Análisis de Football Manager Classic 2014
No hay rival pequeño.
Cuando uno habla de Football Manager, y ha sido una constante en esta web, siempre procura remarcar el concepto "adicción" que viene unido de forma indisoluble. El que es ahora el simulador de gestión deportiva por excelencia lleva tiempo ya convertido en un roba-tiempos de primera, en el Messi de las horas muertas, en el CR7 de la procrastinación. Afrontar todas las opciones, todos los datos y todas las decisiones que ofrece por lo general el juego de SEGA y Sports Interactive es una tarea tan inabarcable como calcular la edad de Arjen Robben o contar cuantos pases ha dado el Barcelona para acercarse al área rival.
Con Football Manager Classic 2014 sucede algo parecido, pero distinto también con respecto a su versión para ordenadores. A caballo entre la versión reducida para tablets y el juego que podemos encontrar en físico y digital para PC, Mac y Linux; la palabra "classic" presente en el título nos indica que lo que aquí nos encontramos es el modo homónimo presentado en Football Manager 2013. Un modo pensado para simplificar las cosas a los recién llegados y hacer más accesible el juego que, a priori, parece ideal teniendo en cuenta el concepto de jugar en cualquier parte y en cualquier momento que ofrece Playstation Vita.
El funcionamiento de este modo es muy sencillo. A diferencia de lo que ocurre con el modo tradicional, donde las opciones son mucho más extensas y complejas, aquí el buzón de entrada es la pieza clave de nuestro organigrama interno, y desde él podemos delegar en nuestro equipo de trabajo las distintas cuestiones y problemas que se nos plantean a lo largo de la temporada. El entrenamiento, por ejemplo, pasa de ser individualizado a estar directamente orientado hacia todo el colectivo; e incluso podemos dejar en manos de nuestro segundo la elección de la plantilla en base al trabajo que han ido desarrollando a lo largo de la semana. De ahí, como diría el "Cholo" Simeone, pasamos a jugar partido a partido, simulándose todos ellos con el mismo motor 3D anticuado pero eficaz visto en la edición de PC de este año. En ellos podemos seleccionar desde las tácticas a usar hasta la mentalidad de nuestro equipo, además de un sinfín de opciones individuales para cada jugador como "ejercer de falso nueve" o "marcar individualmente" que hacen que puedas plantear cada partido de forma muy distinta, ayudado también por los informes sobre los equipos rivales previos a cada encuentro.
Al igual que viene sucediendo desde numerosas entregas atrás el gusto por el detalle y la exactitud es realmente encomiable, y la versión de Vita no es ninguna excepción en ese sentido. Siendo seguidor como soy de un equipo tan poco mediático como es el Celta de Vigo sorprende la cantidad de datos manejada por el equipo de Sports Interactive, desde quién es el segundo entrenador y el ojeador del equipo hasta el nombre, posición y características principales de todos los canteranos de las categorías inferiores. Una labor titánica que hace que todo aquel aficionado al fútbol más allá de ver los partidos dedique, como hemos dicho anteriormente, horas y horas en convertir a su equipo en el campeón indiscutible gracias a una gestión pormenorizada o, en mi caso, consiga salvarlo antes de que termine la temporada y, milagrosamente, meterlo en puestos de UEFA. Chúpate esa, Luis Enrique.
Como experiencia reducida y portátil es difícil no aplaudir a esta versión, ya que consigue mantener el mismo nivel de adicción frenética de su "hermano mayor" sin que se resientan las principales señas de identidad de la franquicia.
Por desgracia esas horas y horas gustosamente gastadas vienen acompañadas de algo tan molesto como son los largos tiempos de carga. Sin ser tampoco una cosa desesperante, lo cierto es que la tardanza con la que el juego ejecuta las partidas o guarda antes de cada partido choca frontalmente con esa inmediatez que debería de suponérsele a un juego de consola portátil. Podemos estar de acuerdo en que no es Football Manager un juego pensado para partidas cortas, pero se nota en exceso que aun siendo Playstation Vita una consola potente no es capaz de manejar con soltura el notable volumen de información, haciendo que en ocasiones pueda llegar a cansar el dedicarle a cada sesión más de tres o cuatro partidos.
Puestos a hablar de detalles que ensucian el conjunto, es el momento de señalar el que es sin ninguna duda el peor aspecto del juego: el control. Si la consola de Sony no se caracteriza habitualmente por tener el mejor panel táctil del mundo, el haber trasladado 1:1 toda la interfaz gráfica del juego de ordenador ha dado como resultado previsible unos botones demasiado pequeños, unos menús desplegables incómodos y algunas combinaciones peregrinas entre botones y gestos en la pantalla cuyo funcionamiento resulta prácticamente aleatorio. Un auténtico engorro medianamente salvable con un poco de paciencia y cuidado que resulta igualmente criticable en un juego que depende en su totalidad de la brillantez de su interfaz.
Destacar por último que a pesar de que el propio título ya señala indirectamente cual es el modo principal de juego, esta versión incluye también el modo Desafíos, un sistema de retos de duración limitada en los cuales tenemos que cumplir nuestro objetivo -salvar a un equipo del descenso, terminar una temporada invicto, ese tipo de cosas- que, aunque es cierto que no añade nada nuevo al sistema de juego, consigue al menos aportar un poco de variedad a nuestras partidas y nos ayuda a desconectar de la presión constante que sufrimos como máximos responsables de nuestro equipo.
Si tenemos en cuenta además la opción cross-save, que permite que continuemos nuestra partida de PC, Mac o Linux descargándola directamente en nuestra Playstation Vita, resulta sencillo ver cuál es la verdadera intención de este Football Manager Classic 2014. Como experiencia reducida y sobre todo portátil es difícil no aplaudir a todos aquellos detrás de esta versión, ya que consigue mantener el mismo nivel de adicción frenética de su "hermano mayor" sin que se resientan las principales señas de identidad de la franquicia, pero un control francamente mejorable y unos tiempos de carga contrarios a la filosofía del título hacen que este desembarco reducido de la saga haya terminado goleando en el partido de ida y sufriendo atrás en la vuelta. Porque como dice la popular máxima futbolística, no hay rival pequeño.