Análisis de Guardianes de la Galaxia: The Telltale Series
Héroes fuera de órbita.
Supongo que era cuestión de tiempo que la todopoderosa Marvel, unida ahora a la todopoderosísima Disney, acabase metiendo la patita en el mundo de los videojuegos. Tampoco podemos decir que sorprenda el hacerlo de la mano de la mediopoderosa Telltale Games, quienes pese a llevar un tiempo sacando lo que es técnicamente el mismo juego han ido acaparando las mejores y más golosas propiedades intelectuales, alternando gracias a ello la publicación de obras de calidad indiscutible con otras que no llegan a dar la talla en ninguno de los campos marcados. El primer episodio de Guardianes de la Galaxia, cuya duración no excede con mucho el par de horas, se queda justo entre esas dos tierras, poniendo sobre la mesa algunos de los valores que las películas han contribuido a dar lustre con otros arrastrados de esa Telltale más empeñada en sacar juegos como churros que en darle una vuelta a la consabida fórmula.
[El lector recordará esto]
Elegir Guardianes de la Galaxia como punta de lanza para otras entregas basadas en el mismo universo es, creo, un movimiento muy lógico y acertado. Es evidente que el inminente estreno de la segunda película tuvo una influencia innegable, estableciendo así su función de herramienta vitaminada de marketing, pero si algo tiene la franquicia impulsada por James Gunn es una mitología, lo que ahora mencionamos constantemente bajo el nombre de lore, a años luz de la de sus colegas. De un cómic marginal, poco conocido incluso para los más acérrimos lectores, han salido personajes con un carisma rotundo, frases icónicas, objetos cuya mención es sinónimo de brillo en los ojos de los aficionados y momentos cinematográficos ciertamente únicos. En el diccionario del molar Guardianes de la Galaxia es el A-B-C, y eso es una baza que ningún estudio puede pasar por alto ni a propósito.
Por eso este primer acercamiento, pese a quedarse claramente a medias en cuanto a historia, tiene potencial para ser mucho más. Aquí no tenemos "Awesome Mix Vol. 3", pero tenemos un "Rad Mix" que consigue paliar la decepción con canciones de Buzzcocks, Hall & Oates o Electric Light Orchestra. Tampoco contamos con las voces originales, pero sí con actores capaces de imitar de manera solvente, unos más que otros, el comportamiento y la actitud de Starlord, Drax, Gamora, Groot y Rocket Raccoon. En general, y es algo que va tanto a favor como en contra, el juego se siente como una copia barata de su homólogo en pantalla grande, incapaz de llegar a esas cotas de excelencia pero sabiendo leer correctamente cual es el tono de la aventura, de cada personaje y de la magnitud del conflicto al que nos enfrentamos.
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Lo que claramente no llega, y empieza a ser una constante que roza el insulto, es el apartado técnico. Se puede entender la inmutabilidad del formato, con las consabidas decisiones arrastradas a lo largo de la historia, los quick time events para cualquier escena de acción -y aquí hay unas cuantas- que se distancie de los momentos de contemplación y clic pausado o la nula interacción con el entorno más allá de dos o tres puntos por estancia; pero no que sigamos a estas alturas con animaciones robóticas sacadas a la fuerza de otra era. Para colmo, a este despropósito motriz hay que sumarle un diseño artístico mejorable en el mejor de los casos, con unos personajes cuadriculados difíciles de mirar y unos escenarios que, al ser comparados con aquellos extraídos del cine, se revelan como el hermano pobre y sin talento. No hay más que poner Knowhere, la enorme cabeza de celestial que sirve como punto de encuentro para viajeros, junto a los dos o tres lugares que visitamos en estas primeras horas para ver hasta qué punto estamos ante otro encargo realizado con el automático puesto y con el único propósito de agradar lo suficiente como para sacar tajada.
Por suerte Telltale cuenta con buenos guionistas, y eso es lo que nos permite abrir una pequeña puerta a la esperanza. Aún estando delante de un comienzo muy tibio, una mera colocación de fichas antes del gran juego, el episodio consigue despertar razonablemente nuestro interés, gracias a un momento inicial tan sorprendente como intrigante y un par de escenas efectivas por el ya mencionado buen hacer en cuanto a la caracterización de los protagonistas. Estando lejos de los grandes exponentes del estudio, que lo está, es difícil no querer controlar a Starlord y ver mediante sus ojos qué nos espera en las profundidades del espacio, irse de copas con nuestros compañeros y conocerlos a todos un poco mejor. Ante eso no hay clichés ni errores de continuidad que valgan, aunque es conveniente señalar que el argumento se encuentra en un limbo que no es ni continuación directa ni historia independiente, lo que puede despistar a quienes busquen un adelanto de lo que les espera en el cine y no una mera interpretación distinta de los mismos personajes.
Quizás la mayor sorpresa dentro de este Guardianes de la Galaxia sea que Telltale ha conseguido, ya era hora, hacer un continuará simpático que no destroza toda la experiencia futura. Por lo demás, resulta hasta redundante hablar de cada uno de sus juegos por separado. Quienes sepan qué encontrarse y tengan demasiado interés en las aventuras de Peter Quill y los suyos difícilmente se equivocarán subiéndose a esta nave, omnipresente en todas las plataformas actuales y por fin con subtítulos en español incluidos. Los que solo tengan una curiosidad relativa hacia la saga o los juegos del estudio harían bien en mirarlo desde una distancia prudencial, al menos hasta saber si la prometida odisea galáctica es tal o se queda en un mero garbeo por las estrellas.
[En el próximo episodio...]
¡Pew, pew! "- I AM GROOT!". ♫ It's a livin' thing (tararíro, tararíííííí) / It's a terrible thing to lose ♫