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FlingSmash

Sí, Nintendo también se equivoca.

A ver quién es el guapo que se atreve a toserle a Nintendo. Todos riéndonos cuando presentaron la Wii, pero años más tarde dominan con mano férrea el mercado de las consolas de sobremesa mientras Microsoft y Sony se pelean por seguirle la estela. Y nosotros tragándonos nuestras burlas. Anuncian una segunda parte de Mario Galaxy (la primera secuela directa de la franquicia desde tiempos inmemoriales) y todos pensamos que al fin se les ha acabado la imaginación. Claro que luego el juego llega a las tiendas y nos encontramos con que no solo es el mejor del año, sino de toda la actual generación. No, Nintendo no suele fallar.

La forma más fácil de describir su última propuesta, FlingSmash, es como una mezcla de tenis, Arkanoid y pinball. Mientras un scroll predefinido va mostrando poco a poco el escenario, nuestro objetivo es golpear a uno de los protagonistas, Zip o Pip, dirigiéndolos para destruir a enemigos o bloques de colores con su posterior impacto. También se pueden conseguir diversos power-ups, con efectos para hacer más grandes a los protagonistas, multiplicarse o dotarles de poderes especiales. Hay una historia de fondo (liberar las islas de Eesturn y Suthon del malvado Omminus), aunque no esperéis un guión particularmente memorable.

Pero a veces la gran N también se equivoca, y FlingSmash es una clara muestra de ello. En favor de la compañía dirigida por Satoru Iwata hay que decir que el juego no ha sido desarrollado por sus estudios internos, sino por una third party, Artoon, con un bagaje algo discutible (aquella aberración que fue Vampire Rain es obra suya). Lo peor es que se supone que debería ser un tour de force que demuestre las bondades del Wii Motion Plus, y en realidad el control es uno de los aspectos en los que más flojea.

Lo cual no deja de ser curioso, porque lo cierto es que FlingSmash pone de manifiesto la gran precisión de la versión mejorada del sistema de control gestual de Nintendo. El problema es que el juego reconoce mal algunos movimientos y pone a prueba nuestra paciencia cuando el golpe no se acerca ni de lejos al punto al que iba dirigido nuestro impacto. Esta situación, desgraciadamente, se repite con bastante más frecuencia de lo deseable.

Y no es el único problema. Más grave, si cabe, es que tras un par de niveles, y ante la perspectiva de tener que hacer lo mismo una y otra vez, el juego se vuelve tremendamente monótono. Lo cual es un logro, porque teniendo en cuenta que FlingSmash puede terminarse en poco más de dos horas no debería haber tiempo para aburrirnos. Una vez terminada la historia se puede acceder a una selección diversos minijuegos, pero ninguno es lo suficientemente atractivo como para merecer ser jugado en más de un par de ocasiones.

Sin ser nada del otro mundo, al menos FlingSmash aprueba en su apartado audiovisual. Los gráficos son resultones, muy coloristas y con animaciones más que correctas. Esa simpatía se contagia a la banda sonora y los abundantes efectos sonoros, aunque imagino que nadie se sorprenderá al apreciar que técnicamente el juego de Artoon está a años luz de los títulos triple A de la consola de Nintendo.

Si tienes la intención de adquirir otro Wii Remote o un accesorio Wii Motion Plus, entonces FlingSmash es una compra más recomendable: por poco más de diez euros adicionales a lo que te costaría suelto un Wii Remote Plus (que integra el Wii Motion Plus dentro del clásico Wiimote) te lo llevas junto con un título que durante un limitado periodo de tiempo se las apaña para entretener con lo justo. Pero ir simplemente a por el juego ya es harina de otro costal: es extremadamente corto, dolorosamente monótono, poco rejugable, con un control en demasiadas ocasiones irritante y que no ofrece una experiencia jugable especialmente interesante.

4 / 10

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