Hay demasiadas plataformas en el mercado
¿Dónde está el futuro del Hardcore Gamer?
Tim Sweeney, director técnico de Epic Games, es uno de esos personajes de la industria que siempre que aparecen en los titulares es para decir cosas bastante jugosas. Esta semana pasada leíamos como Sweeney afirmaba, de forma decididamente provocadora, que "existen demasiadas plataformas" en la actualidad. Una situación que provoca que, resumiendo sus palabras, al final solo consigan prevalecer unas pocas plataformas, precisamente aquellas que han tomado las mejores decisiones.
Cuidado, no os quedéis con la visión tradicional de dos o tres contendientes simultáneos en la eterna guerra de consolas; Sweeney no se refiere al inevitable choque entre Wii, PS3 o Xbox360, una más que necesaria competencia que en última instancia es la que logra que estemos viviendo una verdadera edad de oro. Nada de eso, Sweeney se refiere al global; como éste mismo afirmó en un reciente evento en las Vegas, le sorprende sobremanera que hoy en día pequeñas aplicaciones para iPad vendan muchísimo más que cualquier título para PC. Con demasiadas plataformas Sweeney se refiere a tablets, smartphones, portátiles y a todos los dispositivos de toda la vida.
Y es cierto, ¿verdad? Juegos como "Angry Birds" están disponibles en este mismo momento para más de quince dispositivos diferentes, desde su originario iPhone hasta en navegadores web como Chrome o incluso en páginas como FaceBook. Sí, amigos, aunque parezca mentira, actualmente hay más de quince plataformas diferentes en las que poder jugar... Incluso más de veinte si me apuras y eso sin contar OnLive, Gaikai y todos los sistemas en nube que tarde o temprano acabarán por llegar a nuestro país.
Portar [un juego] a tantas plataformas diferentes es un coste, incluso un riesgo, al que debe enfrentarse la empresa.
Pongámonos en el papel de una desarrolladora: por más "sencillo" que parezca un "Angry Birds", portarlo a tantas plataformas diferentes es un coste, incluso un riesgo, al que debe enfrentarse la empresa. En el caso de Rovio puede que no sea demasiado problema sabiendo del enorme capital del que disponen, pero para pequeños estudios ya no solo es complicado desarrollar las diferentes adaptaciones, sino también arriesgarse a elegir en cuales de ellas el título podrá ser rentable. ¿Quién nos asegura que esa plataforma seguirá viva los próximos meses? ¿Cómo podemos asegurarnos que ese dispositivo no quede obsoleto en breve?
En juegos mucho más complejos, la multiplataforma puede llegar a ser un verdadero dolor de cabeza para sus desarrolladores, y a casos como los de Bayonetta o Skyrim me remito, cuyas adaptaciones a PS3 sufrieron y están sufriendo problemas muy serios de rendimiento y funcionamiento.
Pero volviendo a las declaraciones de Sweeney, éste se demuestra optimista, convencido del gran reto que supondrá el futuro del videojuego orbitando alrededor de los dispositivos de realidad aumentada, el control por movimiento y la computación en nube. Es evidente que ése es irremediablemente el futuro del videojuego, pero ¿lo es de verdad?
Llevo tiempo pensando, y lo he comentado incluso de pasada en alguna otra ocasión, que el auténtico futuro del jugador hardcore, el jugador de toda la vida, está en el PC. No es un destino que me guste pero estoy convencido que ese será el reducto en el que acabaremos todos los apasionados de este maravilloso hobby.
¿Y por qué? Pues porqué como ya intenté razonar hace un par de semanas, y hace escasos días tanto dirigentes de Microsoft como de Sony volvieron a hacer hincapié en ello, a la futura generación de consolas todavía le queda mucho tiempo para convertirse en una realidad. No solo no verán la luz en 2012, sino que si hemos de hacer caso a sus previsiones todavía tenemos por delante un mínimo de tres años acompañados de esos viejos dispositivos que llevan hasta siete años con nosotros. De alguna manera, como bien han demostrado las multimillonarias campañas protagonizadas por Kinect y Move, tanto Microsoft como Sony precisamente consideran esos dispositivos como su nueva Generación.
El mismo Sweeney lo dice: ¿Dónde ve el futuro? En la realidad aumentada, el control por movimiento y el procesamiento por nube. Tres aspectos con los que Nintendo, Microsoft y Sony llevan ya tiempo experimentando, cada una a su manera, en la generación actual. Es obvio que Epic Games continúa siendo puntera en la innovación gráfica, pero me parecen muy representativas las palabras de su director técnico, como también me lo parece que empresas también punteras en este sentido como Crytek hayan empezado a apostar por sistemas como Kinect.
Es curioso que la visión del futuro de las propias desarrolladoras sea tan diferente al del público más jugón.
Es curioso que la visión del futuro de las propias desarrolladoras sea tan diferente al del público más jugón, que no nos engañemos, lo que queremos son motores gráficos fotorealistas y envolventes. Y tiene gracia sabiendo que el propio Sweeney habló recientemente de Samaritan, esa demostración técnica de lo que podría ser un Unreal Engine 4.0, que según el director técnico necesitaría la potencia de diez Xbox 360 simultáneas. Tarde o temprano aparecerá una nueva consola que sea capaz de reproducir ese nivel de detalle pero todavía queda mucho tiempo vista la predisposición de las principales marcas.
Nadie en la industria parece hacer mención a seguir retocando las formulas de siempre, y prácticamente nadie habla de futuros motores gráficos como el de Samaritan. Todos hablan de utilizar al máximo todas estas tecnologías ya existentes, llegando incluso algunos genios reverenciados, como Tim Schaffer, a reorientar sus carreras a los juegos casuales y familiares.
Naturalmente, esa nueva orientación no tiene nada de malo. Cada desarrollador es libre de decidir hacia donde dirigir su carrera, pero, sinceramente, yo puedo comprender el berrinche de muchos desarrolladores al saber que el juego más rentable del año con diferencia no es ni "Skyrim" ni "Arkham City", sino Zumba Fitness 2, una secuela sin apenas más novedades que nuevas piezas musicales, cuyo coste de desarrollo en comparación a otros grandes títulos es mínimo y que lleva vendidas ya seis millones de unidades en todo el mundo. Con razón la industria va a orientarse hacia allí, hacia donde está la rentabilidad, donde esta el dinero, porque por más que nos pese esto es un negocio y al fin y al cabo todos queremos hacernos ricos.
El jugador hardcore es una minoría. El jugador casual que juega una media de un par de horas a la semana y que no tiene tiempo ni ganas de aprender a manejar un pad o un joystick son la inmensa mayoría por más que nos pese. Y éste público quiere Zumbas e Imagina Ser entre otros. ¿Dónde deja eso al jugador hardcore? Efectivamente, en el medio de toda la vida, el reducto que nunca jamás conseguirá ser casual, porque eso de instalar tarjetas y librerías gráficas no se lleva entre el público generalista: hablo, por supuesto, del PC.
¿Dónde veremos por primera vez el motor gráfico del mañana, ése que tantas ganas tenemos de ver, el que utiliza esos monstruosos 2.5 TeraFlops? En PC evidentemente. El mismo lugar donde un puñado de genios revolucionarion la industria con un Wolfenstein 3D, con un Half Life, con un Crysis o, más recientemente, con un BattleField 3.
No me gusta la idea, pues creo que instaurar esas fronteras entre tipos de jugadores no es positivo, y que los jugadores de toda la vida se vean relegados a una única plataforma todavía menos. Pero visto el panorama, visto el rumbo de la industria y vistas las cifras, que está claro no engañan, no me extrañaría nada que Microsoft y Sony optasen por seguir ese camino; un camino por cierto por el que Nintendo lleva más de un lustro paseando y cuyos resultados son innegables.
Los juegos de gráficos punteros y revolucionarios quedarán obligados, como ya han quedado los mencionados Crysis o Battlefield, a seguir sorprendiendo y maravillando en PC, pues las consolas de la generación actual han llegado ya a un techo que jamás podrá superar al de un compatible actualizado. ¿Es ése pues el futuro del Hardcore Gamer? Estoy convencido que sí, pese a que insisto no me guste la idea pues en las consolas me he criado y en las consolas desearía morir.