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Fat Princess: Fistful of Cake

Estrategia muy golosa.

Es lo que sucede cuando insertamos el UMD por primera vez y escogemos seguir la historia para un jugador, aterrizamos sobre un mapa y vemos decenas de hombrecillos esperar por un sombrero para proteger el emplazamiento, o atacar al enemigo, o recolectar materias primas para obtener la capacidad de arrojar bombas. En definitiva, escoger una profesión, que será también nuestra primera decisión, y mientras aprendemos a interactuar con las posibilidades de cada especie podemos perder la partida o incluso ganarla sin saber el porqué.

Es un escollo importante al que no acompaña tampoco el diseño de escenarios de la campaña individual, que va de menos a más y que se advierte ya desde los primeros objetivos. Los mapas son en 3D y llenos de pasadizos secretos. Dado que se trata de una conversión a pantalla más pequeña el mapa para moverse y localizar los objetivos se vuelve imprescindible, pero en mi caso no fue de gran ayuda y lo aparqué en seguida. Preferí jugar un par de veces cada misión y memorizar los puntos estratégicos. Mal asunto.

Reconozco que quise dejar el juego un par de veces. Demasiado caótico. Pero en aras de hacer un buen artículo descubrí poco a poco que los primeros defectos se transformaban en asombrosas virtudes. Puedes recuperar salud comiendo pastel, o resguardándote en estructuras amigas, ayudar a los recolectores volando minas para que vayan más deprisa en su trabajo, aumentar la salud de tus aliados con el sacerdote –disponible avanzado el juego- o dedicarte a hacer la puñeta a tu enemigo y dejar que los objetivos principales se resuelvan “solos”. Eso sí, es importante que hagas algo, aunque no lo parezca tus acciones pueden ser vitales para lograr la victoria.

Quizá sea esto lo que más se echa de menos, mayor consistencia. Porque el juego está muy pulido, textos y voces en castellano, apartado técnico impecable y diversión creciente. Si conoces la versión “grande” te sorprenderá una vez más lo que puede hacer la portátil, además, con posibilidades de jugar a través de internet o adhoc –la PSP no ha nacido para ello– con mapas exclusivos para estos modos. Todo a gran nivel pero que demanda la colaboración del jugador.

En definitiva, una gran conversión que requiere la paciencia inicial por todo el desconcierto de las primeras partidas, pero que a la larga se adapta perfectamente al control y las posibilidades de la portátil. Es ideal para hacer partidas cortas, de cinco o diez minutos, es colorido, tiene su punto de dificultad y gana conforme aprendes, al contrario que aquellos que se vuelven repetitivos con el tiempo. Incluso jugando contra otros, si logras encontrar una partida, resulta muy divertido. Un estupendo juego que merece una oportunidad y que aporta acción y adicción a partes iguales desde un concepto estratégico diferente.

7 / 10

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