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Fight Night Champion

Te desencajará la mandíbula.

Ya lo decían de Ali, "flota como una mariposa, pica como una avispa". Y eso es exactamente lo que hace Fight Night Champion. Coge uno de los deportes más brutos que existen, el boxeo, y lo convierte en algo finísimo y delicado, un catálogo de golpes bien dados y de aciertos de diseño.

En el análisis de la cuarta parte –el anterior juego de la franquicia- nos quejábamos de que lo peor era, quizás, el modo carrera. Este modo sigue existiendo, y ahí puedes crear un luchador, ponerle tu cara y tu nombre, e ir entrenando y mejorando tus estadísticas hasta llegar a lo más alto. Esta opción sigue ahí, ha mejorado y es con lo que te pasarás más tiempo cuando estés solo en casa y quieras dar unos cuantos golpes, pero sin duda la modalidad estrella es ahora la historia de Andre Bishop.

Como ya explicamos en el avance, Fight Night Champion hace algo totalmente revolucionario: introduce una historia la mar de buena en un juego de deportes. Pero no en plan Inazuma Eleven ni sandbox ni nada por el estilo. Agarra el corazón jugable del título y lo mezcla con las aventuras y, sobre todo, desventuras de un chico que aspira a ser campeón del mundo de boxeo.

Los primeros 15 minutos de juego

Mediante una serie de escenas de vídeo nos ponen en contexto. Los gráficos son espectaculares, con unos personajes tremendamente bien caracterizados , que no se apartan de esos clichés que necesitamos que estén ahí –el manager avaricioso, la chica guapa, el hermano ambicioso...- . A lo largo de la trama, Andre debe superar una serie de retos que lo curtirán y llevarán a lo más alto. Lo bello y fantástico de todo es que cada combate se integra fabulosamente en la historia; hay veces que se lesiona y que tenemos que golpear solo con una mano, otras en las que hay que participar en combates callejeros y utilizar la fuerza bruta, otros en los que hay que racionar fuerzas... todo está pensado al milímetro para que, primero, aprendas a jugar y, luego, para que te involucres y te impliques emocionalmente. Hay hasta un giro de guión fabuloso, llegando al final, que te pone los pelos de punta.

Son casi siete horas de aventura, y nos ha dejado tan buen sabor de boca que no podemos dejar de preguntarnos por qué nadie había hecho esto antes. Es decir, utilizar la mecánica principal para integrarla dentro de una historia, negarse a entrar en atolladeros en los que seguro que saldrían mal parados –meter tiendas, exploración, etc- y contar algo con sentido. La gran y principal pega, eso sí, es que está totalmente en inglés y sin ningún tipo de subtítulos. Si no lo dominas, este modo pierde gran parte de su encanto.