Ice Age 3: El Origen de los Dinosaurios
Animalitos graciosos para los más jóvenes.
¿Qué hay que pedirle a un juego para niños? Pues que sea divertido, simpático, no muy difícil y algo estimulante, y que además sea capaz de llamar su atención. Esto último lo tenemos fácil: la serie de películas de "Ice Age" triunfan entre los más jóvenes —y los que los acompañan—. Sus personajes ya forman parte de la mitología del cine de animación, especialmente Scrat, esa ardilla que pierde irremediablemente su bellota.
Este juego sigue el argumento de la tercera película y los personajes que nos encontramos son los mismos: el mentado Scrat, la pareja de mamuts enamorados y en constante conflicto Manny y Ellie, Sid el perezoso, Diego el tigre y, por primera vez, Buck, una comadreja tuerta.
Todo se basa en los simpáticos diálogos y en los constantes chascarrillos que van soltando los protagonistas; la verdadera lástima es que ni de lejos el guión se acerca al de las películas, y la mayoría de situaciones no son especialmente divertidas. Las escenas de introducción, que son bastante largas, sirven para introducir cada apartado del juego.
La historia se presenta, primero, como un pequeño tutorial que nos enseñará los controles básicos y nos dice por dónde van los tiros. Desde la primera vez que cogemos el mando ya vemos que el control es sencillo y fácil, apto para todos los miembros de la familia. A medida que avanzamos el argumento nos transporta a una tierra llena de dinousarios y plantas carnívoras y la dificultad aumenta sensiblemente.
Cada personaje se juega de forma distinta. Sid, por ejemplo, nos transporta a los plataformas más clásicos: saltos, exploración, golpear a los enemigos... mientras que otros, como Diego, tienen fases más de "velocidad" en las que tenemos que perseguir objetivos que se lanzan a la carrera. Todo en perfecto 3D excepto las geniales fases de Scrat, divertidísimos, en una especie de 2D que dan aire fresco a la dinámica general.
Con todo, una de las grandes virtudes del juego es que la mecánica varía significativamente entre fase y fase, y eso lo convierte en un juego bastante dinámico y que no se hace repetitivo. También, y como aliciente complementario, podemos ir recolectando una serie de frutas que aumentarán las habilidades de los personajes y que desbloquarán varios minijuegos para que los probemos con otros colegas en la misma consola (lanzar bolas de barro, luchas montados en bolas de nieve...).
A nivel técnico tampoco nos encontramos ninguna sorpresa. El modelado en tres dimensiones está bien, pero no penséis ni por un segundo que vais a encontrar un nivel de detalle similar al de las películas. Las animaciones son flojitas y las texturas más bien exageradas, pero se compensa con un color divertido y un tono amigable.
No nos engañemos, ninguno de los apartados del juego es extraordinariamente divertido ni tiene nada especial. Este Ice Age 3 es un juego sin estridencias ni ideas propias y es la típica adaptación de película, pero juega bien sus cartas y no falla en ningún apartado. Para los adultos hay muchas, muchísimas mejores opciones, pero si lo que buscamos es un juego para que los más pequeños pasen un buen rato... es una opción la mar de acertada y que os recomendamos.