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El Padrino II

Don Nadie.

¿Y cómo podemos conseguir los locales de los mafiosos rivales? Pues de dos formas. La primera es ir nosotros con nuestra troupe, cargarnos todo lo que se menea y llegar hasta el jefecillo del establecimiento. Para convencerlo de que se pase a nuestro bando tenemos que extorsionarlo. El sistema para intimidarlo es muy simple y tosco —darle de tortas, apuntarlo con una arma, etc—, una pena. Lo que sí que está bien son las ejecuciones a los matones, que son muy violentas y bastante variadas.

El sistema de combate en general, con todo, no es nada agradable. El juego es en tercera persona y podemos servirnos de las típicas coberturas… pero es que no tiene nada más. Sí, hay varias armas (shotgun, magnum, rifle francotirador…) pero la complejidad y la diversión de cargar contra los enemigos es nula, al igual que su Inteligencia Artificial. Y si haces un juego que dura aproximadamente 10 horas y que consiste básicamente en esto, en entrar en locales, acabar con todo lo que se menea, y ale, a por otro, y esto no es divertido… pues ya os podéis hacer a la idea.

La IA de los enemigos es inexistente.

La otra forma de ir consiguiendo locales es mandar a tus secuaces y que ellos hagan el trabajo sucio. Pero oh —me estoy tirando de los pelos y no lo veis— qué mal llevado que está. Hay que entrar en el menú, seleccionar el edificio que queremos conquistar y mandar a los tuyos. Y esperar, no puedes hacer nada más (a no ser que quieras vagar por las calles o hacer misiones secundarias). Si ganan, bien, uno más a la saca. Si pierden, pues nada, esperas un poco más para que se recuperen, ya que tus subordinados no pueden morir, sólo van al hospital, y los vuelves a mandar. Mientras tanto puedes dejar a tu personaje quieto mirando una bonita puesta de sol durante quince minutos. Y tu te puedes quedar sentado en el sofá viendo una segunda puesta de sol paralela durante quince minutos.

Por tanto tenemos un juego que sobre el papel tiene los dos elementos necesarios para hacer divertida una versión en videojuego de El Padrino pero que, a la práctica, ambas fallan. Ni el combate es divertido ni el modo de gestión de personal y conquista tiene nada especial o retante. Una buena idea, una mala ejecución. Como la Cherry Coke o los calcetines con dedos.

La vista del Don empieza siendo algo novedoso y acaba conviertiéndose en un menú para mandar a los otros a hacer lo que tu no quieres.

Cansa, también, que tengamos que coger el coche cada dos por tres. El mapa es confuso y no puedes teletransportarte. Quizás lo hayan hecho para que recorras las calles y te vayas encontrando a docenas de personas con iconos en la cabeza y que te piden que les hagas trabajos sucios. Que si mi mujer se ha fugado con otro y quiero que te la cargues, que si destroza el local de la competencia. A ver, a ver. Sí, eres un mafioso peligroso y violento. Pero de ahí a montar una franquicia de “asesinatos a domicilio” va un trecho. Una vez más, eso no contribuye para nada a darle carisma a la forma de narrar la aventura. De hecho, poca historia hay en el juego.

Mira que lo he exprimido para poder defenderlo un poco, pero es que no se deja. A nivel gráfico no destaca en absoluto. Las ciudades son pequeñas, las animaciones flojas y a veces pasan cosas raras, como que en la parte final del juego los vehículos aparecen con una frecuencia alarmantemente baja y tenemos que chuparnos la ciudad a pie.

En resumen, El Padrino II es un mediocre juego de acción en tercera persona que nos recuerda esa época oscura de EA en la que se dedicaban a exprimir franquicias de forma desastrosa. Las partes de acción son aburridas, la mecánica extremadamente repetitiva, el sistema de gestión no tiene nada de estrategia y la historia es olvidable. De las pelis de El Padrino sólo nos acordamos cuando pensamos qué gran oportunidad han perdido.

5 / 10

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