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Ensayos sobre empatía, creatividad y un poco de esperanza hacia el futuro

Sobre Essays on Empathy, de Deconstructeam.

Es extrañísimo estar escribiendo sobre un juego de Deconstructeam, el estudio español compuesto por Jordi de Paco, Marina González y Paula Ruiz. Personas que, como quizás sabéis si estáis leyendo esto, considero mis amigos. Los conocí a través de su trabajo primero - un The Red Strings Club que caló mucho más hondo en mí de lo que esperaba - y a través de la casualidad después; sin querer hacer sonar demasiado todo esto como una carta de amor, sí creo que es importante delimitar aquí mi relación con este equipo creativo. He evitado, conscientemente, hablar de sus juegos bajo esta cabecera por el posible conflicto profesional, y por miedo a hacerlo ver como un trato de favor. En lo que respecta a Essays on Empathy, una recopilación de diez pequeños juegos desarrollados como resultado de game jams y pequeños experimentos, quizás la irresponsabilidad sería, en todo caso, no explicároslo. Cada una de las piezas va acompañada de unos pequeños documentales en los que se relatan sus historias de creación, conflictos e inspiraciones, y así se crea, en última instancia, un juego que trata sobre la historia del estudio y sobre la carrera y consideraciones profesionales de unos desarrolladores que resulta que son amigos míos; una experiencia a través de la cual, más que probablemente, sentiréis también que son amigos vuestros.

Muchos de los juegos de la colección no son exactamente nuevos: la mayoría habían sido publicados ya a través de la plataforma itch.io de manera gratuita. Algunos incluso os sonarán si habéis jugado a otros títulos del estudio: Supercontinent Ltd. y Zen and the Art of Transhumanism son la espina dorsal a través de la cual se creó el posterior The Red Strings Club, y ya puede percibirse en ellos la esencia de lo que más tarde sería uno de los lanzamientos más notables del año 2018. Nunca entendí del todo qué hacía ese pequeño minijuego de alfarería en medio de un título cyberpunk sobre la importancia de las emociones y la salud mental, pero tras jugar - y ver - Essays on Empathy considero la naturaleza mixta, variada, maleable de estos pequeños juegos una de las piedras angulares de la que es, a día de hoy, la gran obra del estudio.

Cuando nos salimos de lo ya conocido, sin embargo, es cuando empieza a brillar la esencia de esta antología. Los juegos restantes que la componen tienen en común un carácter fundamentalmente narrativo, con una pulcritud muy satisfactoria a la hora de crear mecánicas, música y arte para que todas sirvan al mismo propósito. Pero, por lo demás, cada uno es una experiencia totalmente diferente. Muy raramente se topa uno con una desarrolladora que sea capaz de manejar con tanta habilidad una cantidad semejante de escenarios, tropos y conflictos. Podemos ver esto incluso en sus obras más tempranas: el título más antiguo incluido en la colección, Underground Hangovers, es un metroidvania creado para una Ludum Dare con la temática "armas poco convencionales" que se expande en direcciones inesperadas y marca un comienzo claro de sus tendencias artísticas que se mantendrían hasta la actualidad. Y, conforme avanzamos hacia el presente, las temáticas jugables se vuelven todavía más versátiles. Uno de mis juegos favoritos de la recopilación, Behind Every Great One, es una historia sobre violencia, sobre relaciones y sobre el monstruo en el que nuestra pareja puede llegar a convertirse, inconscientemente, al dar nuestros cuidados por sentado. Durante el transcurso del título, que apenas nos llevará una hora jugar, empatizar con la protagonista, la víctima de la situación, es la lectura más sencilla. En otras pequeñas e inevitables ocasiones, sin embargo, nos veremos a nosotros mismos vestidos con la piel del lobo: los instantes en los que reconocemos nuestros propios comportamientos tóxicos, nuestros fantasmas y nuestros errores en los de ese marido despreocupado que abarca toda la energía mental de su pareja sin apenas darse cuenta son la parte más dolorosa y más terrorífica del juego.

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Al lado de esta historia, otras experiencias más relajadas o convencionalmente divertidas chocan temáticamente, pero componen una panorámica compleja y profunda sobre qué mueve a Deconstructeam a crear y, tal vez incluso más ampliamente, qué les mueve a actuar y a vivir. Una temática constante de los documentales que acompañan a las piezas es, precisamente, el proceso creativo, y la manera en la que los acontecimientos de su vida personal influyen en los planteamientos de los juegos. Essays on Empathy no tiene miedo a relatar los errores del pasado, los proyectos cancelados, las inseguridades y las inspiraciones directas que, en muchas ocasiones, transpiran en estos pequeños juegos. Los desarrolladores hablan de las veces en las que han encontrado bloqueos creativos, las ocasiones en las que se han extenuado por trabajar demasiado, los enfoques correctos, los enfoques equivocados y las grandes revelaciones. En conjunto, no se siente como si hubiesen abierto su corazón a nosotros así, de repente, e intentasen justificar su trabajo a través de eso, si no que más bien da la sensación de que toda su obra llevaba explicándonos un montón de especificidades sobre ellos mismos como personas, y Essays on Empathy nos da las herramientas para desentrañar lo que estaba ahí desde el principio. Personalmente, las piezas sobre Engolasters January 2021, 11.45 A Vivid Life y Eternal Home Floristry me parecen particularmente interesantes a la hora de trazar la cronología del estudio y su trabajo; también son, casualmente, los documentales en los que más siento permear a las tres personas que conozco, y a las dinámicas de confianza y comprensión entre ellas.

Podría relatar exactamente la manera en la que cada uno de los títulos que componen Essays on Empathy es, de alguna manera, una lección en narrativa, complejidad y profundidad; pero todos ellos pueden jugarse en, como mucho, noventa minutos, y creo que privaros de descubrir por vosotros mismos Dear Substance of Kin o The Bookshelf Limbo sería incluso cruel por mi parte. Sí me gustaría dedicarle unas líneas a Del Tres al Cuarto, el único juego de la antología que no había sido publicado previamente. Del Tres al Cuarto nos cuenta la historia de Garza y Bonachera, dos cómicos no particularmente hábiles que se enfrentan a una gira de espectáculos en Mallorca. Bonachera escribe los guiones y Garza - nosotros - los ejecutaremos a su lado, tratando de crear una dinámica satisfactoria entre los personajes que haga reír al público. El juego utiliza un sistema de construcción de mazo para establecer el éxito que tienen los chistes: Bonachera nos lanzará un pie, y nosotros recibiremos una mano de tres cartas aleatorias entre las que podremos escoger para contestarle: elaborar más la broma, relatarla, o quedarnos en blanco y no decir absolutamente nada. La clave está en que la premisa del juego parte de la base de que ellos dos no son cómicos particularmente hábiles, así que el sistema está claramente viciado: es mucho más probable que no consigamos acabar las bromas de manera adecuada, y que nuestro público tosa incómodamente en lugar de reírse, que que consigamos que se desaten en aplausos. Las buenísimas intenciones de los personajes, no siempre acompañadas por las circunstancias - y no siempre comprendidas por el otro - nos hacen enternecernos, en algunas ocasiones, y pensar en la inevitabilidad y en la melancolía de algunas tragedias cotidianas, en otras.

Un remate maduro, preciso y lo suficientemente innovador como para ser un broche perfecto a lo que es, en realidad, una recopilación sobre todo aquello que los videojuegos son, han sido y pueden llegar a ser. Si Essays on Empathy me parece una obra tan destacable es, de hecho, por su carácter involuntario de marco de expectativas a través de las cuales leer el medio. Si el videojuego hacia el que vamos, el videojuego que queremos construir, es uno en el que somos capaces de crear de esta manera sincera, abierta y personal, en el que los desarrolladores no tienen miedo de reconocer los errores y los miedos, y de volcarse de esta manera en sus obras, entonces el videojuego nunca dejará de tener ese potencial para maravillarnos, hacernos reflexionar y, aunque suene a cliché, empatizar con él. Essays on Empathy muestra todo lo que quiero y todo lo que me gusta de los videojuegos, y que exista me hace sentir segura hacia el futuro que nos espera. Entiendo quien pueda sospechar que hay cierto favoritismo en esta afirmación, que simplemente quiero ensalzar la obra de alguien a quien quiero, pero os aseguro que nunca le he dicho absolutamente nada de esto a Jordi, Marina y Paula. Seguramente lo estén descubriendo a través de estas líneas, igual que vosotros, pero creo que, después de todo el sentimiento y toda la sinceridad de este juego, como mínimo les debía una honestidad equivalente.

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