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Eurogamer: Lo mejor de 2024

Los miembros de la redacción escogen sus juegos favoritos del año.

Como ya es tradición vamos a empezar el año echando la vista atrás para escoger lo que más nos ha gustado de 2024, otros memorables doce meses en los que hemos jugado a montones de fantásticos videojuegos, abarcando desde grandes producciones triple A hasta intimistas proyectos independientes, y los miembros de la redacción de Eurogamer.es nos hemos reunido para escoger nuestros tres títulos favoritos del año que acabamos de dejar atrás.

A continuación podéis leer las listas de cada redactor, junto con un breve texto en el que explicamos el porqué de nuestra decisión. Os invitamos, además, a que en los comentarios nos contéis cuales han sido los juegos que más os han gustado este año, y cual es vuestro juego favorito de 2024. ¡Feliz año a todos!


Josep Maria Sempere (@kr3at0r)

Menciones de honor: Astro Bot, Prince of Persia: The Lost Crown, STALKER 2: Heart of Chornobyl, UFO 50

Bronce: Unicorn Overlord

En contra de Unicorn Overlord, probablemente la joya de 2024 que más se ha pasado por alto a la hora de hacer resumen del año, han jugado dos cosas: su publicación en marzo, relegándolo a una posición poco favorable en la memoria colectiva, y un claro desdén a la hora de promocionarlo por parte de la editora, Atlus, que centró todos sus esfuerzos y maquinaria en su Metaphor: ReFantazio (un título inferior al juego de Vanillaware, ya que estamos). Y es una lástima, porque mucha gente se ha perdido el mejor RPG táctico de los últimos años y uno de los mejores títulos de 2024, una extensa y épica aventura que fusiona un excelso apartado audiovisual con unas mecánicas jugables profundas y medidas al milímetro, tomando inspiración de fuentes tan diversas como Ogre Battle, Fire Emblem, los RTS o incluso Final Fantasy XII. Me queda el consuelo, por lo menos, de tener el convencimiento de que con el paso del tiempo se hará justicia y, como ya ocurrió con 13 Sentinels: Aegis Rim, Unicorn Overlord adquirirá un más que merecido status de clásico de culto. Lo merece, desde luego.

Plata: Indiana Jones and the Golden Circle

En esta casa siempre confiamos en la visión de MachineGames, pero incluso así ha resultado una agradable sorpresa ver hasta qué punto ha salido bien el nuevo juego de Indiana Jones. El equipo sueco no sólo ha logrado capturar a la perfección la idiosincrasia del personaje y la franquicia, sino que ha creado algo que por fin está a la altura del clásico Fate of Atlantis, y que la mayoría firmaríamos como una nueva entrega de la saga cinematográfica. Adoptando, en gran medida, las convenciones de un inmersive sim y apostando por la aventura en mayúsculas (con un gran énfasis en los puzles y la exploración) antes que en la acción pura y dura (el camino que, acertado para sus propósitos, siguió Uncharted), Indiana Jones and the Golden Circle destila personalidad, diversión y buen hacer. Y es, además, una oda a la perseverancia y a la fidelidad a las ideas propias por parte de unos desarrolladores que sabían perfectamente lo que hacían y que, afortunadamente, supieron blindarse y hacer oídos sordos a las quejas infundadas e incluso odio en redes sociales tras los primeros anuncios del proyecto. Menos mal.

Oro: Elden Ring: Shadow of the Erdtree

Os voy a ser muy sincero: no me interesa lo más mínimo la discusión sobre si una expansión puede ser GOTY o no. En este sentido creo que todas las opiniones son válidas, y para gustos colores. Seguramente no nos pondremos de acuerdo, pero todos tenemos un poquito de razón. Lo que sí tengo claro es que el regreso a las Tierras Intermedias ha sido lo que más he disfrutado este año (y es mucho decir, porque desde luego 2024 ha sido una buena añada), y la enésima muestra más de que actualmente From Software sigue siendo una de las compañías más en forma del sector. Shadow of the Erdtree ilustra a la perfección lo sublime de su diseño en numerosos apartados, no solamente en los combates contra los bosses, e incluso creo que se beneficia siendo un mundo abierto un poco más conciso y vertical que el del juego base, subvirtiendo al mismo tiempo lo que uno puede esperar de una expansión. Es una obra maestra, en definitiva, y el paso final que aleja a los soulslike del género de nicho y que corona a Hidetaka Miyazaki en el trono de la industria. Larga vida al rey.

Enrique Alonso (@chicocartera)

Menciones de honor: UFO 50, Final Fantasy VII Rebirth, The Plucky Squire

Bronce: Indiana Jones and the Golden Circle

En un año que tristemente recordaremos más por las malas noticias que por los pequeños brotes de creatividad y esperanza que se han empeñado en abrirse paso entre las ruinas que ha dejado a su paso la codicia corporativa, permitidme empezar celebrando una de las buenas: nadie esperaba que este Indiana Jones fuera a salir así de bien. Creo que ni siquiera lo hacían en Microsoft, ese gigante dormido al que la llegada, por fin, de los frutos del esfuerzo de sus estudios de relumbrón le ha pillado desorientado y con demasiados frentes abiertos. Su 2024 es digno de estudio, pero al César lo que es del César: Indiana Jones y el Gran Círculo es exactamente la definición de ese gran éxito sin paliativos ni notas a pie de página que llevaban rondando desde hacía demasiado tiempo. Técnicamente deslumbrante, redondo en lo narrativo y delicioso como trasunto de immersive sim a lo Thief, al juego de MachineGames se le pueden aplaudir muchas cosas porque lo hacer casi todo bien (la IA no es la mejor, de acuerdo), pero permitidme quedarme con dos que van de la mano.

La primera es la valentía, porque al fin y al cabo hablamos de una aventura de Indy, y el arqueólogo solo le teme a las serpientes y a los juegos blandengues que persiguen tendencias en lugar de marcarlas. Por eso era una buena noticia la primera persona, y una mejor que Indiana Jones y el Gran Círculo parezca haber sido desarrollado en una línea temporal en la que Uncharted y Tomb Raider no existieron jamás: Porque MachineGames entendió desde el principio que la esencia del personaje no son los set pieces ni el espectáculo porque sí, sino devanarse los sesos en una catacumba intentando encontrar el código oculto en unas vidrieras mientras el agua sigue subiendo. Para descifrar bien las estatuillas sumerias hay que mirarlas de cerca, y a esa decisión original, tan acertada como impopular, hay que agradecerle la segunda buena noticia: el carisma descontrolado y a borbotones de un juego que no solo supone una nueva peli de Indy. Eso era lo fácil. Lo emocionante es que ahora te sientes como se sentía él.

Plata: Prince of Persia: The Lost Crown

Y si hablábamos hace dos párrafos de malas noticias que se juntan con otras buenas y sobre todo de codicia corporativa, permitidme intentar enmendarla un poquito con un gesto tan inutil como merecido: entregarle el segundo puesto, la plata y un beso en la frente a Prince of Persia: The Lost Crown. También a la buena gente de Ubisoft Montpellier, los magos de las plataformas y quizá (seguro) el estudio más talentoso bajo el sello francés, a los que Roma ha pagado esta vez con la desbandada y el exilio en agradecimiento por haber entregado el mejor juego de Ubi desde… bueno, probablemente desde Rayman Legends, que si buscáis quien lo desarrolló lo mismo os lleváis una buena sorpresa. Y eso era, eso ha sido Prince of Persia the Lost Crown. La resurrección por todo lo alto de una franquicia lo suficientemente maltratada históricamente como para que nadie le prestase atención a los primeros trailers, porque todo el mundo esperaba, básicamente, lo de siempre: un nuevo juego resultadista que se conformase con hacer un papel apañado y aparentar haber costado mucho dinero, la típica fórmula made in Ubisoft en la que no parecían tener cabida las obras maestras de este calibre.

No exagero, y creo que tampoco lo hago al decir que a mi este juego me gusta bastante más que Hollow Knight, que desde que esto llegó a las tiendas me importa muy poco Silksong y que no he jugado nunca a un metroidvania mejor que este. O al menos más redondo, porque creo que ahí radica la magia: en lo condenadamente difícil que es sacarle un solo fallo a este juego. Supongo que es debatible si su diseño de niveles es mejor que el de Super Metroid, o si narrativamente está a la altura de Symphony of the Night, pero ninguna de esas vacas sagradas hace tantas cosas tan bien. The Lost Crown es el paquete completo, es un mecanismo absurdamente bien engrasado en el que todo, absolutamente todo, desde el desplazamiento al combate, desde el plataformeo a las peleas contra los bosses, raya a un nivel de diez sobre diez y ovación cerrada. Eso, y que es el juego con mejor game feel de 2024 de largo.

Oro: Astro Bot

Y precisamente por eso este Prince of Persia habría hecho méritos de sobra para hacerse con el GOTY cualquier otro año, sobre todo alguno en el que el trono del género entre géneros, las plataformas, no hubiera estado tan disputado. Si pongo al noble arte de medir carrerillas y ajustar saltos por encima de otros géneros supuestamente más prestigiosos (los puzzles intensitos, las aventuras de acción con tintes peliculeros y demás carnada para críticos) es porque en el fondo las plataformas son el videojuego puro. Son el diseño sin conservantes ni colorantes, desnudo y a solas, es el enlace más directo posible entre el papel cuadriculado del diseñador y la mente de los jugadores, un diálogo que en lo personal siempre he considerado una de las bellas artes. No es casualidad que su estandarte haya sido siempre Super Mario: en cierto modo todo lo realmente importante ya lo inventó aquel nivel 1 -1, y no hemos hecho más que iterar desde entonces.

Y por eso Astro Bot no es solo el juego del año a mi juicio, sino también la mejor noticia de 2024: porque por fin el fontanero ha encontrado un sucesor a su altura. Hay quien le resta valor a la hazaña alegando que el juego del Team Asobi toma demasiado de la obra de Miyamoto, y por eso me resulta de una clarividencia desarmante la reseña de Christian Donlan para la edición británica de esta santa casa: “...es, inevitablemente, un tour por algunos grandes recuerdos de Nintendo, y el juego parece reconocerlo encogiéndose de hombros: ¿y qué le vamos a hacer?”.

Intentar construir un plataformas de altura disimulando la colosal e inevitable influencia de Mario sería un ejercicio tan fútil como negar la de los Beatles en absolutamente cualquier banda que viniera después, y por eso fue emocionante escuchar a Nicolas Doucet arrojar el libro de protocolo corporativo a la basura en los Game Awards y agradecerle a Nintendo ser el gigante sobre cuyos hombros se ha construido su pequeño robot. Pero una cosa es abrazar sin complejos al elefante en la habitación y otra muy distinta poder sentarse a la misma mesa. Y eso es lo prodigioso. Que no hay una sola entrega tridimensional de Super Mario ante la que este Astro tenga que bajar la mirada. Que no es ninguna majadería compararlo con Odyssey, con Galaxy o con 3D World. Quizá sí con 64, porque 64 tuvo que inventarlo todo, pero una vez escrita la partitura nadie ha sabido interpretarla mejor, y por eso 2024 es un año histórico: porque tras Astro Bot llegarán Astro 2 y Astro 3, y los pupitres de los colegios volverán a llenarse de garabatos de un robot regordete, la puerta de entrada a la magia de los videojuegos para una nueva generación de niñas y niños. Doucet también tuvo unas palabras para ellos, para los chavales que descubran todo esto con Astro y sobre la inmensa responsabilidad que supone, y ahí acabó de ganarme del todo: si voy a acordarme toda la vida de este juego no es por mi, sino por el brillo infinito en los ojos de mi hija de cuatro años. Los videojuegos son eso. Que no se nos olvide nunca.

Jaime San Simón (@eslinchis)

Menciones de honor: Arco, Mouthwashing, The Rise of the Golden Idol

Bronce: UFO 50

Muchos de los cincuenta títulos de este recopilatorio podrían tener su lugar honorífico en una lista de los mejores juegos de 2024, pero lo que aúpa a UFO 50 a mi tercer puesto a esta lista es la manera en que la unión de todos ellos logra contar la historia de un estudio ficticio. Éxitos y fracasos, intentos de sumarse a tendencias con mayor o menor éxito, reciclaje de sprites y de mecánicas, avances tecnológicos, cambios en los créditos… UFO 50 exuda pasión por el videojuego y por su historia en hasta el último detalle, convirtiéndose en mucho más que la suma de sus cincuenta títulos.

Plata: Metaphor: ReFantazio

En los quince años que llevo analizando juegos de Atlus he visto la evolución en popularidad del estudio japonés hasta convertirse en la actualidad en referencia del RPG por turnos. Metaphor tiene todo lo que puedo buscar en un JRPG: un combate impecable, una historia sobre las propias historias que contamos, música inolvidable, un toque de épica que no se olvida de los pequeños momentos, party y secundarios memorables… En él he encontrado al mismo tiempo la culminación de varias décadas de una pasión casi religiosa por el género y la apertura de un camino nuevo para la compañía, que demuestra tener aún muchos ases en la manga de cara al futuro.

Oro: 1000xResist

Ningún juego me ha impactado tanto en este 2024 como 1000xResist, una aventura de ciencia-ficción que sabe tirar de referentes dentro y fuera del videojuego (desde Nier hasta Evangelion, pasando por Wong Kar-wai y Satoshi Kon) para contar una historia muy personal y arraigada en la realidad. Una sociedad construida a partir de clones de la misma persona sirve para reflexionar sobre herencias y legados, sobre lo que recibimos de quienes vinieron detrás y lo que podemos construir con ello.

Paula García (@cecilos)

Menciones de honor: Mouthwashing, Arctic Eggs, UFO 50

Bronce: Lorelei and the Laser Eyes

Odié Lorelei and the Laser Eyes durante unos sólidos quince minutos antes de empezar a amarlo salvajemente; creo que ese lapso de tiempo fue, básicamente, lo que tardé en darme cuenta de que no era un juego de “puzles sobre números” y ya está. A ver: sí que hay puzzles, y sí que son de números, pero es complicado expresar la manera tan enrevesada y a la vez, tan natural con la que juguetea con ellos, haciendo que parezcan un idioma propio y con el que, al final de la aventura, acabamos manejándonos a la perfección. Pero el juego de Simogo tiene muchas más virtudes. Un tonteo con el survival horror en sus formas, en la construcción de la mansión, en sus cámaras fijas e incluso en ciertos elementos de su ritmo; una historia difícil de hilar, pero satisfactoria conforme lo vamos desentrañando, y unos personajes excéntricos pero carismáticos que siempre nos dejan ganas de más. Pero quizás lo más llamativo de todo es lo evocador de sus imágenes, de sus conceptos: ideas sobre la creación artística o sobre el propio pasado que se nos quedan en la memoria durante meses. Quizás incluso para siempre.

Plata: Like a Dragon: Infinite Wealth

No es secreto para nadie que Ryu Ga Gotoku estudios está en un momento particularmente dulce respecto a su producción de videojuegos: es abundante y, en la mayoría de casos, excelente. Como suele pasar en estos casos, haber salido a principios de año ha penalizado un tanto a este Like a Dragon: Infinite Wealth que esencialmente perfecciona el concepto planteado en la entrega anterior. El sistema RPG que se estrenó en el título de 2020 está pulido y redondeado al máximo, generando unos turnos muy divertidos y muy ágiles, que no esconden sus referencias pero tampoco temen a la hora de añadir conceptos nuevos y, por supuesto, el característico humor y locura que caracteriza a la franquicia. Pero lo que lo diferencia de otros juegos, y lo ensalza y redondea el conjunto, es un tacto a la hora de tratar las materias sociales, los problemas políticos y estructurales del propio Japón y los conflictos de sus personajes sin perder en ningún momento el pulso. Como tal, el estudio no sólo firma una obra maestra absoluta del RPG, sino un lugar en el que se encuentran todas las virtudes de la serie. La comedia. La tragedia. La emoción. La vida. El legado, y lo que significa para los que vienen detrás de nosotros.

Oro: Elden Ring: Shadow of the Erdtree

Si me hubieseis preguntado hace unos meses, antes de junio de 2024, si considero que un DLC puede considerarse el mejor juego del año, os hubiese dicho que no. Pero Shadow of the Erdtree vino a sacudir los cimientos de muchas cosas; entre ellos, mi concepción sobre este asunto en particular. Sí, es un añadido a un título ya existente. Sí, es desafortunado que muchos usuarios no vayan a poder disfrutarlo por la barrera de nivel y progreso que conlleva. Pero también es una expansión que aporta lo suficiente, cambia lo suficiente, propone cosas nuevas y refina las ya planteadas hasta tal nivel que simplemente sería injusto no considerarlo como su propia propuesta independiente. Shadow of the Erdtree es, al mismo tiempo, rabiosamente contemporáneo y una vuelta a las raíces de la serie. A esa narrativa más concreta y más comedida sin dejar de ser sutil y darnos momentos de brillantez cuando la descubrimos; a niveles mejor diseñados, con mucha más alma, y haciendo gala de la verticalidad que nos enamoró en Dark Souls o Demon’s Souls. Sus grandes mazmorras son obras de arte; sus mapeados abiertos, universos gigantes y complejos en los que perdernos, pero nunca demasiado. Siempre hay un nuevo desafío a la vuelta de la esquina, un nuevo secreto, un nuevo jefe, algo que no sabíamos. Siempre hay una vuelta de hoja una fórmula que, sobre el papel, debería estar ya agotada, pero que FromSoftware demuestra, sin fallo, que tiene mucho camino por delante en cada entrega. Si Elden Ring demostraba que los Souls son eternos, Shadow of the Erdtree confirma: sí, se puede ser más ambicioso. Se puede ser más brutal. Se puede ser aún más brillante.

Álvaro Arbonés (@alvaromortem)

Menciones de honor: UFO 50, Lorelei and the Laser Eyes, Mouthwashing, Ys X: Nordics

Bronce: Caves of Qud

Poner la función sobre la forma es la manera más rápida de alienar al jugador. ¿Hacer un juego que no resulte atractivo a cambio de que sea extremadamente jugable y tenga todas las opciones inimaginables? Suena como algo que no puede funcionar en ventas. Sin embargo, existe Dwarf Fortress. Y ahora Caves of Qud. Seguramente el mejor roguelike/RPG que se haya lanzado este año, o en el último lustro, por lo que contiene dentro de sí: todo. En Caves of Qud está todo. Desde lo más grandes hasta lo más pequeño y sus posibilidades son infinitas. ¿Se le puede hacer justicia en un párrafo? No. Pero probablemente tampoco en una enciclopedia. Y eso ya dice mucho sobre el juego.

Plata: Metaphor: ReFantazio

En Atlus son especialistas en la forma. Saben cómo hacer juegos que entren por los ojos. Sean los del Team Maniax o los del P-Studio, todos sus juegos tienen algo en común: resultan extraordinarios y sugerentes en lo artístico. El primer juego del Studio Zero no es diferente, pero también es algo más. Porque Metaphor ReFantazio es un JRPG brillante que en sus mejores momentos se siente como un Persona hipervitaminado en su día a día y como un Wizardry en sus mazmorras. Todo ello con unos personajes y una historia de fondo que probablemente supere todo lo que haya hecho hasta ahora Atlus. Demostrando que sí: Hashino aún estaba lejos de tocar techo.

Oro: Elden Ring: Shadow of the Erdtree

Para escribir la historia hay que ser un conquistador, un científico o un filósofo, cuando no una combinación de las tres. Entonces, ¿qué es exactamente Hidetaka Miyazaki? Un artista. Una clase de filósofo, dirían algunos. Pero Shadow of the Erdtree no sólo es una expansión que reescribe las reglas —literalmente: ahora se valen los DLC—, también es una que reescribe su historia. Porque las Tierras Intermedias eran un mundo y las Tierras de las Sombras, otro: uno donde ha ocurrido un genocidio y donde la narrativa ambiental de From Software ya no cuenta una historia del pasado, sino una historia del presente y del futuro. La de toda una tierra herida que no dejará de sangrar jamás. ¿Y no es eso por lo que son recordados los grandes nombres en la historia?

Pablo Casado (@PabCasado)

Menciones de honor: Xenotilt, Children of the Sun, Path of Exile 2, Minishoot Adventures

Bronce: I Am Your Beast

A ojos del gran público, Strange Scaffold es un estudio prácticamente desconocido. Sin embargo, gracias a su ingenio, eficiencia y, sobre todo, sostenibilidad a la hora de encarar sus producciones, sus integrantes, liderados por Xalavier Nelson Jr., son una fuerza creativa de primer orden. Si no me creéis, sólo tenéis que echar un vistazo a su producción en este 2024: Clickolding, Life Eater y, claro está, I Am Your Beast. Sus propuestas, dispares a más no poder, culminaron en este rabioso alegato contra una maquinaria político-militar dispuesta a ser implacable… hasta que toca las narices de Alphonse Harding. Ya que su antigua agencia de inteligencia no acepta un “no” por respuesta, nos tocará deletreárselo una y otra vez a base de tiros, ejecuciones y espectaculares explosiones que se llevarán por delante a todo operativo que intente salirnos al paso. Todo ello a un ritmo vertiginoso -musical y jugable- que no hace sino reforzar la rejugabilidad de unos escenarios diseñados con la libertad por bandera. Eso sí, conviene no detenerse mucho a admirar su potente estética, puesto que el crono no juega a nuestro favor.

Plata: Indiana Jones and the Great Circle

Indiana Jones ocupa, sin ningún género de dudas, un puesto destacado en el panteón de los héroes modernos. Tan mítica es su sombrereada estampa -así como sus accesorios y no pocas de sus aventuras- que intentar prolongar la alargada sombra que proyecta su legado es poco menos que una tarea propia de un titán. Y si encima lo queremos hacer en primera persona todavía más. Por suerte para nosotros, MachineGames ha demostrado una solvencia fuera de toda duda. Aún siendo sólido en lo técnico, firme, variado y arriesgado en lo jugable e incontestable en lo artístico, su mayor triunfo es saber conjugar todos estos elementos para sumergir al jugador en una aventura que se siente al nivel de la trilogía original de nuestro arqueólogo favorito. A todo ello ayuda, y mucho, haber tomado una dirección que introduce agradables pinceladas de “immersive sim”, implementar un combate que recuerda a las peliculeras peleas a puño limpio de las historias originales o detalles como el empleo del mapa de forma diegética. Tanto carisma tiene este Indiana Jones And The Great Circle que, en muchas ocasiones, ni nos daremos cuenta de que, mientras jugamos, no estaremos viendo la silueta de Indy. MachineGames, me quito el sombrero.

Oro: Warhammer 40,000: Space Marine 2

Durante no pocos años, Space Marine 2 era uno de esos juegos que no iba a existir nunca. Y cuando va y aparece es bajo el manto de otro desarrollador. Pintaba feo el asunto. No obstante, y como ya dije en mi análisis, a Saber Interactive no le temblaba el pulso ponerse frente al éxito. Space Marine 2 es, simple y llanamente, una secuela ejemplar. Más Titus -aunque, al mismo tiempo, es un poco menos porque le bajan de rango: ahora es Teniente. Pero también lo transforman en Primaris. Así que también le suben… vaya cornucopia de emociones-, más hordas de bichos sobre las que descargar nuestro bólter, más ejecuciones salvajes, más, más… Pero, sobre todo, una jugabilidad mucho más pulida y avanzada cuyo viraje hacia el Hack´n Slash no hace sino amplificar el espectáculo que proporciona su despliegue técnico y artístico. Recorrer las gargantuescas arquitecturas de Space Marine 2 nos recompensa en el detalle y en la distancia. Siempre y cuando no tengamos un tiránido intentando arrancarnos la cabeza a mordiscos.

José Luís Ortega (@jl0rtega)

Menciones de honor: Dragon's Dogma 2, Prince of Persia: The Lost Crown, Animal Well, Silent Hill 2 Remake

Bronce: Indiana Jones and the Great Circle

Ha llegado a última hora y se ha convertido en una grata sorpresa. Aunque, teniendo en cuenta el bagaje de Machine Games, tal vez no resulte tan sorprendente. Había dudas. Por la primera persona, por saber si el bueno de Indy se adaptaría a ese enfoque. Y vaya si lo ha hecho. Con un toque immersive sim, lo diferencia de sus pupilos más distinguidos, dotando al conjunto de una personalidad desbordante, unido al carisma que ya se le presupone al legendario arqueólogo, conforman un conjunto que nada tiene que envidiar a las mejores pelis de la saga; gracias, en parte, al séquito de secundarios de lujo que acompañan en todo momento. Eso, unido a la libertad de decisión nos hace sentir que estamos ataviados con sombrero y látigo, apostando por el ingenio para avanzar por los escenarios, ya sea a base de sigilo o de garrotazos con el primer objeto que pillemos, dan como resultado una experiencia tremendamente disfrutable con una fórmula que, a buen seguro, tendrá continuidad.

Plata: Astro Bot

No se me ocurre un homenaje más perfecto a los 30 años de historia de PlayStation. Sobre todo porque hay una reivindicación. Los robotitos de Astro Bot estaban ligeramente infravalorados. Para muchos, eran solo una demo técnica del DualSense. Pero ya venían brillando desde su entrega para dispositivos VR. Y aquí se han doctorado. Porque consiguen hacer magia. Es de esos juegos que te llevan a olvidarte de todos los problemas y te sacan una sonrisa en apenas segundos. Un diseño de niveles excelente que nos invita a explorar cada porción del terreno por si hay algún robot escondido cosplayeando a algunas de las míticas franquicias que han pasado por los lomos de PlayStation. Astro Bot es sinónimo de felicidad y creo que eso es lo máximo que se le puede pedir a un videojuego. Solo espero que Team Asobi pueda seguir construyendo estas dosis de alegría en el futuro, porque se lo merecen.

Oro: Lorelei and the Laser Eyes

A veces, un juego te toca el corazón y se escapa de lo racional. Es lo que me ha pasado con Lorelei and the Laser Eyes. Una propuesta mágica que te absorbe desde el principio y te ayuda, poco a poco, a entender su particular idioma. Hasta que te atrapa y no puedes salir. Una especie de Escape Room virtual que nos lleva a resolver misterios en un hotel, mientras se desenmaraña una trama de la que es mejor no saber nada, porque su desarrollo abstracto os hará estar muy atentos y a leer entre líneas. Puede parecer desbordante por momentos, pero pocas sensaciones tan satisfactorias como ir hilando sus rompecabezas a medida que encontramos nuevos objetos y disfrutamos con su diseño, estilo y las constantes rupturas de la cuarta pared. Yo ya voy a tener por siempre ojos de láser.

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