Análisis de Fast RMX
F-RMX.
En una entrevista con el medio francés Game Kult poco antes del lanzamiento de Wii U, Shigeru Miyamoto se mostraba sorprendido por el resultado de una encuesta que posicionaba la saga F-Zero como una de las más esperadas por los jugadores de ese país y que, creo, puede extenderse a la totalidad de la comunidad aficionada a los juegos de Nintendo. "Estoy encantado de oír la opinión de Twitter," aseguraba el creador de Mario mientras sus ojos se abrían como platos, "porque desde la primera entrega en SNES se han hecho muchos juegos pero la serie ha evolucionado muy poco. Creía que la gente se había cansado de eso." Y remataba, sin ocultar su confusión: "También tengo mucha curiosidad y me gustaría preguntarles: ¿por qué F-Zero? ¿Qué queréis que hagamos que no hayamos hecho ya antes?" Miyamoto no entendía por qué los jugadores iban a querer otro juego de la saga que se limitara únicamente a mejorar el apartado visual sin aportar ninguna mecánica jugable novedosa. Los fans querían más de lo mismo con gráficos más bonitos, efectivamente (o no; a veces ni los propios fans saben qué quieren realmente los fans), pero más allá de un minijuego en Nintendo Land y de vendernos una vez tras otra los mismos juegos en la Consola Virtual de turno, parece que no hay planes para revitalizar la franquicia a menos que la bombilla de Miyamoto y de todos aquellos que tiene detrás empiece a parpadear de nuevo.
Y por suerte, al menos de momento, tampoco parece que haga mucha falta. Shin'en Multimedia ya ha demostrado de sobra su experiencia para cubrir ese vacío que muchos usuarios de Nintendo aficionados a la velocidad más vertiginosa llevan tiempo demandando llenar. Empezaron con Fast Racing League en Wii, siguieron con Fast Racing NEO en Wii U, y ahora mantienen su estricto peregrinaje haciendo presencia en el escueto catálogo de lanzamiento de Nintendo Switch con Fast RMX, que más que como una evolución, se siente como la consolidación definitiva de una marca y de una experimentación. El paquete es atractivo, porque en él se incluye todo el contenido de Fast Racing NEO, con su DLC, y seis nuevos circuitos, y a pesar de que en esencia es más una recopilación con ciertos retoques necesarios que un juego completamente nuevo, es una demostración de cómo hacer las cosas bien y de cómo aprovechar las características exclusivas de Nintendo Switch.
Porque, y prometo no incidir demasiado en la manida comparación que aparece en cada análisis del juego habido y por haber (aunque podría compararlo también con Mario Kart y con cómo imita eso de tener que acelerar justo cuando aparece el 2 en la cuenta atrás inicial para pillar ventaja), Fast RMX es lo que podría ser un WipeOut o F-Zero en la actualidad, velocidad, adrenalina y frenetismo puro, un arcade clásico que hace honor al término desde el mismo control pasando por los menús o la voz enlatada del narrador, que destaca con euforia nuestros triunfos y derrotas. Pero también aporta cosas nuevas; la más interesante quizá es la necesidad de alternar (de hacer "switch", si me permitís el chiste) entre dos turbos de distinto color, a lo Ikaruga, para que coincida con el color de los tramos y los saltos que nos dan un empujón; hacerlo bien nos premia con un turbo extra, pero hacerlo mal provoca un cortocircuito que nos ralentiza y que puede ser mortal cuando esa velocidad adicional es necesaria para sortear un salto. Puede sonar incómodo cuando estamos corriendo a velocidad de vértigo, pero el cambio entre uno y otro es muy cómodo y, por suerte, los colores se identifican claramente entre tanto estímulo visual.
En Fast RMX sucede todo tan rápido que se penaliza apartar un segundo la vista de la pantalla, no solo porque un golpe puede llevarnos a dar bandazos de extremo a extremo del circuito, sino también porque las pistas no suelen ser demasiado amplias y muchas están repletas de obstáculos (algunos un poco traicioneros) que pueden llevarnos a mejor vida con un simple roce. Y eso, precisamente, sucede con mayor asiduidad si jugamos en el modo portátil, por la naturaleza de la pantalla más pequeña. Es más difícil captar los detalles con agilidad en la pantalla de Switch, por lo que resulta mucho más común que saltemos por los aires por no haber podido esquivar ese pilar que aparece en mitad de la pista justo después de una curva. No llega a ser frustrante, pero muchas veces da la sensación de que, a diferencia de los tramos de colores que nos dan un turbo extra, nos comemos esos obstáculos más por falta de información visual que por nuestra habilidad. Y una sola colisión o empezar la carrera con mal pie implica un respawn que nos hace perder muchas posiciones. Puede que sea cosa mía, en todo caso: no es nada que no pueda solucionarse con un poco de práctica, pero nunca logras sentir que tu posición está asegurada.
Puede que Nintendo no encuentre motivos para revitalizar la saga F-Zero, pero Shin'en ha entendido su esencia a la perfección.
Mención aparte merece la integración de esa "vibración HD" encerrada en los diminutos Joy-Con, y que Shin'en ha aprovechado de forma ejemplar. No se han limitado a replicar todos los golpes que suceden en pantalla, que también, sino que, por poner un ejemplo, los mandos se mueven de forma circular al acercarnos a una tormenta. Citando a Digital Foundry, "el efecto se creó transformando las bandas de frecuencia de los efectos de sonido originales a varias frecuencias de vibración, y luego esas bandas de frecuencia se ecualizan para ofrecer la sensación final." Es una idea fantástica, y a la práctica la sensación es la de estar controlando un objeto que realmente se mueve a esa velocidad y que sufre con cada golpe, lo que ayuda a aumentar un poco la emoción de cada carrera. Algo que, por otro lado, parece que ya se encarga de impostar la inteligencia artificial, porque muchas veces tenía la sensación de que por muy bien que rindiera en la pista los demás siempre me estaban pisando los talones, o me superaban justo en el último instante (literalmente en EL ÚLTIMO instante antes de la meta) o, simplemente, corrían más que yo.
Quizá uno de sus mayores atractivos por estar en la plataforma que está es la forma en que aprovecha las opciones multijugador, no solo por la versatilidad característica de Switch, que nos permite disponer del juego local hasta cuatro jugadores a pantalla partida en cualquier lugar y en cualquier momento, sino también por el tremendo apartado técnico del juego, que mantiene los 60fps constantemente sin apenas inmutarse. Visualmente Fast RMX es impecable, y ver algo así moviéndose en una pantalla tan pequeña es todo un espectáculo. El online mantiene también muy bien el tipo, a pesar de que tan solo podemos unirnos a partidas aleatorias y no es posible jugar con amigos; es algo que la desarrolladora planea solucionar con una actualización que añadirá esa opción y el Time Attack, con el que podremos saber quién logra el mejor tiempo en la pista. Y el que quiera probar suerte y habilidad con un desafío mayor, siempre puede recurrir el Modo Héroe, en el que el uso del turbo también reduce la vida.
Veréis, como algunos sabréis, estos días he estado jugando mucho a Zelda: Breath of the Wild en Switch. Su mundo me ha atrapado como pocas veces lo ha hecho un videojuego, sin duda, pero entre santuario y santuario siempre terminaba encontrando un instante para regresar a Fast RMX; su calculado frenetismo engancha, y contrasta de forma ideal con el remanso de paz que suele ser Hyrule. Al final entraba en un círculo vicioso en el que, como los colores del turbo que mencionaba antes, alternaba constantemente entre uno y otro para comprobar lo bien que encajaban experiencias tan distintas. Siendo sincero, no sé si lo recomendaría a alguien que ya ha jugado a Fast Racing NEO en Wii U, a no ser que tuviera una Switch y fuera un gran aficionado al género (en cuyo caso, ya estás tardando), pero para todos los demás Fast RMX es la demostración de que el catálogo de la nueva consola de Nintendo esconde más ases bajo la manga de los que todos nos esperábamos en un principio. A todos aquellos que esperáis una nueva entrega de F-Zero: puede que Nintendo no encuentre motivos para revitalizar la saga, pero Shin'en ha entendido su esencia a la perfección y se ha coronado con uno de los mejores juegos disponibles para Switch. El alumno ya se ha convertido en profesor.