FIFA 09
FIFA 1 - PES 0. Por ahora.
Otoño, una vez más. Tiempo de síndromes postvacacionales, gripes y juegos deportivos. Hay algo de tradición en sus lanzamientos anuales. Algo de déjà vu y rutina que impide a muchos excitarnos con su salida como sí ocurre con otras secuelas de otros géneros que, volviendo la vista atrás un año después, nos dejan muchas menos horas de diversión. Por no hablar de su relevancia en el mercado. Y sin embargo sigue ocurriendo. Llevamos 12 entregas de Final Fantasy e incontables spin-offs, y seguimos marcando la salida de cada entrega con rotulador rojo en el calendario.
En cierto sentido es lógico. La periodicidad anual no se presta a grandes innovaciones ni a medidas arriesgadas. El mismo material de base sigue prácticamente inalterado. Y está el panorama de los últimos años. Llevamos una década de oligarquía en el género con dos sagas en eterna lid, FIFA y Pro Evolution Soccer (PES a partir de ahora), que se reparten su enorme porción del mercado. Apenas han aparecido rivales, y ciertamente ninguno con entidad propia capaz de llevarse su trozo del pastel.
En el último lustro el dominio de la saga de Konami (PES) se ha hecho más acusado. Fue considerado siempre, desde su primera entrega bajo tal denominación, como una opción superior para el aficionado al deporte rey. Era de naturaleza más pausada y castigaba el individualismo que su rival llevaba por bandera. Era también más difícil de dominar, si bien sus controles básicos resultaban intuitivos y cómodos. Un reflejo bastante fiel de un encuentro real, mientras que la saga de los de Redwood insistía en el enfoque arcade y más simplón que exigía el género durante los años 90.
Tardó en darse cuenta de su error y aún más en intentar solucionarlo, mientras PES se convertía en monarca del género e, incluso, comenzaba su particular decadencia. Ésta llegó a su cénit, con su última entrega a día de hoy, la de 2008, considerada por muchos como la peor de la saga. Es entonces cuando FIFA 09, tras unos dos últimos intentos esperanzadores en 2008, comienza su propia escalada hasta la cima.
Ya desde sus primeras apariciones el juego de EA transmitía otras impresiones muy distintas a sus predecesores. Aparecía más sólido, con el ritmo adecuado, las físicas aparentaban ser la correctas y seguía manteniendo ese aspecto de producto cuidado y pulido que siempre tuvo. Un rival temible para PES y, con suerte, la chispa que volvería a traer algo de interés al género. Y, una vez exprimida la versión final, se confirma que eso es exactamente lo que es.
El cambio es radical en el aspecto más importante. Y es que por primera vez en la saga se ha conseguido una representación extremadamente fiel del deporte y su funcionamiento. Recuerda a ese magnífico equilibrio que consiguió PES en su época dorada, y exige una aproximación realista al juego para ser competitivo. Los equipos y los individuos actúan, se desplazan, defienden y atacan como lo harían sus contrapartidas reales en situaciones equivalentes. Es un sistema muy equilibrado y muy pulido, carente de glitches de IA o ventajas poco éticas que explotar para una victoria fácil. En el nivel de dificultad adecuado es difícil marcar un gol o dominar la posesión con facilidad. También lo es para tu rival, gracias a la sobresaliente inteligencia de tus defensas. En PES 2008, y en cierta medida también PES 7, sufrían de cierta molesta tendencia a olvidar su posición y dejar libre de marca a los atacantes enemigos. Eso no ocurre en el nuevo FIFA, salvo errores individuales similares a los de un partido real. Los resultados son, por tanto, sobrios, y los encuentros reñidos.
A estas sensaciones positivas se suma la del control, abiertamente inspirado en el de su rival, además de completamente configurable. Es rápido, intuitivo y suave. Los controles al primer toque son ahora muy satisfactorios, además de imprescindibles. Siguen usándose combinaciones algo más complicadas para los regates (obligando a soltar los botones principales y usar el stick derecho), pero por el propio diseño del juego y su verosimilitud es muy probable que acabe con una pérdida de posesión. Se requiere algo de práctica para salir en posición de ventaja, pero es ciertamente algo muy gratificante una vez se consigue.