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Fallout 3 Operation: Anchorage

Frío. Muy frío.

Después de haber sido escogido por la redacción de Eurogamer.es como lo mejor de 2008, y de ocupar el tercer puesto en el ránkings de los lectores, no es de extrañar que las tres expansiones planeadas de Fallout 3 se hayan convertido en una perita en dulce para el primer trimestre de 2009. En marzo llegará Broken Steel, con la que el juego dejará de tener un final cerrado y se nos permitirá explorar el Yermo post-nuclear tanto como queramos, lo cual lo convierte en la expansión estrella. Sin embargo, y para ir abriendo boca, desde hoy mismo ya podéis descargar Operation: Anchorage, una expansión que cuesta 800 MS Points (9,30 euros) y ofrece tres horas de entretenimiento en un escenario algo diferente al de la aventura principal. La pregunta es... ¿está a la altura del GOTY de 2008?

Una vez instalado Operation: Anchorage, la próxima vez que nos adentremos en el Yermo recibiremos una señal de radio, que resultará ser una llamada de socorro de los Proscritos. Tras acudir al lugar y enzarzarnos en una lucha contra los supermutantes que lo asedian descubriremos que los Proscritos se encuentran allí porque buscan una tecnología avanzada en una antigua base militar. Sin embargo, no cuentan con los aparatos necesarios para adentrarse en ella... pero nosotros sí. El PipBoy de nuestro brazo es la clave para superar una de las medidas de seguridad y así poder conectarnos al sistema de realidad virtual (similar al de Tranquility Lane) de la base, momento en el que nos trasladaremos a uno de los episodios más importantes de la historia del universo Fallout: la batalla de Anchorage, en la que americanos y canadienses repelieron la invasión china en Alaska.

El hecho de que la expansión se desarrolle en una realidad alternativa no es meramente testimonial, sino que afecta directamente a la jugabilidad. Las normas que rigen la simulación difieren bastante de las del Yermo, y hacen que el juego pierda muchos de sus elementos de RPG para concentrarse en la acción. Por ejemplo, los cuerpos de los enemigos abatidos desaparecen a los pocos segundos de caer, con lo cual no podremos registrarlos en busca de objetos, los caminos y decisiones son muchísimo más lineales y pierden libertad respecto al juego principal, las armas no se pueden potenciar ni tampoco se desgastan y la salud y munición se recargan en numerosos terminales que aparecen a lo largo de las cuatro misiones que componen Operation: Anchorage.

Una vez empieza la simulación descubrimos que perdimos todo el equipamiento que teníamos fuera de ella, y nos encontramos con un simple cuchillo y una pistola con silenciador. No tardaremos demasiado, eso sí, en hacernos con armas y armaduras más potentes, entre las que destacan las armaduras invernales (cómo no), el rifle Gauss, el traje de camuflaje chino Hei Gui o la espada Jingwei. Algunos de estos objetos, además, podrán ser utilizados en el juego principal una vez terminadas las cuatro misiones que componen la expansión.

Quizás lo que más se agradece es que, al estar ambientada en otro tiempo y en otro lugar, la expansión tiene un aspecto muy diferente al que vimos en Fallout 3, ya que la desolada y desértica ciudad de Washington deja paso a la blanca y nevada Alaska. También cambian bastante los enemigos, que ahora son tropas militares chinas (entre las que destacan unas con un camuflaje óptico que recuerda al ninja de la saga Metal Gear Solid), en vez de mutantes y salvajes vestidos con harapos.

Una vez superada la primera misión aparece una de las grandes novedades de Operation: Anchorage. Se nos permitirá escoger una pequeña tropa para que nos acompañe en las dos misiones siguientes, entre las cuales hay diferentes tipos de infantería y drones. Sin embargo, más tarde descubres que no deja de ser un espejismo inútil: una vez en la misión no se les da órdenes, la IA es extremadamente simple y tampoco puedes curarles si resultan heridos en combate. Lo más probable es que acaben muertos a media misión, y lo peor es que tampoco los echarás en falta.

Quizás la cuarta misión es la única que tiene un poco de interés, porque las demás resultan tan simples como "destruye X objetivo", "infíltrate en X lugar" o "vuela con explosivos X emplazamiento", y la única en la que hay una sensación real de peligro. Y a pesar de que el contexto daba pie a introducir multitud de información interesante acerca de la guerra que dio paso a la distopía nuclear del Yermo, al final resulta que hay poca, muy poca, y las escasas cintas holográficas que encontraremos, para más inri, suelen contener mensajes de soldados en el frente para sus novias.

El principal problema de Operation: Anchorage es, sin embargo, que resulta demasiado fácil para los jugadores que ya tienen experiencia sobreviviendo en el yermo. Y si a eso le sumamos que lo más probable es que la mayoría de compradores seguramente ya estén en nivel 20 y con docenas de horas juego a sus espaldas, el resultado es una expansión con la cual en pocas ocasiones nos encontraremos en una situación verdaderamente complicada. Aunque por norma general hay un mayor número de enemigos simultáneos que en Fallout 3, también sueles ir acompañado por un par de aliados, te encuentras rodeado de puntos de recarga de energía y munición.

Fallout 3 fue uno de los mejores juegos de 2008 (si no el mejor), y Operation: Anchorage simplemente no está a la altura. Si al original le quitas los elementos de rol, casi todos los de exploración e introduces factores como los puntos de recarga para hacer la experiencia más fácil lo que te queda es un simple juego de acción con el sistema VATS. Lo cual puede estar muy bien para quien no haya jugado nunca a Fallout 3, pero para los que lo hemos hecho esto es, simplemente, la versión capada de un juego brillante.

6 / 10

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