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Dust: An Elysian Tail

El Metroidvania Furry.

Este análisis forma parte de la sección de Game Over.

No sé por qué, las obras que se cimentan alrededor de la figura de una sola persona que carga en sus hombros la mayor parte de un proyecto me pueden. Es como un salto personal de fe. Un desafío a lo establecido. Un grito triunfal que aúlla "- ¿¡Lo véis!? Al final lo hice. A mi manera. Con casinos y furcias -." Es una de las causas por las que, de un tiempo a esta parte -quién lo iba a decir, consolero de toda la vida-, me he acercado a la causa indie, y, aunque evidentemente los resultados no siempre son maravillosos, gracias a ello he descubierto un mundo donde el ingenio y el talento puro son la mejor forma de destacar.

Dust: An Elysian Tail es un juego que entra por la vista, a pesar que servidor no es demasiado amante de los animales antropomórficos y que, en algunas capturas que vi previamente, el estilo gráfico no me acababa de convencer; sobre todo en primeros planos. Sin embargo, los escenarios y personajes dibujados a mano llevaban la palabra 'arte' sobreescrita, y ese tipo de grafismo, como me sucedió con el genial Muramasa: The Demon Blade (Vanillaware, Wii-2009, PS Vita-2013), es lo que me hizo apostar por la adquisición de esta aventura.

Al hilo de lo comentado sobre los proyectos en los que una persona se hace responsable de todo o casi todo, el one man army de este juego es Dean Dodrill, diseñador gráfico de larga y reputada trayectoria. Si ya peináis canas probablemente os acordéis del juego Jazz Jackrabbit (PC, 1994), desarrollado y distribuido por Epic Games. Un juego que no sólo marcaba los inicios de un imberbe Cliff Bleszinski; también Dodrill colaboró con ilustraciones y diseños, y ya apuntaba ese estilo reconocible que vemos en An Elysian Tail.

"Gráfica y sonoramente, el juego de Humble Hearts, es como visionar esa película de animación que pretendía el autor. Sin embargo, argumentalmente es un gran cliché".

Tras la desvinculación con Epic Games, Dodrill quería algo más y se embarcó en el proyecto de crear una serie de dibujos animados sobre el universo de personajes que surgían de su imaginación. Esta serie, efectivamente, se iba a llamar An Elyssian Tail, pero la idea se quedó a medias cuando Dodrill decidió hacer con este universo, quizás influenciado por su paso por Epic, su propio videojuego. Dodrill se dedicó entonces a aprender a programar desde cero para poder realizar este proyecto que le llevó en total casi cuatro años, además de escribir la historia, los diálogos, y casi pretender componer la banda sonora y doblar a los personajes. Algo que, de forma afortunada, cedió a otros artistas, ya que la banda sonora de HyperDuck Soundwork (A.R.E.S: Extinction Agenda, Zero Gear) es de las mejores que se han escrito en los últimos tiempos. Por otra parte, el doblaje es excelente, dotando de carisma y personalidad a todos los personajes que aparecen en el juego. Desde los actores principales, hasta secundarios que sólo aparecen en alguna misión opcional, todos tienen un gran trabajo de voz detrás.

Gráfica y sonoramente, el juego de Humble Hearts (nombre de la compañía tras Dean Dodrill), es como visionar esa película de animación que pretendía el autor. Sin embargo, argumentalmente es un gran cliché. La trama nos pone en la piel de Dust, un joven y amnésico guerrero zorro (o algo así), que recobra la conciencia en mitad de un bosque, donde se topa con una espada de nombre Ahrah, que dice acudir a él por sentirse invocada. Sí, la espada, como buena arma mística y milenaria, vuela y habla. Y por si fuera poco, junto a ella se nos une Fidget, la "gatiélaga" guardiana de la espada (aunque más bien es una mezcla de gata, murciélago y zorro), que funcionará en el desarrollo de la aventura como una suerte de hada Navi malhumorada, irónica y amante de zurrarse muy duramente contra la pared la cuarta ídem. Entre estos tres personajes viviremos los mejores diálogos del juego, funcionando este trío con una gran química que nos hará soltar más de una -y de dos- carcajadas.

"Además de avanzar y matar enemigos a lo hack 'n slash 2D, tendremos un ligero toque RPG con las subidas de nivel, lo que nos permitirá mejorar nuestras habilidades".

La historia es la clásica del viaje del héroe sin pasado, que ansía recuperar la memoria en un mundo con tintes de Japón feudal furry. Esto nos llevará a enfrentarnos a un ejército imperial que se dirige al genocidio de otra especie, y que en su avance amenaza a toda la población civil antropomórfica. Puede que no se lleve ningún premio al mejor guión, pero a pesar de ser una historia muchas veces vista, al menos en su punto de partida, al final nos quedará la satisfacción de ver que no se ha dado puntada sin hilo, y que la conclusión es más que correcta. Incluso memorable.

La jugabilidad es el punto fuerte de este juego, y eso es lo que al fin y al cabo hay que exigirle a un buen metroidvania, aunque sin embargo tiene sus altibajos. Nos enfrentaremos constantemente a hordas de enemigos, haciendo gala de los combos -algo limitados- de nuestra espada y contando con la ayuda de Fidget, a la que podemos usar para lanzar proyectiles y combinarlos con el poder de Ahrah. Además de avanzar y matar enemigos a lo hack 'n slash 2D, tendremos un ligero toque RPG con las subidas de nivel, lo que nos permitirá mejorar nuestras habilidades. En ese sentido, si subimos rápidamente el nivel de Fidget podemos convertir el juego en un paseo militar, ya que con la habilidad de planear en torbellino que aprendemos, combinándolo con los proyectiles de la "gatiélaga", no habrá enemigo que nos tosa; ni siquiera los jefes finales. Esto, combinado con las clásicas habilidades que iremos adquiriendo a lo largo de la aventura, al estilo Metroid, hace que el juego sea difícil al principio y luego se vaya suavizando, haciendo que la curva de dificultad sea a la inversa. Es una pena que el juego no acompañe nuestras subidas de niveles como debería, y la parte final, a pesar de su espectacularidad visual, no suponga un reto en condiciones.

Por otra parte, como corresponde a ese modelo Metroid o Castlevania 2D, gracias a los poderes que vamos consiguiendo podemos volver a recorrer antiguas fases y acceder a zonas nuevas, lo que nos permite conseguir extras que premiarán convenientemente la exploración, además de poder volver a disfrutar de la variedad de escenarios y las magníficas músicas de nuevo. Sin embargo, pasarse el juego no nos llevará demasiado, ya que hablamos de un título más bien de corta duración. Para conseguir el 100% con todos los logros, en la primera partida servidor, jugando sin prisas, contabilizó 20 horas. Y se puede hacer en mucho menos tiempo.

En definitiva, Dust: An Elysian Tail no es un juego que pretenda innovar en ningún aspecto jugable. Todo lo contrario, bebe exageradamente de los juegos anteriormente mencionados del género Action-RPG de exploración. Además, no lo disimula, y hay muchos homenajes y guiños, tanto a ellos (ese "pollo emparedado" de Castlevania), como a otros clásicos imperecederos, como Golden Axe. Por no contar la inclusión de unos "amigos" que se hallan prisioneros ocultos por el juego, que es un extra que sin duda hará sonreír a más de un jugón. Si no conocéis Dust, os perdéis un juego que destila cariño por todos sus poros. No es un imprescindible, ni el producto de una ambición revolucionaria. En cambio, An Elysian Tail es un título realmente entretenido, un festín audiovisual, y que por encima de sus carencias y pequeños fallos, bien merece que le demos la oportunidad de desvelar su historia. Ojalá veamos pronto una continuación basada en este universo de Dean Dodrill. Bien en forma de una segunda entrega, o bien en forma de serie animada.

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