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Fat Princess

Una delicatessen para compartir con amigos.

El caos reinante en muchas de las partidas puede ser divertido al principio, pero la gracia está en seguir estrategias. Jugar cada uno por su cuenta no tiene el menor asomo de comparación a hacerlo compenetrados. Parecen dos juegos diferentes, con clara superioridad del segundo. Por ello se hace casi imprescindible quedar con amigos para poder disfrutar al máximo del juego. Tras pocas partidas en solitario es frecuente cansarse de los compañeros: cuando no somos pocos trabajadores y mal defendidos somos el único jugador que realmente trata de atrapar a la princesa mientras el resto racanea puntos.

Uno de los temores que nos asaltó al probar la beta fue precisamente ese, que dependiera en exceso de los amigos, y nos tememos que le ha faltado un sistema de comandos cortos ingame para poder enviar frases en plan “a por la princesa”, “defended el castillo” y similares que ayudasen a la coordinación cuando no juegas con conocidos. Ahora mismos dependemos del chat de texto de la XMB (sólo con amigos) o del headset inalámbrico para comunicarnos, aunque este último se escucha bastante flojito.

Probablemente los pequeños problemas de lag (nada grave, desde luego) se solucionen con un parche o simplemente cuando decaiga el estallido inicial de descargas, pero lo que sí necesita una solución rápida es el sistema de matchmaking. Cuando queremos jugar podemos elegir parámetros, pero no podemos mirar una lista con todas las partidas disponibles y elegir la que más nos apetezca. Esto provoca que en ocasiones nos intente meter con un anfitrión al que, por cualquier motivo, no nos podemos conectar, obligándonos a repetir el proceso de nuevo. Observando el número de jugadores o la zona en la que se juega se podrían solucionar estos problemas.

Por otro lado, no le hubiese venido mal incorporar un par de melodías más, sobre todo para los menús, ya que la que se incluye termina cansando después de un rato. Las existentes no tendrían ningún problema en aparecer en la futura película de Alicia de Tim Burton, dado su similitud con las composiciones de Danny Elfman. Como ya hemos indicado anteriormente, el doblaje de Ysbert es de una calidad muy alta, aunque igualmente podemos terminar algo cansados de sus comentarios en las partidas más largas. Después de jugarlo es difícil imaginar a un narrador mejor para la historia.

A nivel visual los diseños son tan simples como efectivos. Los monigotes, con cierto grado de personalización, tienen un estilo muy particular y caricaturesco que los hace muy reconocibles, lo que choca con la violencia mostrada. A base de conseguir buenas puntuaciones en los diferentes modos podemos ir desbloqueando barbas, peinados (aunque solo se ven antes de coger sombreros y después de morir), colores de piel, etc. para dar un toque distintivo a nuestro avatar, ya que un guerrero con una trenza azul por barba destaca más que la versión adaptada de un marine espacial calvo. Los escenarios son muy variados entre sí y ofrecen entornos amplios y en algunas ocasiones dinámicos con crecidas de la marea o del nivel de lava. Cada uno nos obliga a llevar una estrategia específica para acceder a los recursos o tomar ventaja en las batallas.

Fat Princess es como una tarta de cumpleaños con pocas capas: en compañía se disfruta muy gratamente, y sin duda está realmente deliciosa, pero le falta algo de grosor y a la postre nos dejará con hambre. No hay duda de que estamos ante un juego con toneladas de potencial que podría haberse pulido un poco más. Su excesiva dependencia de tener un grupo dispuesto a jugarlo dinamita gravemente las posibilidades del título, pero incluso sin ellos el caos reinante y su adictiva jugabilidad, es capaz de tenernos enganchados horas y horas delante del televisor.

7 / 10

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