Avance de Dragon Quest XI: Echoes of an Elusive Age
Un JRPG con aroma clásico.
En el pasado E3 pudimos acercarnos al stand de Square Enix para probar Dragon Quest XI: Echoes of an Elusive Age, la próxima entrega de la veterana franquicia de JRPG. Hemos probado la versión occidental del juego casi un año después de su salida en Japón, aunque esta edición incluirá algunas mejoras como una cámara en primera persona, interfaz mejorada, doblaje al inglés o la posibilidad de esprintar a pie.
La demo tenía dos partes separadas, una ambientada en Cobblestone al inicio del juego y otra más adelante en la capital de Gallopolos, una vez el protagonista ya ha logrado reunir a gran parte del equipo que le acompañará en la aventura. Solo disponíamos de quince minutos y en nuestro caso optamos por entrar directamente en la segunda parte de la demo.
Comenzamos a lomos de un caballo y podemos dirigirnos hacia la ciudad o ir directamente a la zona de Celestial Sands, donde nos aguardaba un jefe. En el mapa se marcan de manera clara las personas con las que tenemos que hablar para perseguir los objetivos principales, así que optamos por salirnos un pelín del camino marcado. En la ciudad se podía comprar objetos, aceptar sidequests, hablar con los aldeanos... lo único que se salía un poco de lo habitual eran las carreras de caballos.
La propia ciudad ya era un indicador de lo que nos íbamos a encontrar en los combates: un título de rol por turnos de la vieja escuela, cuyo sistema de combate no desencajaría hace un par de décadas. Hay una opción de cambiar el aspecto de los combates transformándolo en "free-form", que nos permite desplazarnos con libertad por la zona cerrada donde están los enemigos, pero no parece que vaya a proporcionar ventajas tácticas frente a la disposición habitual, que se siente más natural con este sistema.
Los primeros combates no supusieron un gran reto, así que nos lanzamos a por el jefe final, donde el asunto ya requería de un poco más de táctica y aprovechar las habilidades de los distintos personajes, particularmente las dos magas (ataque/curación). Tal y como nos advirtieron, nos quedamos sin tiempo antes de finalizar el jefe, que solo se podía completar si nos dirigíamos a él directamente y le dedicábamos todo el tiempo de la demo.
Intenté usar los quince minutos para probar un poco de todo y lo cierto es que al final no conseguí profundizar en nada. La primera impresión que me llevo es que Dragon Quest XI es un JRPG clásico a más no poder. Tiene sentido que en la versión japonesa de Nintendo 3DS el juego se pudiese ver como un título de 16 bits, porque el juego hunde sus raíces hasta lo más profundo del género; las 3D son más un adorno que una característica que defina el título. El juego llegará a occidente el 4 de septiembre.