Análisis de El Señor de los Anillos: Guardianes de la Tierra Media
Las Dos Torres.
La disputa que tuvieron Valve y Blizzard por la marca "Defense of the Ancients" sirve para ilustrar la popularidad que están cobrando los MOBA (juegos de estrategia en tiempo real donde sólo controlamos a un "héroe" en lugar de un ejército completo) y cómo las principales compañías quieren meter baza antes de que League of Legends se lleve todo el pastel. Warner Bros ha aprovechado la licencia de El Señor de los Anillos para lanzar un MOBA que abandona su plataforma por antonomasia, el PC, y apuesta por un mercado sin competencia: las consolas de sobremesa.
Guardianes de la Tierra Media no se aleja un ápice del esquema del género, lanzando a dos equipos de cinco jugadores cada uno a conquistar la Torre del enemigo, para lo cual deberán destruir antes las Torres de Defensa que eliminan a cualquiera que intente cruzar su radio de acción. Para distraerlas y mermar la salud del enemigo necesitaremos a los soldados que aparecerán regularmente en nuestro Cuartel.
Es recomendable empezar con el tutorial, aparte de para poder desbloquear a Gandalf, como aproximación a los controles. El salto a consolas parecía algo complicado, pero no ha salido del todo mal. En los pocos ataques que no afectan a un círculo de determinado radio se elige la zona de acción con el joystick derecho. Para algunos jugadores esto puede ser algo incómodo, por lo que existe la opción de autoapuntado.
El juego dispone de varias clases bien diferenciadas (guerrero, encantador, Defensor…) y sobre todo muy equilibradas: rara es la ocasión en que sentiremos que nuestro personaje es completamente inútil una vez aprendamos el rol que desempeña cada uno. A su vez, la ausencia de una u otra clase no impacta negativamente a la partida, simplemente cambia el método de conquista.
Cada Guardián acumula experiencia hasta subir a un máximo de 14 niveles, que en teoría deberían servir para mejorar las estadísticas del personaje, pero como casi todo el equipo sube a la vez y no suele existir una gran diferencia con el contrario, en la práctica solo sirve para desbloquear las mejoras de las Torres de Defensa y del Cuartel. Evita desequilibrios graves entre equipos, pero desaparece la sensación de progresión del personaje; hubiese sido preferible que las mejoras fueran solo para las Torres a dejarlo así.
"Las bondades que tiene este Guardianes de la Tierra Media se diluyen por un online en un estado deplorable."
Lo primero que notamos al empezar una partida de Guardianes es que todo es más lento que una descripción de paisaje del propio Tolkien. Los personajes se mueven a cámara lenta y algunas acciones tardan hasta cuatro minutos en recargarse. Este ritmo tan particular le da mucha personalidad. Lanzarse a lo loco a matar enemigos conseguirá que muramos en décimas de segundo, y el tiempo de reaparición va aumentado hasta llegar a casi un minuto. En su lugar, nos obliga a atacar a distancia y huir rápido. Las partidas con gente experimentada tienen pocas muertes por lo arriesgado que es perseguir a un personaje herido. Quizá por ello, cada una se convierte en una auténtica victoria que celebrar.
Al principio la acción resulta un poco confusa, porque la cámara general es demasiado amplia y el zoom nos hace perder la noción de conjunto, pero una vez aprendemos a fijarnos únicamente en el color de las barras de vida de los guardianes la cosa mejora. Quizá se debería haber resaltado más a los guardianes con una especie de halo o algo similar porque los soldados que van apareciendo, pese a ser apenas la mitad de grandes que los Guardianes, estorban la visión.
Las bondades que tiene el título se diluyen por un online en un estado deplorable. Lo más rápido que he conseguido entrar en una "Partida rápida" ha sido 3 minutos (a pesar de que nos indiquen que la media es de minuto y pico) y lo normal es que se vayan a 5 o incluso 10. He llegado a escuchar casos de gente esperando casi media hora para los modos de juego menos poblados. A pesar de la espera, será rara la ocasión en que se llenen los 10 huecos. El modo Refriega, que da prioridad a la velocidad antes que a encontrar jugadores nos enfrenta siempre a 9 contrincantes de la IA. El juego se basta de la IA para ser divertido, pero evidentemente no es lo mismo.
El lag tiene dos extremos: algunas partidas van extremadamente fluidas y en otras todo va a tirones y se van expulsando a los jugadores uno a uno hasta que, menos de un minuto después está todo el mundo fuera. Cuando termina una partida (por victoria o por lag) no nos permite jugar con la misma gente, sino que nos manda de vuelta al menú principal, a probar suerte de nuevo en los servidores.
Un MOBA depende de su comunidad, y a pesar de que el juego intente crearla con un menú principal repleto de opciones online para compararnos con nuestros amigos, de nada sirve si es imposible jugar dos partidas seguidas con la misma gente. En este sentido, me sorprendería encontrar gente en los servidores dentro de un año. Ojalá me equivoque.
El mayor acierto del juego ha sido construir su mundo inspirado por y no limitado por la franquicia; podría haber salido con otros personajes distintos y sus virtudes se mantendrían intactas, no apela únicamente a fans de los libros o las películas. La franquicia sólo le ha provocado un problema al juego, pero puede haber sido su sentencia de muerte: es evidente que se ha lanzado con prisas para llegar al lanzamiento de la primera película de El Hobbit, sobre la cual ya hay planeado DLC de pago. Un poco más de testeo podría haber conseguido que el resultado fuera sustancialmente mejor.
Si algo podría haberse aprovechado de la licencia de ESDLA son los escenarios, pero aquí el juego patina mucho: solo existen unas pocas skins de escenarios que en la práctica son únicamente dos: el de una calle y el de tres calles. Da igual que pongan farolillos para simular Hobbiton si la forma y el recorrido es exactamente igual que en el resto. El estilo gráfico es bastante simplón y el conjunto da una sensación demasiado homogénea.
Guardianes de la Tierra Media no es un mal juego, pero el online que debería ser su pilar primordial ha resultado ser su peor enemigo. No es el MOBA más profundo, ni el que tiene mejor control, ni tampoco el mejor ambientado, pero es muy entretenido y se sale un poco de la dinámica del género, además de adaptarse bien a las consolas. Podría llegar a ser una opción a tener en cuenta el estado del online llega a ser aceptable, pero parece poco probable que la comunidad aguante hasta ese hipotético momento. Si no consigue encontrar pronto un público fiel que pueda pasar por alto los problemas en el online, sus días están contados.