Dragon Ball: Origins
¡Vamos con afán! ¡Todos a la vez!
Lógicamente no todo el juego es fachada. En esta ocasión la mecánica se aleja de la fórmula mata-mata o del género de lucha, para potenciar el factor aventura típico de los Zelda – concretamente Phantom Hourglass, con el que comparte motor y esquema de control– . A lo largo de los ocho capítulos (divididos en episodios) que dura el juego, la exploración y resolución ocasional de pequeños puzzles será la tónica presente durante la aventura, pero a diferencia del título de Nintendo, el fluir de los eventos es totalmente lineal en su desarrollo, a pesar de que permite acometer en cualquier momento episodios secundarios que hayamos desbloqueado.
A menudo Bulma acompaña a Goku en su búsqueda por unos escenarios algo repetitivos, a la que tendremos que defender de los enemigos además de ella misma. Lamentablemente la IA aliada no es muy efectiva, y se limita a atacar cuando hay enemigos pero no huye cuando la amenazan, lo cual nos acarreará más de un dolor de cabeza en los momentos críticos.
Para intentar equilibrar la balanza Goku dispone de una variedad de habilidades propias de un superhéroe de Marvel, todas mejorables desde el menú a cambio de puntos de experiencia. Como en la variedad está el gusto el abanico de habilidades es amplio, yendo desde combos de puños hasta barridos con el bastón mágico, remolinos o el famosísimo kame. Su ejecución no se aleja de la simpleza que supone efectuar un gesto en la pantalla táctil, del mismo modo que ocurría con Link en Zelda: Phantom Hourglass. Dibuja un círculo sobre Gokuh y hará un remolino con el bastón; traza una línea y cargará hacia allí; golpea tal personaje para atacarle. Los no iniciados quizá necesiten unos minutos de adaptación pero nada que suponga un problema. De hecho el control le sienta bastante bien al conjunto.
Como conclusión podemos decir sin miedo a equivocarnos que Dragon Ball: Origins se limita a adaptar la fórmula de Zelda a la licencia de la serie, con un magnífico acabado técnico, una mecánica sin grandes pretensiones y un guión más que divertido. Puede que esto no sea suficiente para aquellos que no profesen la doctrina de Toriyama, pero viniendo de donde venimos, ¿quién no es fan de Dragon Ball?