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Análisis de Forza Horizon 2

¿Te gusta conducir?

Mientras jugaba a Forza Horizon 2 no podía dejar de pensar en aquel mítico anuncio de televisión de BMW en el que se preguntaba al espectador si le gustaba conducir. Hay también algo casi místico en el nuevo juego de Playground Games que evoca a aquel spot: la veneración por los vehículos deportivos de cuatro ruedas, los bellos paisajes del sudeste de Francia y el norte de Italia, la cultura del motor y, sobre todo, las sensaciones que te transmite. La de correr a toda velocidad por las serpenteantes y estrechas carreteras de la Costa Azul. La de acelerar campo a través esquivando pacas de paja como si no hubiese un mañana. La de cruzar la línea de meta tras vencer a una locomotora de tren en una frenética carrera por el interior de la Toscana. La de conducir, en definitiva.

Es una experiencia profunda que contrasta con el despreocupado trasfondo de Horizon, ese festival musical itinerante con tintes de Gumball que vuelve a ejercer como nexo de la competición. Atrás quedan, sin embargo, los duelos contra otros pilotos en el modo historia (se mantiene a un narrador, Ben, un poco cansino) y las pulseras de colores para acceder a las pruebas (visualmente sí están ahí para indicar el nivel de tu piloto), ya que ahora el festival se concentra en seis localizaciones separadas con sus correspondientes hubs. El resultado es una estructura menos restrictiva y más acorde con el enorme mundo abierto del que hace gala el juego.

Viajas de un hub a otro en trayectos contrarreloj muy permisivos diseñados para deleitarte en el paisaje, y al llegar al objetivo participas en el campeonato de tu elección; el juego te sugiere tres opciones diferentes, pero puedes obviarlas para optar por otra que te apetezca más comprando coches en la feria del automóvil. Se agradece ese mayor grado de libertad, porque te permite saborear todo lo que ofrece Horizon 2 a tu ritmo y según tus preferencias, y realmente no es poco: hay un total de 168 campeonatos y más de 700 eventos en total, con diferentes tipos de coches (superdeportivos, clásicos, 4x4, turismos, etc.) y pruebas acordes a los mismos.

Repiten clásicos del primer Forza Horizon como los duelos contra aviones y trenes o los rallies que se añadieron vía DLC, pero las dos grandes novedades en la secuela son las carreras campo a través, que abandonan la carretera para adentrarse de forma salvaje en campos y bosques con la única imposición de pasar por puntos de control, y las experiencias vitales, treinta pruebas a superar que te permiten degustar exóticos coches de lujo sin necesidad de comprarlos. Si a todo esto le sumamos una ingente cantidad de coleccionables (carteles, coches abandonados, controles de velocidad) el resultado es un contenido extenso y un juego que puede dar más de cien horas de entretenimiento si quieres completarlo al 100%.

También a nivel de mecánicas hay novedades. La base sigue siendo una equilibrada mezcla entre conducción arcade y simulación (obviamente tendiendo hacia lo primero) unida a un sistema de puntuación heredero del clásico Project Gotham (los famosos Kudos), pero Playground ha introducido pequeños cambios para mejorar la fórmula. La primera es una ruleta que se activa cada vez que subimos de nivel y que entrega premios en metálico o coches. La segunda, más importante todavía, son los perks. Hay 25 diferentes y a medida que los vamos desbloqueando obtenemos potenciadores de puntos de experiencia, descuentos en piezas y coches, marcadores de coleccionables en el mapa, etc. Es una forma sencilla y bastante efectiva de motivarte a conducir mejor al haber una recompensa real y palpable por tus esfuerzos.

Más y mejor, entonces. Toma como ejemplo uno de los apartados más aplaudidos de Forza Horizon, las emisoras de radio; en esta segunda parte el número aumenta considerablemente, y tras unos primeros compases en los que tenemos acceso a Pulse (indie), Bass Arena (electrónica) y XS (rock), se desbloquearán otras cuatro emisoras: tres de sellos independientes (Hospital Records, Innovative Leisure, and Ninja Tune) y Radio Levante, una cadena que emite exclusivamente música clásica. O los coches disponibles en la feria del automóvil, que de pasan de ser sesenta de serie a más de doscientos - más los que vengan más tarde en forma de DLC.

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Pero más que por una cuestión simplemente numérica, Forza Horizon 2 se beneficia especialmente del paso a un hardware mucho más potente que el de Xbox 360. El mundo abierto ahora sí es un mundo abierto de verdad, sin vallas (bueno, unas pocas sí que quedan) ni paredes invisibles, y una superficie útil tres veces superior a la del Colorado del primer Horizon. Y al fin la saga Forza estrena lo que tantas veces habíamos pedido: un ciclo de tiempo dinámico con condiciones meteorológicas cambiantes. El resultado es francamente espectacular: puedes estar corriendo por Castelletto viendo como se pone el sol y verte sorprendido por una tromba de agua que hará más resbaladiza la conducción por el asfalto mojado.

El uso del motor de Forza Motorsport 5 permite a Horizon 2 aumentar la resolución hasta 1080p nativo, pero la tasa de framerate se queda en 30FPS estables. Siendo sinceros - y es algo que muchos ya comprobasteis en el primer Horizon - la ausencia de los 60FPS no es tan grave como podría parecer: el juego en movimiento es una auténtica delicia, sin tirones ni ralentizaciones, y si ese es el precio a pagar por tener un modelado tan bueno en los coches (el modo foto es fabuloso para recrearse en ellos), unas cabinas internas tan detalladas y, sobre todo, ese espectacular motor de iluminación que baña con auténtico preciosismo las carrocerías de los vehículos, bienvenido sea. Lo que sí nos habría gustado es que el mundo estuviese un poco más "vivo"; la ausencia de peatones es comprensible, pero el tráfico se antoja escaso y a veces el escenario parece un poco vacío y carente de actividad.

Aún así es un placer conducir por los kilómetros y kilómetros de carreteras disponibles (o por los campos adyacentes). El modelo de conducción incorpora el avanzado motor de físicas de Motorsport y puede llegar a ser lo suficientemente realista, pero tienes diferentes opciones para ajustarlo a tus gustos personales, en función de si prefieres una conducción más real (con daños y desgaste de ruedas) o una experiencia más arcade.

Otra herencia directa de Forza 5 es el uso extensivo de los Drivatars. En Horizon 2 no compites contra IAs controladas por la consola, sino contra los Drivatars reales de otros jugadores (preferentemente de tu lista de amigos). Siendo sincero sigo sin ver a efectos prácticos grandes diferencias respecto a una IA tradicional, pero este sistema tiene añadidos interesantes, como el hecho de que tu Drivatar vaya ganando créditos mientras no están jugando corriendo en las carreras de consolas de otros jugadores. Playground, sinceramente, ha hecho un gran trabajo a la hora de fijarse en Forza 5: han descartado los aspectos más polémicos, como las microtransacciones (simplemente no hay, por el momento), y han trasladado a su juego los más valorados por los fans, como el intercambio y comercialización de diseños de pintura o las opciones avanzadas de tuning y ajustes mecánicos de los coches.

Esos aspectos sociales se enfatizan en las concentraciones de coches, que sustituyen a AutoVista - se adaptan mejor a la filosofía de un festival, la verdad - y permiten interactuar con otros usuarios y compartir configuraciones de tuning o retar en carreras. El multijugador no ofrece nada especialmente novedoso aparte de los clubes (ideales para competir con tus amigos) y los viajes por carretera, pero es sólido, funciona bien e incluye suficientes modos y contenido como para alargar la vida útil del juego - ya de por si muy longeva - y forjarse una interesante comunidad de usuarios.

Forza 5 fue un estreno un poco frío de la franquicia en la nueva generación, pero no puede decirse lo mismo de Horizon 2. De hecho, ocurre exactamente todo lo contrario: es un juego completísimo y muy bien equilibrado, con una cantidad de contenido encomiable, técnicamente impresionante y, sobre todo, muy entretenido. Playground estableció una buena base con el primer Forza Horizon, y aquí básicamente lo eleva todo al cuadrado para producir el que seguramente sea el mejor título que tiene ahora mismo el catálogo de Xbox One.

9 / 10

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