Análisis de Dragon Ball Z Ultimate Tenkaichi
O cómo no hacer un juego de Dragon Ball.
Si hace 15 años se me hubiera aparecido la mujer Neutrex del futuro para enseñarme este Dragon Ball Z Ultimate Tenkaichi, seguramente se me hubiesen caído los huevos al suelo, hubiesen traspasado la corteza terrestre y finalmente hubiesen acabado asomando por Japón - imagino que cerca de las oficinas de Toei Animation. Por aquel entonces, lo que queríamos los fans de Dragon Ball era jugar a ser Son Gokuh, por eso nos importaba un carajo que los vendedores de los bazares hindúes de la época nos sablearan 15.000 pesetas por juegos de importación que - reconozcámoslo - eran una mierda si los comparábamos con los Street Fighter o Mortal Kombat de rigor. En aquella época los juegos de Dragon Ball eran un bien escaso y por eso nos flipaban tanto.
Super Nintendo y Megadrive hacían lo que podían para trasladar los espectaculares combates de la serie al videojuego con la mayor fidelidad posible; por eso mismo me hubiese explotado el corazón si hubiese visto este Ultimate Tenkaichi entonces. Porque, al menos visualmente, está mucho más cerca de la serie que lo que podían ofrecernos los Butoden y compañía.
Sin embargo, visto hoy, con Dragon Ball como recuerdo nostálgico y algo más de criterio (espero) por mi parte, este Dragon Ball Z Ultimate Tenkaichi programado por el estudio japonés Spike me ha decepcionado profundamente.
El principal error en que incurre este título se encuentra en su diseño de juego, algo que en el fondo no tiene nada que ver con el anime en el que se basa. Los combates abusan constantemente de ese componente aleatorio donde importa más la suerte que la habilidad del jugador. Esto ocurre, cada dos por tres, cuando los dos personajes ven suspendida su ensalada de hostias y se activa un mini-juego donde todo se reduce al 50/50 de posibilidades que tenemos de salir airosos. Todo depende de la suerte de pulsar el botón adecuado. Al mismo tiempo, los combates son aburridos - y no, no es un homenaje al ritmo ultra-lento de la serie - por culpa de las pocas cosas que podemos hacer. De hecho, el gameplay se aleja del estilo del último Raging Blast 2 para retomar algunas mecánicas de los Budokai Tenkaichi de PS2. Esto se traduce en combates ortopédicos y más machaca-botones de lo que querríamos.
Los combates abusan constantemente de ese componente aleatorio donde importa más la suerte que la habilidad del jugador
De nuevo, cuando nos alejamos de nuestro rival el juego cambia su mecánica para centrarse en los proyectiles de energía y Kames - sí, eso que se empecinan en llamar energia Ki. La forma de realizar estos ataques es algo completamente automático, cuestión de tener la energía suficiente y pulsar el botón de turno. Tan accesible como poco emocionante y limitado.
Lo que no puedo negar es el esfuerzo puesto en que los combates intenten recrear las imágenes de la serie de televisión. En este sentido, como ya hemos visto en muchos otros juegos de Dragon Ball programados por Spike, durante los combates (y especialmente durante el modo Historia) el juego calca algunas de las estampas de la serie. Estos momentos finales de lucimiento son pocos, pero incluso al más exigente fan de la saga le podrán llegar a convencer.
Por otro lado, una de las bazas del título es su modo Historia en el que podemos recorrer casi todos los arcos argumentales de la serie. Se agradece el esfuerzo de abarcar casi todo el anime, pero el hecho de que las secuencias entre combates estén tan pésimamente explicadas hace que todo se venga abajo. Además, la que debería ser una de las grandes novedades del juego, la inclusión de eventos especiales que no son de lucha, se convierte en uno de sus principales defectos. Estas batallas contra enemigos gigantescos (como cuando los saiyans se transforman en monos) o las persecuciones volando, son un completo despropósito de tan sencillas y fútiles que son.
El Modo Héroe es otra modalidad nueva. Con ella podemos crear nuestro propio personaje, gracias a un editor algo escaso en opciones, para luego protagonizar una historia alternativa y totalmente falta de sentido. La idea de crear a tu propio personaje y mejorar sus habilidades a medida que vas ganando combates y recorriendo el mundo es buena, pero cuando estos progresos son casi imperceptibles por culpa de un gameplay nefasto, el invento acaba siendo fallido. Además, amigos de Spike, de verdad alguien del estudio conoce mínimamente la saga. ¿Yamcha como nuestro entrenador? ¡Estamos de coña o qué!
Se agradece el esfuerzo de abarcar casi todo el anime, pero el hecho de que las secuencias entre combates estén tan pésimamente explicadas hace que todo se venga abajo
Cuando la calidad escasea la cantidad va al rescate, y esto es precisamente lo que pasaba con anteriores juegos de Dragon Ball cuando nos presentaban rosters gigantescos de hasta 150 personajes disponibles. Aquí, sin embargo el número de personajes no pasa de la cuarentena. Por descontado, sí que están presentes la clásica modalidad de Torneo, y un modo para combatir online. Todo ello, junto con el ya clásico diseño de menús horroroso y unos tiempos de carga que no son pocos. Y, bien, la ya habitual ausencia de la banda sonora original (excepto un agradecido "Cha-La Head-Cha-La" que se repite hasta la saciedad).
Antes de concluir queda por comentar el apartado visual. Aquí tampoco tengo muchas dudas. Sinceramente, ¿por qué no se limitan a copiar la serie? Como podréis ver en las imágenes que acompañan al artículo este Ultimate Tenkaichi mantiene el estilo cel-shading al que ya estamos acostumbrados, pero en lugar de aplicarlo sin más le añade toda una serie de efectos para dotar de volumen a los personajes que no hacen más que distanciarnos del anime original. Por otro lado, el diseño de escenarios que intenta darle un toque foto-realista no acaba de encajar en el conjunto.
Llegados a este punto y después de esta reseña tan crítica solamente puedo decir que he intentado reflejar mi opinión como ferviente seguidor que fui de este anime. Y aunque este fan de Bola de Drac hubiese alucinado al ver este juego hace 15 años, seguramente no habría pensado lo mismo si hubiera puesto sus manos encima. Ultimate Tenkaichi tiene sus buenos momentos en forma de escenas que recrean la serie casi al milímetro, pero el resto del tiempo (que es el 99%) es un juego de lucha malo que ni tan solo logrará encandilar a los fans. Me da un poco de pena que ahora que realmente se podría crear el juego de Dragon Ball con el que siempre habíamos soñado aparezcan productos como este que solamente se encargan de dinamitar nuestra infancia.