Análisis de Gears of War Ultimate Edition
Mad world.
Uno de mis miedos a la hora de recuperar juegos clásicos con unos cuantos años a sus espaldas es comprobar que no han aguantado demasiado bien el paso del tiempo. Es algo que he vivido en innumerables ocasiones, y que me temía podía volver a pasar al jugar a Gears of War con motivo de la publicación de la Ultimate Edition para Xbox One. Afortunadamente, la de Gears es una de las excepciones a la norma, porque como juego de acción se conserva envidiablemente bien y sigue siendo un título fresco y divertido en términos jugables.
Si ahora, casi una década más tarde, Gears of War sigue funcionando a la perfección es gracias a un brillante diseño que poco menos que redefinió los shooters en tercera persona. Epic no solo convirtió en estándar las coberturas (no las inventaron, eso sí, porque el Kill.Switch de Namco ya las implementó antes), sino que también introdujo algunas mecánicas muy inspiradas, como la recarga activa o el roadie run, y una ambientación militar con duros marines hipertrofiados imitada hasta la saciedad. Todo eso, y mucho más, es también la base de la Ultimate Edition, una remasterización desarrollada por The Coalition (el estudio de Microsoft anteriormente conocido como Black Tusk) que aporta algo más que una simple capa de pintura al clásico de Xbox 360.
Aunque finalmente solo funciona a 30FPS, el apartado gráfico en la campaña aumenta su resolución hasta 1080p y se beneficia de nuevas texturas con mayor definición, mejoras en los modelados y la geometría de los escenarios, más efectos visuales, una nueva paleta cromática un poco más viva y cinemáticas actualizadas. El resultado, exceptuando la extraña aparición de algún que otro bug aislado, es fantástico; aunque en ciertos aspectos muy concretos se nota que no es un juego creado desde cero para el hardware de Xbox One, la remasterización es lo suficientemente solvente como para no solo dar el pego, sino hacer de Gears of War: Ultimate Edition un título visualmente muy llamativo en pleno año 2015.
La Ultimate Edition añade a la campaña, además, los cinco capítulos del último acto que hasta ahora permanecían exclusivos de la versión PC, sumando hora y media más a la historia y en los cuales destaca especialmente el espectacular combate contra el Brumak, un nuevo modo de dificultad más sencillo que sustituye al viejo Casual, el cual pasa ahora a ser Normal y acompaña a los retantes Hardcore y Locura, y el sonido se ha remasterizado para aprovechar los modernos equipos surround con siete canales y subwoofer, contribuyendo a que la experiencia sea todavía más parecida a la de un pirotécnico blockbuster de alto presupuesto producido en Hollywood.
Es en el apartado multijugador, sin embargo, donde encontramos más novedades. Para empezar, el frame-rate se duplica hasta los 60FPS, lo cual redunda en una acción más fluida y una respuesta del control mucho más directa. En cuanto a contenido, se amplía considerablemente el del original: el número total de mapas asciende a diecinueve (los diez originales, los seis que se publicaron como DLC y los tres -Sanctuary, Courtyard y Gold Rush- que eran exclusivos de la versión PC y que más tarde llegaron a Gears of War 2) y a los cuatro modos de juego que tenía el Gears of War de Xbox 360 (Warzone, Assassination, Execution y Annex) se añaden otros cuatro (Team Death Match, King of the Hill, Gnashers 2v2 y Blitz).
También se incluye un sistema de progresión con niveles y diecisiete personajes desbloqueables, un modo espectador, la posibilidad de jugar en red local aparte de por internet o en pantalla partida y servidores dedicados para el online (los cuales funcionaban bien antes del lanzamiento, pero habrá que ver qué tal responden a partir del día 25). Aunque hay pequeñas modificaciones, como la posibilidad de revivir a compañeros en cobertura, cambiar de arma mientras corres o la introducción del Tac-Com de Gears 3, la fórmula es bastante fiel a la del Gears original y el multijugador de la Ultimate Edition se erige, en definitiva, como una oferta muy completa con la que The Coalition pretende potenciar la presencia de Gears of War: Ultimate Edition en eventos de eSports, y que puede ser indicativa de lo que veremos en el futuro Gears 4. Es una lástima, eso sí, que no se haya implementado el famoso modo Horda de Gears of War 2, lo cual hubiese supuesto la guinda para un pastel de lo más apetitoso.
Cabe destacar, además, que la vida útil de Gears of War: Ultimate Edition crecerá de forma exponencial en los próximos meses. Simplemente conectando a Xbox Live entre el 25 de agosto y el 31 de diciembre obtendremos de forma totalmente gratuita las cuatro entregas originales (Gears of War, Gears of War 2, Gears of War 3 y Gears of War: Judgment) para jugar cuando esté disponible la retrocompatibilidad de Xbox One en noviembre y acceso a la beta multijugador de Gears of War 4 cuando esta se celebre en 2016.
En un mar de remasterizaciones, un fenómeno que desde hace tiempo podemos calificar como la gran plaga de la nueva generación, Gears of War: Ultimate Edition es de las pocas que están plenamente justificadas y que convencen con su resultado; el trabajo de The Coalition poniendo al día el clásico de Epic Games es notorio y casi no presenta fisuras, y además se ha añadido una ingente cantidad de contenido que no estaba presente en el lanzamiento original de Xbox 360. Todavía falta un año para que el primer Gears of War cumpla su décimo aniversario, pero esta Ultimate Edition es, sin duda, el mejor regalo posible que podrían recibir sus fans.