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Análisis de Ender Lilies: Quietus of the Knights - El mejor metroidvania y una inteligente visión de los soulslike se dan la mano

Quietus Pecadorus.

Eurogamer.es - Recomendado sello
Con una impecable base artística, Ender Lilies consigue aunar el mejor metroidvania con la implacable fórmula de los soulslike.

Es habitual escuchar o leer la sobada frase que "todo está ya inventado". Sin embargo, las fronteras de los géneros nunca han estado cinceladas en piedra y, precisamente por eso, paulatinamente surgen autores que las desdibujan, destruyen o recomponen mientras crean - o no - nuevos géneros por el camino. Allá por 2009, Hidetaka Miyazaki rescataba de la papelera de From Software un RPG de acción que picoteaba de aquí y allá para ofrecer una experiencia transgresora y renovadora. De cuáles son sus principales influencias o como estas moldeaban la escala de su titánica presencia se podría escribir un tratado pero, solo para este texto, lo que realmente nos interesa es que, gracias a la introducción de un puñado de mecánicas nuevas, Demon's Souls inauguró un género nuevo: los soulslike. Como quiera que no hay mejor manera de adular que imitar, tras la salida de su secuela, Dark Souls, pronto empezaron a proliferar los adeptos de la fórmula de Miyazaki, cada uno con sus peculiaridades. Los más llamativos quizá sean aquellos que han trasladado la fórmula a las 2D, amplificando las pequeñas pinceladas de metroidvania que tenía el original y mandando a la retaguardia ciertos aspectos imposibles de gestionar fuera de las 3D. Ender Lilies: Quietus Of The Knights es, claro, uno de los miembros destacados de esta escuela de diseño.

Una escuela que, del mismo modo que los títulos de From Software, arranca con una premisa que intenta aunar sencillez y opacidad para espolear la intriga del jugador. Lily, la Sacerdotisa, despierta confundida en un mundo asolado por una plaga de desconocido origen que ha corrompido a todo un Reino. Y claro, como se ha desatado el Caos, a nosotros nos tocará atarlo, purificar el mundo y a sus hostiles habitantes mientras averiguamos qué ha sucedido y buscamos esquivas respuestas. Para ello, contaremos con la inestimable ayuda de espíritus guardianes que sólo se manifestarán a la hora de repartir mandobles porque Las Sacerdotisas son seres de luz que exploran, saltan, esquivan y bendicen pero no ejercen la violencia. Lo que habitualmente se conoce como "Voto de Paz", herejes amantes de la destrucción.

Semejante panorama encuentra cumplida réplica en un apartado artístico que no merece calificativo menor que soberbio. Haciendo gala de un despliegue visual impecable, tanto nuestros héroes como los villanos que harán acto de embrutecida presencia cuentan con un diseño fantástico y unas animaciones acordes. Estas se ven reforzadas por coloridos efectos que dan empaque y contundencia a movimientos, ataques e impactos, lo que termina por coronar un apartado que triunfa al representar la espectacularidad del combate... y la crueldad del decaimiento, con ese punto de tristeza que asola a nuestra protagonista o la majestuosidad que se intuye - cuando no una directa desolación - en unos escenarios derruidos y llenos de detalles - algunos realmente macabros - perfilados a la perfección. En la misma dirección rema una banda sonora que está centrada en apoyar las sensaciones que lo visual está intentando transmitir. Con unos estilos que van de lo minimalista a lo ambiental, las piezas de este variado score clavan tanto las melodías melancólicas al piano como las composiciones que evolucionan al ritmo de las transformaciones de los jefes finales. Muchísimo más sutiles son algunos efectos sonoros que, en no pocas ocasiones, casi pasan desapercibidos frente a la amalgama audiovisual de hostias, música y estruendos a plena potencia. No obstante, en las salas y momentos más calmados se aprecia su precisión y su función con nitidez, dándonos cuenta de que hasta el más mínimo detalle sonoro está bien calibrado.

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Como bien calibrado está el gameplay de Ender Lilies. Si bien en sus (engañosos) primeros compases puede parecer que Ender Lilies es una suerte de metroidvania con muy malas pulgas, su astuta mezcla de una curva de dificultad perfectamente medida junto a mecánicas fácilmente reconocibles pronto nos hace ver que, efectivamente, es un soulslike como mandan los cánones. Sin embargo, en un universo en el que se explora como siempre y se palma como nunca, Ender Lilies se permite juguetear con las convenciones del género para facilitar el acceso al mismo. Eliminar la barra de resistencia, que las "almas" se añadan directamente a nuestra experiencia sin posibilidad de perderlas o que al subir de nivel no podamos toquetear las stats son simplificaciones que favorecen la inmediatez jugable. El reverso negativo de esta apuesta es que se sacrifican sistemas que, a fuerza de jugar con conceptos como el coste de oportunidad, construían entramados jugables profundísimos pero claro, el que algo quiere, algo le cuesta.

Decisiones, todas ellas, potencialmente divisivas que contrastan con una faceta metroidvania llena de aciertos incontestables. Empezando por un mundo mastodóntico, lleno de secretos y mejoras para nuestra protagonista y cuya exploración es realmente ágil. A ese ritmo contribuye, y mucho, un mapa que nos facilita la información estrictamente necesaria para que no nos atasquemos pero que, a su vez, nos incita a explorar nuestros alrededores. Este delicado equilibrio lo consigue indicando cómo se interconectan las zonas, sus entradas, salidas, una ubicación aproximada de las mismas y si hemos recogido todos los objetos de la zona. Así, tendremos los datos suficientes para hacernos una composición de lugar más que acertada de hacia dónde tendremos que encaminar nuestros pasos o si aún quedan lugares por husmear. Si a esto le sumamos un diseño de los escenarios que no da pie a malinterpretaciones - ese túnel del Super Metroid - o una progresión que está llena de habilidades realmente satisfactorias, el resultado es un ejercicio de estilo que puede sacar pecho dentro de un género que vive una de sus mejores épocas.

Ahora bien, Ender Lilies no es un juego impecable, ni mucho menos. Llama poderosamente la atención que en un juego tan cuidado en sus acabados se perciban tiranteces tan evidentes en aspectos tan básicos como las colisiones del armamento o la IA de algunos enemigos. Así, un combate que, a priori, se antojaba interesantísimo por la versatilidad de los espíritus y su amplia variedad, termina deslucido por la posibilidad de explotar hasta la saciedad un par de habilidades que nos darán ventajas en mala lid. Si a esto le sumamos que la IA de los enemigos no es la más brillante del género o que los jefes y sus lugartenientes - con alguna honrosa excepción, todo sea dicho - no pondrán en grandes aprietos a los veteranos del género, se nos queda un título en cuya balanza se ve claramente que la experiencia metroidvania ha eclipsado a la soulslike.

No obstante, esas aristas no consiguen empañar a un título que es, en última instancia, una perfecta puerta de entrada para aquellos que tengan pendiente asomarse a uno de los géneros más importantes de los últimos veinte años. Con una interpretación fantástica de su vertiente "metroidvaniesca", un apartado artístico impecable y unas concesiones mecánicas que redundan en una mayor inmediatez jugable, Ender Lilies: Quietus Of The Knights no consigue meter un golazo por la escuadra por ciertas imprecisiones que afean el resultado final. Pero se queda bastante cerca. Tan cerca que cualquiera que tenga un mínimo de interés por los metroidvania, por los souls-like o por una alegre combinación de ambos debería darle una merecidísima oportunidad. La misma que Miyazaki le dio a un proyecto por el que nadie daba un duro y que, gracias a su visión, cambió el panorama de los videojuegos tal y como lo conocemos.

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