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Grand Theft Auto: Chinatown Wars

Larga vida al rey.

Poco después de que Grand Theft Auto IV triunfase por todo lo alto a mediados del año pasado, el anuncio de Rockstar de que GTA aparecería en DS pocos meses después fue recibido con entusiasmo pero también con sorpresa y escepticismo. La PSP hizo un buen trabajo con Liberty City Stories -todavía hoy el juego más vendido para la portátil de Sony- pero el innovador hardware de Nintendo sería seguro un reto para adaptar lo que todos esperábamos de un Grand Theft Auto.

Pues bien, entre otras cosas Chinatown lleva la DS más lejos que ningún otro juego que puedas comprar. Es un GTA en una pantalla más pequeña, pero desde luego no en una escala menor. La Liberty City de GTA IV puede haberse limitado a sólo dos islas (las mejores), pero son inmensas, variadas, plagadas de coches, peatones y con las típicas misiones de la saga, al tiempo que renderizadas con un sorprendente detalle por un motor gráfico que se alza como el mejor de la plataforma. Y con el añadido de numerosos minijuegos para la pantalla táctil y un nuevo y significante componente de tráfico de drogas, la pérdida de cosas como los divertidos diálogos no se echa tanto en falta.

Aunque es la misma Liberty City que nos pateamos de arriba a abajo el año pasado, Rockstar ha eliminado a todos los protagonistas para poder explicar una nueva historia. Juegas en el papel de Huang Lee, el malcriado hijo de un gánster asesinado, que llega a la ciudad para recoger y juntar las piezas convenientemente colocadas de una historia típica de guerra de bandas, polis corruptos y comedia negra al más puro estilo Rockstar.

El planteamiento es familiar, pero la ejecución es comprensiblemente similar a los clásicos GTAs de perspectiva vertical. Apuntas a los enemigos con el gatillo derecho, disparas con el botón A, y cuando entras en un coche la cámara se aleja para mostrar más carretera (algo que puedes ajustar, lo cual es de agradecer). Incapaces de usar el motor 3D para las cinemáticas, los desarrolladores han optado por viñetas de cómic con texto escrito.

Gracias a la PDA puedes guardar en cualquier sitio, aparte de guardar y recuperar salud en los pisos francos y el auto-guardado. Desde luego, no perderás tu progreso.

A pesar de las limitaciones, mucho de lo que hizo a GTA IV inmensamente jugable sigue estando aquí. Tu nueva PDA, que ocupa la pantalla táctil, incluye un minimapa con GPS, que te permite marcar tu camino y te indica la localización de las misiones, traficantes de droga, pisos francos y lugares de interés que has guardado como favoritos. También puedes pasar a la pantalla superior algunas cosas para no tener que ir mirando constantemente la pantalla inferior: indicaciones del GPS, iconos en los lados que ayudan a encontrar lugares clave y, por supuesto, los marcadores de salud y armadura.

Pero es la pantalla táctil lo que completa a Chinatown Wars. Puedes usarla para marcar la trayectoria y ángulo al lanzar cócteles Molotov y granadas, o cuando robas un coche para hacer un puente. Los coches más antiguos pueden encenderse con un destornillador o conectando un par de cables, mientras que a los más modernos tendremos que hackearles la alarma electrónica. Pero son las misiones las que se benefician más. Un asesinato implica montar el rifle y luego usar el D-Pad para apuntar a través de la mirilla, las bombas de los camiones deben ser desactivadas, puedes hacer tatuajes a los novatos de las bandas, y hay muchas ideas inteligentes más que aparecen de forma inesperada y agradable.

Cuando abras la tapa de la DS, el juego reproducirá una frase hablada de forma aleatoria.

El diseño de las misiones también es más imaginativo que antes. Todavía hay montones de misiones del tipo recoge-esto-y-llévalo, y otras tantas de conduce-hasta-allí-y-mata-a-tal-persona, pero normalmente se juegan con matices interesantes. Hacer volar por los aires el garito de un enemigo con un camión cisterna implica ir bastante rápido, porque el tanque de gasolina tiene un agujero y se ha producido una chispa en el rastro de gasolina que te sigue, o para asesinar a un tipo quizás tengas que estar todo el rato a cubierto tirando granadas porque fuera hay una ametralladora que no deja de disparar. Cuando llega la primera misión de carreras resulta que no tienes que participar en ella; debes ayudar a ganar a tu colega saboteando a los otros coches, y más adelante interceptando a sus adversarios durante la propia carrera.

Cuesta un poco adaptarse al sistema de conducción, puesto que incluye un sistema de auto-corrección que te coloca en la dirección correcta, pero esta vez es una de las características que entran por mérito propio en el decálogo de buenas ideas de GTA, permitiéndote superar columnas de tráfico sin perder velocidad, o tomar curvas sin ver tu coche reducido a pedazos. El amor de los GTA por el uso del freno de mano ha sido minimizado en esta entrega, pero la alternativa tiene ritmo y es lo suficientemente intuitiva como para compensarlo, y los coches tienen el nivel de caricatura adecuado como para hacer que usar un camión no sea menos divertido que un coche de carreras o que las hilarantes motos.