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Ghostbusters: The Videogame

¿A quién NO vas a llamar?

Lo que en un principio podríamos considerar como una propuesta valiente de Red Fly Studios, para llevar Ghostbusters a quienes de momento aun no han dado el salto a la séptima generación (que digo yo, también se merecen disfrutar como enanos lanzando protones a Mr Marsmallow) y así ofrecer una perspectiva diferente adaptada al techo técnico de Wii y PS2.... acaba convirtiéndose en una experiencia totalmente prescindible.

La cámara utilizada, por encima del hombro y rotando siempre en base al punto de mira, tal vez funcione a las mil maravillas en la máquina de Nintendo, donde la idiosincrasia de sus controles permite mayor fluidez, pero aquí recompensa al sufrido usuario con un mareo considerable. Incluso haciendo uso del apuntado automático, es dificultoso situar nuestro avatar allí donde sea preciso para capturar fantasmas o simplemente avanzar. En una experiencia de search&destroy constante como la que se nos propone, raro será que alcancemos algún estímulo para seguir adelante.

Y si dejamos de lado sus numerosos problemas de rendimiento tampoco vamos a salvar mucho más de la quema, ya que siempre nos dará la sensación de estar levitando por el terreno antes que caminar por él (fenómeno comúnmente denominado Third Person Bethesda). Y con estas credenciales, pues poco nos va a extrañar que alguno se rasque la calva preguntándose si realmente existe algo que haga merecer la pena a este producto... o si el amor por la franquicia pringa de inquina en exceso la objetividad del firmante.

Seremos razonables admitiendo que algunas localizaciones gozan de un diseño atractivo o que incluso cazafantasmas como Venkman o Zeddemore llaman bastante la atención por el aspecto que lucen, bastante cuidado en expresiones faciales a pesar del bochorno que causan la mayoría de cutscenes. Lo triste es que elementos sólidos como el guión y los gags, amén de revisitar escenarios clásicos, escuchar la banda sonora de Bernstein (buen doblaje original en castellano incluido) o el lujo de contar con un bestiario fantástico son en realidad mérito adquirido por las versiones originales de PS3/360. Y que aun así se ha tirado por tierra una oportunidad única, repetimos, de llevar a PS2 un universo que merecía mejor trato.

Mucho de lo que os podríamos contar aquí sobre los controles y mecánica principal del juego ya os lo relatamos en nuestro primer análisis de la versión para PlayStation 3, pues se mantiene un esquema muy similar de cara a colaborar con tus compañeros, someter fantasmas utilizando diversas técnicas, recolectar información sobre todos ellos, manejar los sensores, colocar trampas, etc.

Podríamos pensar que si aquello funcionó tan bien en su momento no hay excusa ahora para criticarlo con tanta saña, pero ya os advertimos que los fallos son tan evidentes y el port realizado directamente de Wii tan pobre y endeble que lógicamente estamos ante una propuesta totalmente diferente. Algo así como darle la vuelta a una chupa de cuero impecable y dejar al descubierto su forro hecho jirones.

Como nunca nos hemos cortado a la hora de mostrar nuestro entusiasmo si la ocasión lo merecía (maletines llenos de petrodólares y descuentos en La Almeja Risueña mediante), tampoco lo vamos a hacer si consideramos que tal vez, sólo tal vez... a veces merece la pena quedarse con nada antes que sufrir despropósitos como este.

4 / 10

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