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Análisis Hitman 3 - Un broche de oro a la trilogía de sigilo más impactante de la década

Acalváramos III.

Eurogamer.es - Imprescindible sello
Las nuevas localizaciones, mecánicas e historias de Hitman 3 engrandecen, pulen y cierran por todo lo alto la trilogía de IO Interactive.

Los juegos de sigilo son uno de mis géneros favoritos. Zascandilear por los escenarios metido en una caja, acoplar silenciadores a las armas de fuego o, en general, causar el caos sin que nadie intuya mi existencia son actividades que me resultan inmensamente divertidas cuando las ejecuto a la perfección... y cuando fallan estrepitosamente. Y es que el género de los pies ligeros y la eliminación silenciosa, además de seguir a rajatabla sus propias reglas, tiene bastante que ver con los juegos de puzles. Si dejamos al margen el hecho de que los rompecabezas no quieren acabar con nuestra vida - dentro del juego, me refiero -, la situación típica en ambos géneros es muy similar: un enigma, nuestros propios recursos y la solución. En vez de encontrarnos antiguos grabados difícilmente descifrables, el enigma suele consistir en zafarnos de la presencia de unos guardias, los recursos se reducen a nuestra habilidad y cualquier elemento que llevemos con nosotros y la solución será pasar por allí desapercibido. Y si hay alguien que ha resuelto todas y cada una de estas situaciones con Matrícula de Honor, ese es, sin duda, el Agente 47.

La Calva de Oro vuelve en este Hitman 3 para culminar la trilogía del "World Of Assassination" y cerrar así una historia llena de traiciones, engaños maquiavélicos, manipulaciones en las más altas instancias del poder y muchas otras insidias que IO Interactive nos ha preparado para esta entrega y a las que puede que no prestéis atención alguna porque, sencillamente, son un mero telón de fondo para lo que de verdad nos interesa: planificar y ejecutar nuestros asesinatos de la forma más divertida posible.

Pero también disfrutando del panorama, porque del mismo modo que Hitman 3 supone el colofón a una historia que se ha desarrollado a lo largo de tres títulos, esta última entrega pone de manifiesto que IO Interactive ha trabajado a fondo en la tecnología que soporta todo el entramado jugable. El Glacier Engine luce mejor que nunca, desplegando unos escenarios gigantescos (para nuestro regocijo) en los que la densidad de población es altísima (para nuestro sufrimiento) y que están llenos de posibilidades y detalles a partes iguales mientras su rendimiento se muestra sólido como una roca. Explorar las habitaciones del Castillo de Dartmoor o los gigantescos parajes del rascacielos de Dubai pone de manifiesto la cuidada e inteligentísima arquitectura detrás de unos niveles que, además, nos regalan la vista con una decoración y un diseño exquisitos. Y este internacional y multidisciplinar despliegue de medios no se limita a lo visual: una música sobria que, de forma dinámica, se acomodará a nuestras acciones en el terreno y un doblaje impecable de incontables personajes son el remate perfecto a un título que puede permitirse sacar músculo porque lleva años trabajando sobre unas bases comunes.

Quizá por eso - sobre todo si dejamos a un lado los sempiternos escenarios de entrenamiento - este Hitman 3 tiene un claro sabor a fin de fiesta por todo lo alto. Si las anteriores entregas comenzaban, cada una a su estilo, con objetivos de fácil acceso y niveles de dimensiones controladas, esta tercera parte abre fuego a plena potencia y con toda la ambición del mundo. Cómo calificar, si no, a caer en paracaídas sobre un perno monstruoso que soporta la estructura de un rascacielos que se eleva imponente por encima de las nubes de los Emiratos Árabes Unidos. Escasos segundos transcurren hasta que nos damos cuenta que las mecánicas de este Hitman 3 son las mismas de toda la saga: recorrer en cuclillas el mástil hasta nuestro objetivo para que el viento de Dubai no se nos lleve como a una hoja, trepar y saltar son movimientos más que familiares para un Agente 47 que pronto sacará una cámara digital más propia de James Bond que del turista medio. Con ella escanearemos documentos, hackearemos sistemas y, en general, abriremos todavía más oportunidades jugables en los escenarios, consiguiendo que 47 sea infinitamente más versátil en su aproximación a sus objetivos.

Del resto de sus habilidades poco más que añadir que no se haya dicho ya. Cualquier cosa en las manos de nuestro calvo favorito será un instrumento para generar caos, desconcierto y violencia absurda a partes iguales. Coger el periódico y que la gente note el impacto de la actualidad en su cabeza, disfrazarnos de cualquier personaje y ser la sombra de nuestro objetivo o recurrir al socorrido pero siempre eficaz disparo silenciado en la nuca serán sólo una ínfima parte de las posibilidades que se abrirán ante nosotros en unos niveles que, esta vez más que nunca, demuestran el absoluto dominio que IO tiene sobre el género, sus posibilidades y la comedia, a veces escrita de su puño y letra y otras veces generada por nosotros mismos y nuestras ganas de tocar las narices al sistema propuesto por el estudio danés.

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Porque a estas alturas del campeonato, a nadie se le escapa que las localizaciones de esta trilogía del asesinato son lo suficientemente versátiles como para recibir a muchos tipos de jugadores. Habrá quienes se conformen con dar una única vuelta por esos gargantuescos escenarios, dar por finiquitado el encargo y escapar sin dejar rastro. Pero aquellos encaminados a exprimir al máximo las posibilidades del sistema verán como la curiosidad está premiada. No solo porque, como en las anteriores entregas, iremos descubriendo más recursos, más accesos y más debilidades en la seguridad sino porque, además, el Agente 47 podrá desbloquear permanentemente una serie de atajos. Estos atajos, convenientemente localizados, nos darán una buena cantidad de experiencia, colaborando con los desbloqueos y permitiéndonos que la calvicie campe por sus respetos de nuevas formas. Una de ellas, claro, será deshilvanando esas magníficas tramas que nos pondrán a nuestras presas a tiro. Si en anteriores entregas las historias que ocurrían a nuestro alrededor iban de lo descacharrante a lo extremadamente profesional, pero siempre siguiendo un mismo esquema, en Hitman 3 IO Interactive ha jugueteado de forma muy inteligente con su planteamiento y nuestras expectativas para sorprendernos constantemente. En algunos niveles la historia nos llevará por derroteros nunca vistos en la saga, otras historias nos pondrán en bandeja a nuestro objetivo y algunas nos exigirán creatividad para que nuestro objetivo no vuelva a sus labores como si nada hubiera pasado.

Y al sumar todos estos factores, el resultado es que Hitman 3 es un título que amplía y refina la propuesta de las anteriores entregas. Esto, en un contexto distinto, podría aparejar una peligrosa cercanía a la frontera del tedio. Pero no en Hitman 3, porque pulir y mejorar a sus antecesores significa subirse a hombros de gigantes y ofrecer nuevas experiencias y giros de tuerca en una fórmula a la que ya se podían encontrar pocas sombras desde su primera entrega. Sí es cierto, no obstante, que Hitman 3 opta por dejar de lado las cinemáticas que desarrollaban la historia mediante planos estáticos y que tan bien encajaban con las espectaculares e impecables infografías que Diana nos presentaba para informarnos sobre nuestros encargos. En esta entrega las cinemáticas están completamente animadas y aunque no son un desastre, ni mucho menos, sí colisionan frontalmente con un apartado gráfico que es, a todas luces, muy superior al de las propias escenas renderizadas con otro motor. Que este hecho, la sensación de que la cámara es un gadget infrautilizado y que todavía no hayamos podido trasladar las campañas anteriores a este Hitman 3 sean las únicas tiranteces que soy capaz de extraer de mi experiencia ya debería de daros una idea de por dónde van los tiros de la brillante y pulida - no, aquí no va una referencia a la calva de 47, te pillé - .45 del Agente 47.

Porque, en última instancia, Hitman 3 es un imponente título de sigilo. Un despliegue espectacular de mecánicas, jugabilidad emergente y diseño de niveles al que casi ningún rival puede hacer frente. Exigente, divertido, hilarante y tenso a partes iguales, sus mimbres reciben con los brazos abiertos a todos aquellos que quieran experimentar en los gigantescos patios de juego que son sus niveles. Los jugadores clásicos, los que nunca dejan que se vea su traje y corbata roja, tienen en Hitman 3 un lugar para tomarse las cosas con calma, investigar y perpetrar sus asesinatos en el más absoluto silencio. Pero también hay lugar para disfrazarnos de enterrador, lanzar una pala a la cabeza de cualquier objetivo e ir improvisando desde ahí, todo ello en unos mapas diseñados con pulso de cirujano y que piden a gritos ser rejugados constantemente para completar sus desafíos, desbloquear nuevos puntos de acceso y descubrir unas historias que demuestran que IO quería cerrar esta trilogía por todo lo alto, dejando una barrera complicadísima de superar. Pero eso será problema para el siguiente encargado de elaborar un juego de sigilo. Una suerte de puzle que tendrá que resolver con sus propias habilidades.

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