Final Exam
Yo contra el Parque Botánico.
Este análisis forma parte de la sección de Game Over.
Posiblemente la era de más esplendor del survival horror fue la de PlayStation 2. No por la calidad de sus títulos, que la había, sino por la gran cantidad de estos. De entre todos ellos, para un servidor destacó con mucho salero un "tapado" llamado Obscure; título que nos brindaba toda la casquería de la serie B tipo The Faculty de Robert Rodriguez a la vez que aportó nuevas e interesantes ideas al género: varios personajes a elegir con habilidades propias, juego cooperativo o mecánicas de combate basadas en la luz. No era ninguna obra maestra ni haría frente a los grandes del género, pero sin lugar a dudas tenía algo especial. Cuál fue mi sorpresa al descubrir a mitad de recorrido de Final Exam que éste se trataba de una continuación de Obscure, o remake, o reboot. Bueno, la cosa no está muy clara, aunque hay elementos muy similares: estereotipados chicos de instituto, el científico loco de turno (en ambos casos, con reapariciones de entregas anteriores) y muchos monstruos-planta a los que zurrar. Para aumentar la confusión, esta 'nueva entrega' da un giro en lo que a géneros se refiere, alejándose del survival para caer en los brazos del brawler, el beat'em up, o como muchos lo llaman, "yo contra el barrio".
¿Y cómo sienta el lavado de cara a la franquicia? Pues bastante bien, al menos para tratarse de un desarrollo menor comparado con los anteriores. Una vez más no se trata de un juego que romperá moldes, pero cumple su función. Final Exam es un brawler "machaca botones" de manual al que le han añadido ciertos elementos actuales en el género y que enriquecen la experiencia. Para empezar, un sistema "rolero", basado en árboles de habilidades y características, muy sencillito pero que ayuda a diferenciar muy ligeramente a los cuatro personajes y que empujan al jugador a buscar la forma de mejorarlos. De hecho, es interesante la combinación del espíritu más arcade del beat'em up con la progresión característica del ARPG, al hacer que nuestra puntuación (comparable vía online) y los secretos a encontrar, determinen la experiencia que el personaje recibe; o el hecho de que no solo tenemos dos tipos de ataques sino un set de habilidades con las que destrozar a nuestros enemigos. Esto precisamente es uno de los mejores aspectos del juego, ya que te permite paliar levemente dicha sensación de estar "machacando botones" y ofrece un sistema combate suficientemente variado y completo.
"Final Exam proporciona una experiencia que puede atraparte durante horas y que, incluso, una vez terminado invita a una segunda ronda."
El toque "rolero" no se queda ahí, y para hacer más ameno el recorrido se añaden misiones, en el sentido más básico de la expresión. Es decir, que no solo tendremos que recorrer las fases de punta a punta a base de golpes, sino que se nos irán planteando tareas a resolver: activar botones, buscar objetos, proteger a un PNJ, etc, lo que hace que la experiencia (y el mapeado) sea menos lineal al acostumbrado en este tipo de juegos.
Final Exam, sin embargo, sufre del mismo problema que la mayoría de brawlers: puede ser un tedio si jugamos solos. La diferencia entre la experiencia solitaria y la cooperativa es abismal. No solo es infinitamente más divertido jugarlo acompañado (hacedme caso: una genial experiencia con sabor añejo), sino que su dificultad aumenta considerablemente; al elegir este modo de juego la cantidad de criaturas que se pueden dar en la pantalla es muy superior, y además su respawn es infinito, haciendo coherente la existencia de las misiones (única forma de avanzar) y dando empaque y sentido al hecho de jugar acompañado. Otro de los problemas del género se va haciendo evidente según se avanza: puede llegar a ser muy repetitivo; especialmente en el tramo final, donde no solo rehacemos las mismas tareas que llevamos horas cumpliendo, sino que además se reitera en los mismos escenarios. Cierto es que durante gran parte del recorrido sus creadores se fuerzan por disimularlo, sin embargo, es una lástima que tras una buena cantidad de escenarios diferentes e interesantes y una serie de tareas, no extremadamente originales pero sí entretenidas, los desarrolladores se volvieran un poco vagos y decidieran terminar de forma rápida y simplona.
Salvando lo que a mi entender son los "clásicos problemas del género", Final Exam proporciona una experiencia que puede atraparte durante horas y que, incluso, una vez terminado invita a una segunda ronda. Es un brawler muy sólido y bastante desafiante (especialmente en cooperativo) y que aunque no inventa nada nuevo, tiene muchísima personalidad, gracias a sus mecánicas y su atractivo aspecto visual. Cuando estás acompañado es diversión pura y dura, con muchos toques de casquería y gore, lo ideal para echarte unas risas. Pero sin duda lo que más me ha hecho apreciar el título es esa capacidad de retrotraer a los años en los que, junto a un amigo, codo con codo, nos enfrentábamos al barrio.