del juego.
En conjunto, Double Dragon Gaiden no es un juego muy largo, ni muy complejo, y su curva de dificultad puede resultar excesivamente sencilla al principio y demasiado apurada al final. Pero es un título repleto de ideas y una vuelta de hoja a la saga que aterriza casi todo lo que propone, creando una experiencia divertida y amena que ojalá se trasladase a un título de mayor calibre. ¡Ah! Y como un buen beat’em up, la experiencia es aún mejor en cooperativo, sea local u online.
Double Dragon Gaiden: Rise of the Dragons salió el pasado 27 de julio. Está disponible en PlayStation 5, PlayStation 4, Xbox One, Xbox Series X y Series S y PC.