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Fallout 76 celebra su quinto aniversario

El camino de la redención.

Hoy se cumplen cinco años del lanzamiento de Fallout 76, una de las grandes apuestas históricas de Bethesda en el campo del multijugador online, pero también un título con una trayectoria cuanto menos accidentada. Una que, un lustro después, ha seguido el ejemplo de otros juegos, como No Man's Sky o Final Fantasy XIV, para trazar su propia historia de redención.

Porque es innegable que los comienzos no fueron los mejores. El proyecto tuvo que enfrentarse, por un lado, a las siempre peligrosas expectativas; la comunidad fans de Fallout, tras Fallout 3, New Vegas y Fallout 4, tenía una idea más o menos clara de lo que quería de un multijugador ambientado en el Yermo, pero lo que nos llegó de lanzamiento en 2018 era sustancialmente distinto, con un enfoque inusitadamente peculiar en su diseño y unas cuantas carencias básicas que hicieron torcer el morro a no pocos usuarios. A eso, además, hubo que sumarle que su estado inicial dejaba bastante que desear, con no pocos bugs y problemas técnicos. La aventura de Fallout 76 parecía terminar nada más salir del refugio.

Pero los desarrolladores no tiraron la toalla. A lo largo de todo el año 2019 el juego fue mejorando de forma notable en su apartado técnico, puliendo bugs y corrigiendo problemas. Con las dos grandes actualizaciones que se publicaron en ese año, Wild Appalachia y Nuclear Winter, se empezaron a introducir nuevos modos de juego (supervivencia y Battle royale), más misiones secundarias, diarias y eventos, el vendedor de ítems legendarios y el misterioso Refugio 94. Poco a poco, siguiendo las indicaciones del feedback de la comunidad, Bethesda fue tratando - con éxito - de corregir el rumbo.

A finales de 2019 se realizó un movimiento tan polémico como fascinante en sus resultados. Con Bethesda apostando por hacer que todas las actualizaciones y expansiones fuesen gratuitas, se introdujo un sistema de suscripción, Fallout 1st, que ofrecía mundos privados, almacenamiento ilimitado y otros extras. Era un movimiento lógico en pos de financiar el juego a largo plazo, pero comprensiblemente dividió a la comunidad y generó numerosas opiniones en contra. Y en este caldo de cultivo surgió uno de esos momentos mágicos de narrativa emergente que a veces nos regalan los MMOs, en el que el Yermo se dividió en un bando de usuarios con 1st y otro de usuarios sin, con asaltos, atracos, combates y un enfrentamiento que durante una temporada, en vez de dinamitar a la comunidad, hizo que Fallout 76 se transformase en algo que no habían previsto ni siquiera sus creadores: en un conflicto de clases que evolucionaba de forma natural y espontánea, y que encima hizo el juego más divertido - incluso para quienes lo veían desde fuera - por accidente.

El verdadero punto de inflexión, sin embargo, llegó en abril de 2020, con la publicación de la actualización Wastelanders. En ella se añadió una nueva historia principal, NPCs humanos y un sistema de diálogos (seguramente lo que más echábamos en falta en el lanzamiento inicial), un sistema de reputación y el juego llegó también a Steam. Fue una actualización importante porque empezó a convertir a Fallout 76 en lo que la comunidad había querido desde el principio, y que además llegó en el momento perfecto: durante la pandemia. Con el mundo encerrado en su casa, buscando formas de comunicarse con sus allegados, el juego de Bethesda vio como se disparaba el número de usuarios, con una comunidad que creció de forma exponencial tratando de evadirse en el Yermo de la terrible realidad que asolaba al mundo real.

Desde entonces, el flujo de actualizaciones, tanto a nivel de contenido como de correcciones de errores y calidad de vida (se optimizó y mejoró, por ejemplo, para aprovechar el hardware de Xbox Series X/S y PlayStation 5), ha sido rápido y constante. Se introdujo a la Hermandad del Acero, montones de nuevas misiones, la expedición a Pittsburgh (un lugar que habíamos querido volver a visitar desde la expansión The Pitt de Fallout 3) y la historia y el mundo han mejorado notablemente. Los desarrolladores han ido adaptando el juego día tras día, han escuchado a la comunidad y ahora estamos ante un título sólido y recomendable. A eso, además, hay que sumarle su inclusión en los servicios Xbox Game Pass y PlayStation Plus de Microsoft y Sony, lo cual ha abierto las puertas de Appalachia a una ingente cantidad de jugadores. En los últimos años, se ha mantenido en unas cifras más que respetables y siempre ha habido un montón de gente con la que jugar.

Gente que forma una comunidad fantástica, debo añadir. Al igual que ocurre con The Elder Scrolls Online (no sé exactamente qué tienen los juegos de Bethesda para fomentar en esto), los jugadores de Fallout 76 son tremendamente abiertos con los novatos, y siempre puedes encontrar alguien que te eche una mano, que te guíe en una aventura en o que, simplemente, pase un rato entretenido en tu compañía. También a alguien que se comporte como un sanguinario morador, claro, pero es que esto es el Yermo post-nuclear.

En unas semanas llegará una nueva expansión, Atlantic City, que promete revitalizar el Yermo con nuevas aventuras en una zona plagada de secretos y posibilidades. Y con el estreno de la serie de televisión de Fallout en abril de 2024, el futuro de Fallout 76 parece más que asegurado. Es, quizás, el mejor momento para entrar en él; si el lanzamiento inicial te dejó un regusto agridulce, dale una nueva oportunidad; es muy probable que te sorprenda lo mucho (y para bien) que ha cambiado el juego de Bethesda en estos cinco años. Y si todavía no te has sumergido en su inmersivo mundo, hazlo; hay, aquí, horas y horas de entretenimiento y aventuras, en solitario o en compañía.

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