Guitar Hero World Tour
Evolución necesaria.
Una vez tenemos todos los instrumentos es el momento de ver cómo se integran en una banda. Encontramos aquí una de las principales diferencias de World Tour respecto a su rival. Y es que, al contrario de Rock Band y su idea de grupo compenetrado, sigue prevaleciendo la habilidad de ese héroe solitario con su instrumento. De Guitar Heroe, vamos. En World Tour no se puede salvar al compañero del desastre; si éste no puede seguir el ritmo de los demás todo se irá a pique. La presión de la serie sigue por tanto ahí. Y aunque hay bonificaciones para cuando todos los miembros tocan bien y opciones online para parar un tren no llega al nivel de Rock Band en cuanto a trabajo en equipo. Esto no tiene porque ser malo ya que corresponde al enfoque de roquero “malote” que de siempre se le ha querido dar a la saga y que como veremos a continuación está justificado. Así pues, vete olvidando de que el guitarrista te saque del marrón en que te has metido cuando pensabas que la batería era pan comido.
En el nuevo modo Carrera se aprecia el estilo directo del que hemos venido hablando. Mientras RB ofrecía una especie de modo historia que quería abarcar muchos aspectos de lo que significa formar una banda -como gestionar patrocinadores, seleccionar aforos o conseguir fans- en el nuevo Guitar Hero se va muchísimo más al grano y se prescinde de estos aspectos. Tenemos a nuestra disposición diferentes Actuaciones que pueden contener entre 3 y 6 canciones y debemos decidir cuál nos apetece más. El hecho de poder seleccionar dota al modo Carrera de mayor libertad que en las anteriores entregas de la saga y además también incide en lo que hemos comentado de la diversión directa. La modalidad principal de World Tour nos llevará a recorrer diferentes escenarios del mundo sin más preocupación que tocar, tocar y tocar. Además, siempre que se nos atragante un tema podremos darnos un respiro dando otra actuación. Y es que todas las bandas han tenido un mal día.
El estudio de grabación merece un punto y aparte, pues es la característica más innovadora de World Tour. A través de diversos tutoriales se guía al jugador para que consiga crear grabaciones multipista originales y que luego se pueden compartir con el resto del mundo. Se trata de un compendio de herramientas muy completo con el que se pueden ajustar infinidad de variables, desde ritmos hasta estilos y sonoridades, pasando por todo tipos efectos, sala de mezclas, etc. Para los amantes de la música con algo de conocimientos y tiempo libre se trata de un gran añadido con el que podrán crear sus propios temas o modificar los existentes. Además, siempre quedará después la posibilidad de colgar los resultado en GH Tunes, el espacio virtual habilitado por Activision para subir nuestros pinitos musicales.
Al principio de este artículo se ha hecho referencia a la guerra abierta entre Activision y Electronic Arts por hacerse con el poder del creciente género musical. Al tratarse de de un gran desembolso de dinero (el pack completo con guitarra y batería cuesta 209 euros) es importante fijarse bien para acertar... pero tan conscientes son de este problema que los periféricos de ambos juegos han acabado siendo compatibles. Ha ayudado también a esta lucha que en Neversoft se dieran cuenta de las críticas acerca de la dificultad inhumana de su anterior trabajo para construir un nuevo juego mucho más accesible pero no menos retante en sus momentos álgidos. Son pruebas de que esta competencia brutal, al final, a quien está beneficiando es al consumidor, y es algo que se puede comprobar en el salto cualitativo que ha dado este Guitar Hero con respecto a su predecesor. Un título que ha ampliado sus horizontes sin derrocar las bases, y que aunque no supone un revolución del género sí que representa un gran cambio en la serie.
Partiendo de esta premisa, optar por Guitar Hero World Tour como juego musical es tan acertado como escoger Rock Band. Dependerá –y mucho– de factores como la lista de canciones, un elemento que decididamente no hemos comentado porque al final acaba dependiendo absolutamente de los gustos de cada uno. A nadie se le escapa, eso sí, que las 86 canciones de World Tour forman un todo muy variado donde caben todos los estilos, y eso hay que tenerlo en cuenta. Se dice que ha perdido su espíritu más “cañero” de las primeras entregas, pero afortunadamente esto puede recompensarse con las prometidas descargas de contenido adicional. Lo que nos queda, en definitiva, es un juego musical excepcional que gustará tanto a los novatos en el género como a los más expertos. Y todo ello con el aliciente de unos periféricos de grandísima calidad.
Y, aun con tantas novedades, la esencia de la serie sigue intacta en el nuevo Guitar Hero World Tour. Siguen ahí esos solos virtuosos en teclas que no esconden su color, las arrugas del viejo roquero pasado de vueltas, y ese tono arcade de quien se cree antes juego que simulador. En otras palabras, pervive ese gancho directo que desde hace apenas cuatro años nos golpea en los morros con un mensaje: “Toca salvajemente y hazlo ahora, que la vida es corta y no tienes tiempo de aprender con una guitarra de verdad”. Y es que Guitar Hero World Tour sigue siendo tan directo como sus predecesores; rock de aquí te pillo, aquí te mato.