Elite Forces: Unit 77
Intercambio de plomo con sello español.
Visualmente, el juego se desarrolla íntegramente en entornos tridimensionales adecuadamente detallados gracias a un motor bastante resultón, aunque eso sí, tampoco estamos hablando de un Phantom Hourglass. En general los parajes selváticos, desérticos, nevados, interiores, todo está lo suficiente pulido como para resultar agradable a la vista, al igual que el modelado de los soldados y vehículos enemigos. Pero un detalle que se echa de menos, y que llega a ser necesario en frecuentes ocasiones, es la opción de rotar la cámara para evitar obstáculos en el campo de visión. Y es que una de las principales causas de muerte es precisamente la falta de amplitud en lo visual.
La cámara aérea está demasiado ajustada a la pequeña pantalla de la consola permitiendo a los enemigos estar a la distancia necesaria para atacar nada más entrar en escena, lo que nos tendrá en vilo en todo momento, observando los puntos rojos representados en el mapa de la pantalla superior, a la espera de que estén a la vista y... ¡PAM! A mandarle una corona de flores a sus familias.
Pero lo importante de todo esto es discutir hasta qué punto sirve para generar diversión en el jugador. Y mucho nos tememos que ése es el punto flaco del juego. Elite Forces sorprende a primera vista, puede llegar a ser un reto... pero también aburre. El ritmo es precario, las fases debido a su limitado campo de visión y su nulo sentido narrativo son inanes e ineficientes y el sistema de armamento (cada personaje sólo tiene su arma y otra especial), aunque lógico, es extremadamente limitado en repertorio.
Elite Forces se hace algo pesado de jugar tras unas pocas partidas, cada una de ellas es demasiado similar a la anterior, no hay estímulos para trabajarse cada fase y no parece que ni la distribución premeditada de los miembros de la unidad ni tu habilidad sirvan para perfeccionar el resultado de la misión; muchas de las muertes, por no decir la mayoría, llegan bastante injustificadamente, y no por auténticos desméritos del jugador, sino por lo impreciso del control táctil a la hora de atacar rápido junto a la ofuscada inteligencia artificial de nuestros aliados y un inoportuno respawn de enemigos al volver a ciertas zonas.
Además de todo esto, el programa no ofrece más opciones de juego a parte del modo historia compuesto por doce misiones y un modo de partida rápida, por si alguna de las fases te llega al corazón y deseas volver a jugarla más adelante. También cuenta con una galería para ir desbloqueando elementos conforme avanza el desarrollo de la historia, aunque no despierta un interés cautivador.
Elite Forces se queda al borde del precipicio; según el día que lo tomes el cuerpo te pedirá seguir un poco más o dejarlo para siempre. Es uno de esos títulos que, o bien te llega a divertir o lo abandonas a las dos horas en el cajón donde está el Golden Axe: Beast Rider.