Impresiones del View 20 de Honor
Clase media.
En los últimos años el precio de los teléfonos móviles ha aumentado de forma considerable. A día de hoy un terminal de gama alta - o flagship - suele costar alrededor de mil euros, mientras que la gama media ya se sitúa a menudo alrededor de los quinientos euros. No es una buena noticia para nuestros bolsillos, desde luego, pero no hay mal que por bien no venga: dentro de esos rangos de precio más asequibles (dentro de lo que cabe) encontramos ahora dispositivos mucho más completos y potentes que antaño, y con un presupuesto razonable podemos hacernos con terminales que poco tienen que envidiar a rivales que cuestan prácticamente el doble. Es dentro de ese segmento donde Honor quiere hacerse un hueco con el View 20, un teléfono móvil que ahora mismo puede encontrarse fácilmente por menos de 450€ y que puede ser ideal para aquellos usuarios que consideran excesivos los precios que piden Samsung, Huawei o Apple por sus dispositivos premium.
El View 20 llama la atención incluso antes de encenderlo por primera vez, principalmente por dos razones. La primera es por su tamaño; con una diagonal de pantalla de 6,4 pulgadas y unas dimensiones de 156.9 x 75.4 x 8.1 mm no es precisamente un terminal pequeño, incluso cuando el ratio de aprovechamiento del frontal de casi el 86% (gracias a que, como comentaremos más adelante, la cámara para las selfies se integra dentro del panel con el denominado hole punch). Aunque no se hace incómodo, tampoco es un móvil especialmente ligero, porque con 180 gramos de peso dista mucho, desde luego, de ser el terminal menos pesado del mercado. Esto, en conjunto, hace que sea un teléfono ideal para ese tipo de público que quiere dispositivos grandes que no sacrifiquen funcionalidad por tamaño, pero también lo aleja de los usuarios que busquen una solución más comedida en ese sentido. La segunda es por su diseño, y en concreto por la parte trasera con ese espectacular aspecto metalizado que hace formas de V, recubierto con cristal. No creo que deje a nadie indiferente y seguro que habrá quien prefiera un acabado más sobrio, pero personalmente lo encuentro francamente original y bonito. Muy recomendable, eso sí, utilizar una funda de silicona, no tanto por el hecho de que atraiga bastante huellas de los dedos - que también - sino porque es bastante resbaladizo.
Llamativo por fuera, pero no menos imponente por dentro. Pese a estar considerado como un dispositivo de gama media, el View 20 monta en su interior el mismo hardware que otros teléfonos más caros, como el Mate 20 Pro de Huawei: procesador Kirin 980, 6GB de RAM y 128GB de almacenamiento (con opción de 8GB y 256GB si pagamos un poco más), un rapidísimo sensor biométrico de huellas para desbloquear la pantalla y validar compras (aunque tiene también una opción de reconocimiento facial, menos segura), LTE y WiFi dual e incluso se permite incluir ese conector de audio de 3.5mm que tanta gente echa en falta (aunque, por desgracia, con ello sacrifique la protección contra salpicaduras e inmersión bajo el agua). Estas especificaciones ofrecen lo esperado: un rendimiento excelente (los resultados de los benchmarks tipo AnTuTu o GeekBench son similares a los del Snapdragon 845 y superiores a los del Exynos 9810), con el teléfono funcionando de forma muy fluida tanto al moverte por el sistema operativo como al ejecutar los juegos más exigentes de la Play Store. Respecto a esto último se agradece la inclusión de la función GPU Turbo para optimizar el rendimiento gráfico, que por ahora solo se aprovecha en un puñado de títulos (entre los cuales está el omnipresente Fortnite) pero la cual Honor planea ampliar a una mayor variedad de videojuegos en un futuro próximo, y un sistema de refrigeración líquida que mantiene las temperaturas en cifras razonables incluso con la carga al máximo. El sonido, por cierto, bien; la calidad y el nivel de volumen del altavoz inferior es bastante alto sin que llegue a distorsionarse, pese a que es una lástima no tener la opción de disfrutar de sonido stereo aprovechando el auricular del marco superior.
El apartado con el que Honor ha sacado más pecho durante la promoción del View 20 es la pantalla, y con razón. El fabricante chino ha sido el primero a nivel mundial (porque el View 20 llegó a las tiendas antes que el S10 de Samsung) en implementar un hole punch display, que es un panel con un pequeño agujero circular en el que se encuentra la cámara frontal para selfies y videoconferencia. Como solución, todo hay que decirlo, es mucho más elegante que el notch que introdujo Apple con el iPhone X y que ha sido copiado hasta la saciedad por los fabricantes de teléfonos Android durante el último año: es discreto, no molesta lo más mínimo a la hora de ver la mayoría de contenidos y en un par de días ni notaremos que está ahí, aunque los más quisquillosos notarán que tiene un efecto de sombreado en los bordes de la perforación. Aunque por características (tecnología LCD IPS, resolución 1080x2310 y densidad de 398ppp) y si se compara con terminales de precio similar la pantalla cumple sobradamente, los resultados son un pelín mejorables, con una representación del color algo sobresaturada y un brillo máximo un poco bajo, que permite ver la pantalla bajo la luz directa del sol pero quizás no tan bien como nos gustaría.
En términos de software el View 20 incluye Android Pie (9.0) con la capa de personalización Magic UI 2. Es, básicamente, la evolución del EMUI que lleva años montando Huawei, con un pequeño lavado de cara y la implementación de unos controles gestuales que imitan a los del iPhone XS/XR y se adaptan francamente bien a la gran pantalla sin botón frontal. Aunque somos más partidarios de las experiencias stock que no se desvían demasiado de la interfaz estándar de Android, por usabilidad y por fluidez, hay algunos detalles en Magic UI que resultan interesantes y bastante útiles, como el sistema de administración de apps para optimizar memoria y batería, el modo de uso con una sola mano (el cual se agradece mucho al ser un terminal tan grande) y la implementación de un panel de gestión de uso, con mediciones de tiempo y limitadores para evitar que estemos todo el día enganchados al teléfono, entre otros. Lo que no nos gusta tanto es la cantidad de bloatware que se incluye de fábrica; aunque es relativamente fácil eliminarlo y entendemos la intención del fabricante de dar más valor añadido al apartado de software, preferimos siempre que toda elección quede en manos del usuario final y que el sistema venga lo más limpio posible.
El apartado en el que normalmente se nota más el paso de un flagship a un dispositivo inferior (aunque aquí el Pixel 3a va a cambiar el paradigma al que estamos acostumbrados) es la cámara de fotos. La situación no es distinta con el View 20, incapaz de alcanzar los niveles de calidad de los terminales premium, pero que no decepciona en ningún momento. Deja un buen sabor de boca, de hecho; en la parte posterior encontramos una configuración dual formada por un sensor de 48 megapixels acompañado por un sensor tipo TOF (time of flight) para optimizar los efectos de profundidad, mientras que la cámara frontal - que, como hemos dicho, se integra en la propia pantalla - posee 25 megapixels. En ambos casos se beneficia de un sistema de inteligencia artificial para mejorar el contraste y aplicar HDR de forma inteligente, y los resultados son los esperados, por debajo de los de un Samsung S10, iPhone XS/XR o Pixel 3, pero superiores al OnePlus 6T y otros terminales de precio similar (una vez más, a falta de probar el Pixel 3a). Es una cámara que no defraudará al usuario medio, y que ofrece grandes resultados en buenas condiciones de luz (por la noche, quizás de forma esperable, la calidad empieza a flaquear), grabación de vídeo 1080p y 4K, imágenes con un buen rango dinámico tanto en el modo de disparo a 12mpx (donde por cada pixel se juntan cuatro, para ofrecer más nitidez y detalle) como en el "ultranítido" a 48mpx, y una app de fotografía sencilla de usar en su modo automático pero con suficientes opciones avanzadas para el usuario que desee un mayor grado de control. La cámara frontal también hace fotografías más que correctas, aunque al igual que la posterior tiene un modo retrato que todavía debe mejorar en futuras actualizaciones de firmware y cuyo recorte no siempre es adecuado.
Pero la sorpresa más agradable del View 20 es su autonomía. El tamaño de la carcasa permite montar en el interior una batería de 4.000mAh, la cual ofrece, junto con un sistema inteligente de administración por software, alrededor de ocho horas de pantalla activa y la seguridad de que podemos salir de casa por la mañana y volver por la noche sin sufrir por buscar un enchufe, pudiendo incluso alargarse a bien entrado el día siguiente si no hemos abusado de aplicaciones exigentes con el consumo (tipo juegos 3D complejos) o usado demasiado la cámara de fotos. A la hora de cargar, el dispositivo de Honor posee un sistema de carga rápida a través del puerto USB-C 3.1 que permite alcanzar el 100% de capacidad en apenas hora veinte minutos, con el cargador que se incluye de serie en la caja. Una buena noticia que compensa la ausencia de carga inalámbrica, un aspecto que puede resultar decepcionante para algunos pero que creo que la mayoría no echará demasiado en falta.
Lo cierto es que, alejado del prohibitivo rango de precios de los flagships, el Honor View 20 representa a la perfección esa nueva gama media que ha visto incrementado su coste hasta los 450-500 euros, pero que a cambio ofrece dispositivos con características impensables hace unos años. Es un segmento en el que creo que este terminal se puede encontrar bastante cómodo, porque ofrece un hardware y calidad de acabados superiores a la de los teléfonos chinos con un precio inferior, pero con recortes comprensibles para costar mucho menos que los móviles de gama alta. Hay muchas opciones en un mercado cada vez más abarrotado, pero para quien esté pensando en adquirir un móvil con un buen hardware y un diseño llamativo, una cámara más que decente y una excelente batería, el View 20 es, indudablemente, una de las mejores alternativas del momento.