Element4l
El quinto elemento.
Hace tiempo leí, no recuerdo donde, que el sector independiente de los videojuegos se había incrustado en nuestros corazones a través del resquicio que dejaba la nostalgia. No fueron estas las palabras exactas, por supuesto, pero la idea de quien afirmaba tal desfachatez caminaba inexorablemente hacia el mismo acantilado de lo absurdo que lo que acabo de soltar. En un alarde de ingenio, este jugador mencionaba que el mercado indie está copado por aventuras de plataformas con toque retro sin nada que aportar más allá que devolvernos a la época del pixel de brocha gorda.
Entre otras cosas, el susodicho me dejó claro que no conoce Braid, LIMBO, o Thomas Was Alone. Juegos que, ya que de plataformas se trata, retuercen el género a su antojo y todavía les queda tiempo para darse el -parece que nada destacable- lujo de incluir mecánicas innovadoras con un envoltorio audiovisual con personalidad propia. Y siendo así, Element4l sería otro de esos jueguicos pequeños y raros que añadir a la ecuación.
Ya desde el menú de inicio resulta difícil no quedar absolutamente cautivado por la inspiradora banda sonora, creada por el grupo australiano Mind Tree, y la explosiva belleza visual de sus fondos con tonos cálidos y escenarios fundidos en negro que fugazmente recuerdan al estilo de Nicklas 'Nifflas' Nygren. Pero Element4l es mucho más que una cara bonita. I-lllusion nos propone controlar a los cuatro elementos de la naturaleza en una aventura plagada de obstáculos y muchísima mala leche. A priori no parece nada nuevo, pero es en su excepcional diseño de niveles y el uso de la física donde reside la originalidad del pequeñín.
De propuesta sencilla, pero tremendamente complicado en la práctica, comenzamos manejando a una burbuja de aire que pronto tendrá la capacidad para transformarse en tres de los otros elementos naturales: agua -representado con un bloque de hielo-, tierra -interpretado como roca-, y fuego. Mientras que con las teclas de dirección nos movemos por el escenario, con WASD seremos capaces de cambiar instantáneamente de un elemento a otro, teniendo que combinarlos sabia y rápidamente para avanzar. Por supuesto, los enemigos de Element4l toman forma de peligros inherentes a cada estado: en el aire podemos flotar, pero al mínimo roce la burbuja explotará; como hielo nos deslizamos rápido o convertimos en agua al contacto con una pequeña llama, pero un gran fuego es letal; las rocas no flotan en el agua, y el líquido vital es un problema para nuestra pequeña bola llameante.
El movimiento de cada uno de los elementos varía en función de su representación física, y a medida que quemamos naves la estrategia cobra un protagonismo total y absoluto. Y aunque algunas de sus fases pueden salvarse de diferentes formas, también debemos ser rápidos a la hora de escoger en qué convertirnos para enlazar movimientos sin perder la vida en el intento. Todo esto se traduce en un grado de dificultad considerable, pero también sabe ser terriblemente justo, y la sensación de recompensa al vencer una sección de las atragantables es brutal.
En general, muchos de los aspectos de Element4l son reconocibles de otros títulos, ya que éste también adopta el enfoque de narración adherida a lo jugable visto en Thomas Was Alone. Periódicamente, algunas frases de carácter cultural adaptadas a la aventura hacen acto de presencia en pantalla para amenizar el tortuoso camino. Este estilo narrativo es agradable, y en ocasiones realmente divertido, y aun estando lejos de lo conseguido por Danny Wallace, siempre es consciente de sí mismo y consigue crear un vínculo directo entre el desarrollador y el jugador, que es precisamente lo que busca.
Me gusta Element4l. Demonios, me encanta Element4l. Tiene carisma, corazón, alma, y sobre todo, posee un concepto que lo hace único y sabe cómo ejecutarlo de manera soberbia. Este únicamente se limita a ofrecer una experiencia maravillosa mediante su pureza jugable, y vaya si lo consigue. Quizá parezca cursi en su estilo de arte visual. Es posible que el avanzar a golpe de ensayo y error triture los nervios a más de uno. Incluso que la ausencia de enemigos y armas con las que acribillarlos pese sobre todo el excelente conjunto. En cualquier caso, lo único que se me ocurre para no recomendar el primer trabajo de I-lllusion son los prejuicios ante este tipo de videojuegos que procuran abrirse hueco con la ayuda de algo más que un gran presupuesto y campañas de marketing multimillonarias y que en ocasiones tanta falta hace: talento.